La fortaleza de la movida tanguera contemporánea queda evidenciada cuando muchos de los nuevos grupos entienden que en su ADN están más presentes las orquestas de la década del '90 y de comienzos del siglo XXI que de los clásicos. Porque el bandoneón se amigó con el rock y pueden tomar una birra porque ambos son ritmos urbanos y caminan las mismas veredas. Alto Bondi es uno de esos conjuntos tangueros ultra contemporáneos, que no buscan sonar como las orquestas típicas de la época de oro del género. Funcionan como cooperativa, pero llevan la experiencia más allá y firman en conjunto tanto los arreglos como las letras de su flamante disco debut, Lymbo, que presentarán esta noche 21.30 en Galpón B (Cochabamba 2536).

El lugar de la presentación no es casual, dos de los integrantes del quinteto también aportan en Ciudad Baigón, la orquesta que montó Galpón B. Y desde luego, reconocen en Baigón, la Orquesta Típica Fernández Fierro y otros como La Chicana o Altertango una cercanía "en la forma de tocar y de componer", según comenta el bandoneonista Ignacio Santos. "Siempre tenemos el conocimiento de cómo tocaban los viejos maestros, pero nos hacemos muy cargo de que tocamos un tango de ahora, incluso en la temática de las letras y los gestos, como incorporar una guitarra eléctrica", reflexiona Santos.

La actualidad de las letras queda patente en cuanto se presta atención. "En el quinteto varios componen las letras y hablándolo veíamos de que aparecen mucho los nuevos vicios urbanos, las nuevas enfermedades como los ataques de pánico, la automedicación constante", señala el bandoneonista. Así aparece, por ejemplo, "Pastillita" ("para aceptar / verme claro en la ansiedad", desliza en un pasaje), o abordan los amores a un click en "Larga distancia", o las cuestiones de género en "Milagros", que abre con una expresión de deseo de decidir sobre el propio cuerpo (y aunque sea un tango que retome el viejos tópico de la prostitución, los hace desde una perspectiva actual).

Lymbo es un disco bravo, intenso, pero no se vuelve agobiante. "No somos de la onda oscura, tenemos nuestros momentos darkies pero somos más para arriba", considera el músico, a cuento de la oscuridad que permea a muchas de las otras orquestas con influencias más rockeras. Y aunque el mismo disco tampoco sea un faro de luz, es un poco más liviano. En vivo, Alto Bondi suena aún "más arriba", en parte gracias a la actitud más "funky" de su guitarrista Jonatan Álvarez. "Es un violero que hace tango en muchos otros grupos, pero hace funk desde siempre y en vivo le sale solo", cuenta Santos sobre su compañero del quinteto que integran junto a Natalia Lagos (voz), Gabriel Gowezniansky (violín), Germán Sánchez (contrabajo) y Noelia Sinkunas (piano). Otra forma de seguir aportando al género, poniéndolo a tono con estos días.