Con la consigna “una luz por la república” y los discursos que desde 2008 son marca registrada en las marchas opositoras en CABA, algunos cientos de personas, mujeres de edad en su mayoría, se congregaron con velas frente al Palacio de Tribunales. La marcha de las antorchas, como se la convocó desde el anonimato en las redes sociales, se enmarca en las presiones de la prensa republicana a la Corte Suprema para que se pronuncie sobre los traslados irregulares de jueces durante el gobierno de Cambiemos, que el Senado acaba de rechazar porque se hicieron sin su acuerdo, que exige la Constitución. A las siete de la tarde, hora de la cita, la bancada de diputados de Juntos por el Cambio difundió un comunicado exhortando a los cortesanos a pronunciarse para que Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Germán Castelli sigan en los puestos donde los ubicó Mauricio Macri por decreto.

La concentración en plena pandemia se inscribe en la larga secuencia de banderazos y cacerolazos con los que el núcleo duro de Cambiemos aspira a recuperar protagonismo. La prensa amiga adjudicó la convocatoria a “colegios de abogados de todo el país” pese a que ni siquiera llamó a marchar el de calle Montevideo, que la semana pasada se pronunció contra la “inadmisible remoción” de jueces. “A título personal iré a acompañar entendiendo que hay que pedirle a la Justicia frente a una cuestión institucional de la envergadura del caso de los tres jueces”, aclaró su titular, Máximo Fonrouge, miembro del directorio del diario La Nación. Tampoco convocó la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional. “Con la marcha no nos metemos y no hemos opinado, tiene todo el mundo que integra la asociación la libertad de sumarse o no, eso lo decide cada uno”, dijo su presidente Marcelo Gallo Tagle.

Desde la dirigencia política, el diputado macrista Jorge Enríquez difundió un video llamando a enfrentar “la embestida del oscurantismo autoritario” e iluminar “el camino de la Constitución, el único que nos va a garantizar paz, libertad y progreso”. Antes explicó que “el kirchnerismo avanza en su plan de impunidad y de destrucción de la república” y “como parte de esa estrategia ha desplazado a tres jueces dignos que investigan la corrupción de Cristina Fernández y sus secuaces”. Dejó en claro que la idea era presionar a la Corte para que resuelva “si avala este atropello o ejerce su rol de defensa de la Constitución”. Su colega Graciela Ocaña llamó a marchar contra “el avasallamiento del Poder Judicial” y “por el respeto a nuestras instituciones”. Entre los pocos que difundieron la convocatoria se anotaron el diputado Fernando Iglesias y el periodista del Grupo Clarín Daniel Santoro, procesado por espionaje ilegal. La ONG Será Justicia llamó a marchar “con antorchas y respetando las normas sanitarias”.

Juzgar a la señora

A minutos de la hora de la cita hay apenas medio centenar de personas sobre la vereda de Plaza Lavalle. “Exigimos justicia, basta de impunidad”, señala una larga bandera que sostienen mujeres mayores. El palacio de tribunales está protegido por un vallado del que cuelgan frascos con velas que se encenderán más tarde. Se ven pancartas con leyendas como “La Corte: salven a la República, aprueben el per saltum”, “Juntos por la democracia y la República”, “No a la reforma. Bruglia, Bertuzi y Castelli, el pueblo los apoya”, o “Cristina déspota. ¿Ya amenazaste a los ministros con juicios políticos?”

“Somos activistas por la justicia independiente y contra la corrupción”, se presenta una mujer que intenta conducir al resto con su megáfono. “Estamos viniendo desde la semana pasada, los días que se reúne la Corte, martes y jueves de 11 a 13, y el martes vamos a estar desde las diez, para pedir que reflexionen, que toda la gente pide República”, explica. “Estoy con ella”, la apoya una amiga, mientras circula el rumor de que llegaría el cómico Alfredo Casero.

“Vinimos en grupo porque somos ciudadanas que queremos que nos escuchen y queremos que la Corte se pronuncie rápido, porque si no no va a tener valor lo que está pasando. Que piense en la responsabilidad que tiene. Lamentablemente va a tener que ser árbitro, y lo va a tener que hacer rápido porque si no la Magistratura va a nombrar a otros jueces y es un desastre”, alerta otra mujer con vaso y vela en mano.

“Somos autoconvocados, au-to-con-vo-ca-dos”, levanta la voz y el dedo una acompañante. “Venimos espontáneamente”, destaca. De fondo corean “Argentina, Argentina”, que algunos reformulan “Argentina, sin Cristina”. Otros cartones plantean “Mafia o República, vos elegís. Seamos libres”, o “Argentina quiero verte feliz”.

“La Justicia tiene un rol que cumplir, que es juzgar a la señora vicepresidente, que cometió crímenes contra el pueblo argentino”, explica con convicción otra señora. Su barbijo lleva la frase “qué gobierno de mierda”. “La señora se cree la reina de la Argentina y es una simple delincuente”, insiste, y aclara que “el Presidente es un títere, a ver si nos damos cuenta”.

“Están robando mucho”, dice un muchacho con un cartel con el dibujo de CFK y la frase “45 millones de pobres” sobre una cruz esvástica. ¿Cómo la explica? “Esto es fascismo, se han robado todo, es un genocidio de pobreza”, se explaya. Otro hombre con la linterna del celular prendida se presenta como venezolano radicado en la Argentina y dice que “la Justicia se tiene que respetar”. “Estoy acá porque aprendí que la Corte Suprema es el resguardo de los ciudadanos cuando quienes gobiernan avasallan el poder. Venimos a decirle a los jueces que para eso se formaron”, apunta un tercero.

“La Corte es cómplice de la corrupción K. Dictadura K, basta”, escribió un señor en un cartón que muestra con orgullo. “Estoy anonadado con el tema de la Justicia, dolorido en el corazón, nunca pensé que estas cosas sucedieran en este país, que los jueces no tomen medidas”, dice. “Ellos hicieron un pato con el pueblo, con Dios y con la justicia, que iban a tomar la justicia en sus manos a favor de la gente y la patria, y hacen todo lo contrario”, se indigna. A pocos menos, una señora disfrazada de presa, con traje a rayas y barbijo de “qué gobierno de mierda”, se toma selfies junto a las vallas, donde minutos después una veintena de mujeres entonarán “No tenemos miedo, no tenemos miedo…”

Una de las quejas que circulan en voz baja es por la ausencia de dirigentes políticos. Las excepciones son los diputados macristas Enríquez y Waldo Wolff. Casero nunca llegó pero sí está el ex ingeniero Juan Carlos Blumberg, vela en mano, con corbata y saco almidonado.

“Queremos que se termine esta farsa, que los jueces actúen libremente”, fundamenta su presencia un hombre calvo. “El pueblo antiperonista estamos (sic) todos juntos contra esta runfla canallezca”, explica otro señor que admite ser “gorila de alma”.

--¿Por qué califica de esa manera?

--Porque se me da la gana y tengo 66 años –responde.

--¿Qué las trajo hasta aquí? --le preguntan a una dama con vela. 

--Nadie nos trajo --se pone a la defensiva. 

--¿Qué tema las trajo? 

--La república.

--¿Está en peligro la república?

--Totalmente.

--¿Por qué?

--No hay división de poderes, no se respeta a la Justicia.

--Nadie nos trajo, vinimos so-li-tas, caminando --aclara su amiga.

De fondo, una bandera negra con letras blancas: “Todos somos Nisman. Equipo Republicano”.


Fotos: Leandro Teysseire