Les argentinos acabamos de vivir una semana intensa. La asonada golpista de la Bonaerense llegó a las puertas de Olivos, con paso previo por la residencia del gobernador. Kicillof es el objetivo a desgastar por el poder económico-mediático. La derecha opera fuerte para que no haya trasvasamiento generacional de progresistas explícitos con buenas gestiones. No quieren herederos exitosos de CFK. Esta más que claro que este intento destituyente no será el último. La derecha juega a que no haya elecciones legislativas en 2021, ese es su principal objetivo. Temen perderlas lejos.

El gobierno de Alberto es el único en la historia argentina al que 17 días antes de asumir le hicieron la primera protesta. Fue cuando un grupo constituido por militantes del PRO autodenominado Campo +Ciudad se pararon a la vera de las rutas e iniciaron una campaña mediática de desestabilización del gobierno por asumir. La derecha argentina no es opositora, es golpista.

Las elecciones del 21 no son unas elecciones más de las típicas legislativas de medio término en donde la ciudadanía califica la gestión de gobierno. ¡No!... Estas elecciones son bien distintas, tienen una significación política más profunda, son elecciones de “rumbo”. No confundirse. Si la derecha gana ya sabemos hacia dónde vamos: será macrismo explícito, aunque casi seguro que con la cara de Larreta. El campo nacional y popular necesita ganar esa elección en forma imperiosa y con amplitud. Si no… chau gobierno. Es la única forma de lograr mayoría en la Cámara de Diputados de la Nación para tener número suficiente de diputados y senadores y no depender de nadie. 

Esa mayoría legislativa nos permitirá trabajar dos iniciativas políticas claves y concomitantes: la reforma judicial y la tributaria, dos cimientos imprescindibles para construir una sociedad más igualitaria. Es decir, poder cobrarle impuestos a los más ricos para distribuir a los sectores populares, sin que la justicia lo invalide, frene o desnaturalice. Tal como hizo Perón (1947) cuando removió a toda la corte suprema de justicia. No hay trasformaciones económicas posibles en democracia sin una justicia que acompañe. Esto es tanto para un lado como para otro. Menen y Macri nos mostraron como se maneja el poder cuando se quiere transformar (para mal) la economía. Primero la corte.

El segundo es que necesitamos lograr esa mayoría también en las cámaras bonaerenses para fortalecer al gobierno de Kiciloff para que pueda gobernar sin ataduras. Sin mayoría no puede ni siquiera cambiar al Procurador de la Corte. Que la gestión de Kicillof tenga éxito es clave para que el proyecto tenga descendencia. Es la peana donde asentar las aspiraciones de continuidad progresista de construir un país más igualitario.

Pero para que nos vaya bien en las elecciones es necesario gobernar bien, y eso requiere-antes que nada- valorizar la unidad como un bien del conjunto que debemos cuidar. Lo cual no significa pensar lo mismo en todo, ni ocultar disidencias, sino administrar inteligentemente el conflicto dentro del espacio. Por lo que se hace imprescindible encontrar un ámbito formal donde las distintas agrupaciones que componen el Frente de Todos (políticas, gremiales, movimientos sociales) puedan reunirse a discutir en lo que no coinciden.

La unidad de Alberto y Cristina es la madre fundadora de la unidad y es el bien estratégico que debemos custodiar como un verdadero tesoro. La derecha esta vez no va a lograr dividirnos…salud y cosechas.

Máximo Paz,  Septiembre de 2020.