El ingeniero en electrónica Wilfredo Loza fue uno de los más de mil profesionales que trabajaron en el proyecto de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) para poner en órbita el SAOCOM 1B, que desde el domingo surca el espacio transmitiendo información para la producción agropecuaria y la gestión de emergencias ambientales.

Pero para Salta, Wilfredo es el salteño que, contradiciendo los dichos del ex presidente Mauricio Macri, cayó en la escuela pública y hoy puede decir que lanzó dos satélites al espacio después de pasar por una universidad también pública y gracias a la inversión de un organismo estatal.

Nacido en Villa Soledad (zona sur de la ciudad de Salta), Wilfredo Loza se crió con sus padres y fue el tercero de siete hermanos. Se siente orgulloso de haber estudiado en la Técnica II Alberto Einstein y luego en la Facultad de Ciencias Exactas de la UNC.

Antes, como muchos argentinos, debió emigrar en 2001 en busca de mejores horizontes. Junto a su familia vivieron en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), “mi papá se dedicaba los áridos y en ese momento, por la situación del país nos tuvimos que ir”.

Allí intentó estudiar un año ingeniería electrónica, “pero se hace imposible sostener los aranceles universitarios”, por lo que junto a uno de sus hermanos retornaron al país en 2003 y se instalaron en Córdoba, donde siguió estudiando en la universidad pública la carrera que ya había comenzado en Santa Cruz.

“Soy un agradecido de la educación pública y de la calidad de enseñanza que recibimos, que es reconocida en todo el mundo”, dijo Wilfredo, quien recuerda y rescata especialmente todo lo aprendido en en Colegio de Enseñanza Técnica II salteño.

Una vez egresado, trabajó primero para una firma dedicada a realizar equipos de terapia intensiva, y de allí para “una empresa de servicios tecnológicos que realizaba tareas de cableado y calidad del primer SAOCOM”. Pero las políticas de vaciamiento del desarrollo en ciencia y tecnología de la gestión Cambiemos generaron la quiebra de muchas de las tercerizadas, y Loza perdió su puesto laboral en 2015.

Un mes más tarde, la misma Comisión Nacional de Actividades Espaciales lo contrató para su laboratorio de electrónica “pero como se había congelado toda la inversión y los proyectos, vivíamos con miedo a quedarnos de nuevo en la calle”.

“Esa fue una época de vaciamiento de la CONAE”, sostuvo el ingeniero en electrónica, quien, sin embargo, vio cómo se lanzó el primer SAOCOM 1A en 2018, “ya que había quedado a punto de finalizar, mientras el 1B estaba en proceso”.

Hoy presta servicios para la firma pública VENG (Vehículo Espacial Nueva Generación), que trabaja en conjunto con la CONAE. Vive en el barrio Güemes de la Capital cordobesa y desde allí se traslada al Centro Espacial Teófilo Tabanera, ubicado en la localidad de Falda del Carmen, a 30 kilómetros de la ciudad.

Asegura que vivió junto con otros compañeros de trabajo “como el parto de un hijo el lanzamiento del SAOCOM 1B” por todo lo que significó para sus vidas, “nos dio una alegría enorme ver como se desplegaban las antenas y comenzaba a funcionar”. El salteño formó parte de la construcción de los módulos electrónicos que lleva la antena en el Laboratorio de integración electrónica.

Esos módulos monitorean las señales de microondas que se envían a la tierra”, explicó. Además, el centro espacial de Córdoba es el que recibe “la telemetría del satélite” y realiza el monitoreo constante con las imágenes que emite.

Se entusiasma al saber que la nueva gestión del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación “cambió su forma de pensar en invertir en el desarrollo aeroespacial”. “Va a volver a tener presupuesto especial el área de acceso espacial para poder hacer lanzamientos, algo que se había congelado en el gobierno anterior”, añadió.

“Para mí es un orgullo formar parte de este equipo con la calidad con la que se trabaja, es muy importante, además nos están capacitando permanentemente”, indicó, y subrayó la importancia de la inversión estatal que requiere el sector para desarrollar la carrera espacial, “es un gran aporte también para la Argentina en soberanía espacial y tecnológica”.

Desde la CONAE se están desarrollando tres satélites más “que son más chicos que estos dos pero con tecnología de punta también, y toda la parte de integración electrónica se va a desarrollar en Córdoba”.

“Los SAOCOM son claves para medir la humedad del suelo y obtener información de la superficie terrestre”, detalló el ingeniero, ya que trabajan con microondas que operan ante cualquier circunstancia meteorológica, “siempre emiten y reciben señales para poder procesar datos para el sector agropecuario sobre todo”.

Mediante un convenio de colaboración entre el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la CONAE, la información brindada por la Misión SAOCOM sobre humedad de suelo ayudará a que los productores sepan cuál es el mejor momento para la siembra, fertilización y riego, en cultivos como soja, maíz, trigo y girasol.

También brindará soporte en relación al uso de productos químicos para el control de enfermedades en cultivos, y pronosticará inundaciones en el marco de la cooperación entre el Instituto Nacional del Agua (INA) y la CONAE. “Estas características hacen que los SAOCOM sean especialmente útiles para prevenir, monitorear, mitigar y evaluar catástrofes naturales o antrópicas”, informaron desde la Comisión de actividades Espaciales.