La Anses evalúa en avanzar en una nueva moratoria previsional para las personas que están en edad de jubilarse pero no cuentan con los 30 años de aportes que demanda la ley. PáginaI12 consultó a tres expertos en seguridad social, que con distintos matices, se mostraron a favor de una medida de este tipo, debido a que amplía la cobertura previsional. Pero además, porque son muy pocas las personas que podrían jubilarse sin una moratoria. Sólo 1 de cada 10 mujeres en edad de jubilarse tiene entre los 55-59 años más de 20 años de aportes. En los varones, sólo 2 de cada 10 entre 60-65 años cuentan con más de 20 años de aportes, según el boletín estadístico de la seguridad social de diciembre 2019.

Andrea Falcone afirmó que las moratorias “son siempre una buena medida”. Recordó que en el 2015 sólo 5 de cada 10 personas que llegaban a los 65 años tenían los años necesarios de aportes. “Ahora estamos peor por el crecimiento del trabajo informal”, explicó. Además, dijo que este tipo de mecanismos permiten ampliar la cobertura. En el último dato de la EPH, la cobertura previsional de personas de 65 años alcanzó el valor más alto de la historia: 94 por ciento (95,7 por ciento en mujeres y 91,6 por ciento en hombres), según el primer trimestre 2020.

Miguel Fernández Pastor, abogado especializado en seguridad social, calificó a una medida de este tipo como “muy positiva y necesaria”, aunque propone cambios. Por un lado, dijo que los beneficiarios de la pensión para el adulto mayor (Puam), que equivale al 80 por ciento de una jubilación mínima, deberían poder acceder a esta moratoria. Además, estima que en los últimos cuatro años “280 mil personas se quedaron afuera del sistema por no haber podido utilizar ninguna moratoria”.

Esto ocurre porque el período de corte continúa en el año 2003, pese a que con la ley de reparación histórica se extendió el plazo para acogerse. Una mujer que hoy tiene 60 años, cumplió 18 en 1978, por lo que hasta el 2003 puede sumar 25 años de servicio por una moratoria, y necesita otros 5 de aportes efectivos luego de 2003. En tanto, en el caso de los hombres, permite regularizar aportes hasta 1993. Un hombre de 65 años, nacido en 1955, cumplió 18 años en 1973, por lo que hasta 1993 puede obtener 20 años de servicio por moratoria, y así necesita otros 10 años de aportes efectivos luego de 1993 para jubilarse.

Una modificación que le haría Fernández Pastor es eliminar la presentación del “certificado de pobreza”. Surgió tras las críticas de que a la moratoria accedieron personas de alto poder adquisitivo y desincentivó aportes al sistema. “Nadie planifica una vida sin aportes, es un absurdo suponer que alguien no va a trabajar”, justificó.

Carlos Martínez, economista e investigador de la Universidad General Sarmiento (Ungs), aseguró que se debería buscar una solución de fondo. “La ventana se va cerrando año a año, cada vez necesitas más años de aporte efectivo, entonces cada varios años necesitas estirar los plazos, pero vas a volver a tener el mismo problema”, explicó. “Desde el punto de vista social, el efecto es bueno, pero no hay sostenibilidad institucional, se ayuda a una generación, ¿pero la siguiente?”, se preguntó. Sobre este punto, la abogada Falcone opinó que una ampliación del plazo debe acompañarse de políticas de mayor blanqueo laboral.

Además, Martínez opinó que la Puam no funcionó, no sólo porque el 80 por ciento de la mínima es un monto muy bajo, sino porque después de cuatro años sólo se generaron 170 mil beneficios de este tipo. “Aunque es universal, la gente no accede, la cantidad de gente que cumple los requisitos es mucho más que eso”, aseguró. Según los últimos datos de Anses de mayo de 2020, de las las mujeres de 55-59 años que aportan al Sipa (634.319), el 60 por ciento tienen menos de 5 años de aporte. En el caso de los hombres de entre 60-64 años (674.687), casi el 70 por ciento tiene menos de 20 años de aportes, y el 30 por ciento tiene menos de 5 años de aportes.