El presidente Alberto Fernández pudo unir las diferentes posiciones internas sobre qué hacer con respecto al dólar al presentar las nuevas resoluciones sobre la adquisición de divisas el mismo día del envío del proyecto Presupuesto 2021 al Congreso. De esa forma, el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, consiguió las restricciones para el goteo de las reservas que venía reclamando y el ministro de Economía, Martín Guzmán, su idea de que esas medidas fueran vistas como una parte de un plan más abarcativo como el del presupuesto, de manera que no quedaran aisladas sino como un todo sólido y factible. Pero, coincidían varios de los involucrados en la estrategia, ese efecto no se había conseguido porque el dólar tapó todo. Por eso, ya desde ayer empezaron a salir otros funcionarios del área económica a explicar mejor lo resuelto y, en especial, el contexto y el objetivo.

Dos sábados atrás, hubo una charla en Olivos entre Fernández y Guzmán que resultó clave para la decisión. El ministro de Economía le comentó al Presidente sobre lo nocivo que podría resultar si directamente se prohibía la posibilidad de adquirir los 200 dólares como impulsaba Pesce, quien quería terminar de una vez con la salida de reservas que se repite cada principio de mes cuando se cobran los sueldos. Guzmán entiende que el "blue" es un mercado de poco volumen y operado con dinero por fuera del sistema, pero que tiene un efecto psicológico para el resto de la economía. Le dijo al Presidente que prohibir el dólar ahorro dispararía el blue, por lo que terminaría resultando contraproducente. Le aconsejó esperar unos días hasta que el efecto del acuerdo por la deuda y el inicio de las conversaciones con el Fondo llevaran tranquilidad a los mercados. 

Pero la primera semana de septiembre volvió a verificarse una compra masiva de dólares, así que la decisión del Presidente fue que algo debía hacerse. Si Guzmán no estaba de acuerdo con la prohibición de la comprar dólar ahorro había que buscar otra medida, el ministro acató. Las distintas propuestas comenzaron a barajarse en el gabinete económico del que participan Guzmán y Pesce junto a Santiago Cafiero, Cecilia Todesca, Matías Kulfas, Daniel Arroyo, Claudio Moroni y Mercedes Marcó del Pont. Uno de sus integrantes aseguraba ayer que una de las características de este Gobierno es que las conversaciones se desarrollan siempre en tono amable. "Se ponen todas las ideas sobre la mesa y se analizan, nadie grita ni hace causa por alguna de esas propuestas", comentó.

En esas reuniones surgió que las críticas que le hacían al Gobierno eran que "están perdiendo reservas y no hace nada" y que "no tienen plan". De ahí resultó que como respuesta a esos dos cuestionamientos repetidos se analizaran restricciones a la compra de dólares junto con el diseño del proyecto de presupuesto. La lógica es que se necesita comprar tiempo hasta tranquilizar la economía. Con un país que no puede acceder a los mercados, ni puede aumentar sus exportaciones a un mundo en crisis por la pandemia, la única que queda es cuidar las reservas durante estos meses. La AFIP acercó algunas de las propuestas para limitar el acceso al dólar y tomó cuerpo la idea de sumar a las grandes empresas endeudadas en divisas al esfuerzo del Gobierno y de las provincias que reestructuraron sus pagos para más adelante.

Guzmán aceptó la idea porque no aparecían como medidas aisladas para frenar la salida de dólares sino que se trataba de disposiciones temporales para superar los problemas de una coyuntura muy especial, que una vez transitada quedarían diluidas por el plan que marca el presupuesto, que a su entender es sólido en lo macroeconómico. "La restricción externa es un problema muy viejo en nuestra economía que no se supera con cuatro resoluciones. La cuestión cambiaria es complementaria. Lo que pasa es que recuperar la confianza es un largo camino", evaluaban en el despacho del ministro.

Evaluaron hacer una presentación conjunta con Guzmán y Pesce, uno hablando del presupuesto y otro del dólar, para que quedara bien claro que era todo parte del mismo plan. Pero concluyeron que las medidas respecto al dólar acapararían toda la atención y nadie hablaría del presupuesto, así que mejor hacerlo el mismo día pero por separado. De paso, hacían un guiño a la ortodoxia económica que levanta loas a la independencia del Banco Central. 

Pero desde varios despachos de Gobierno ayer coincidían que ese efecto de un gran plan único no se había conseguido. Que se habló mucho del dólar y casi nada del presupuesto y que nadie ponía las medidas en el contexto deseado. Más allá de despotricar con una realidad mediática muy desfavorable para cualquier iniciativa oficial, también en la Casa Rosada había quienes le achacaban alguna responsabilidad al bajo perfil de Guzmán y Pesce. Desde el Presidente para abajo, todos en Gobierno elogian la capacidad técnica e intelectual de ambos funcionarios, pero también es evidente que se sienten incómodos cuando les toca ocupar un rol central y explicar medidas. Por eso, ya desde ayer, los vicepresidentes del Banco Central Sergio Woyecheszen y Jorge Carrera, salieron también a comunicar, lo mismo que otros integrantes del gabinete económico como Todesca, Kulfas y Marcó del Pont. 

La reacción de los mercados no fue positiva. "La foto no es buena, esperemos que la película tenga final feliz", decían cerca de Guzmán, luego de que se verificara la presunción del ministro con el alza del blue. Imaginan unos días de turbulencias para luego entrar en una etapa de estabilidad. El Presidente hizo una referencia al tema durante el acto de presentación del plan Conectar. "Los dólares hacen falta para producir, no para guardar", afirmó. Era la idea que había que explicar.