“Lo primero que se pierde de los ausentes es la voz”, advierte el narrador con el aliento en la nuca de Gaspar, el protagonista principal de una novela oscura que conquista cada vez más lectores y suma su tercer premio a menos de un año de su publicación. Mariana Enriquez ganó el Premio de la Crítica 2019 en la categoría Narrativa por su novela Nuestra parte de noche (Anagrama), una distinción que otorga anualmente la Asociación Española de Críticos Literarios (AECL) desde 1956, cuando lo obtuvo por primera vez Camilo José Cela. Enriquez es la primera escritora argentina en ganar y la quinta mujer sobre un total de 63 premiados, entre los que se destacan Ana María Matute (España), Mario Vargas Llosa (Perú), Eduardo Mendoza (España), José Donoso (Chile), Juan Carlos Onetti (Uruguay), Antonio Muñoz Molina (España), Juan Marsé (España), Javier Marías (España), Enrique Vila-Matas (España), Rafael Chirbes (España), Ricardo Piglia (Argentina), Andrés Neuman (Argentina) y Fernando Aramburu (España).

“No me lo esperaba y no sabía que estaba considerada entre los finalistas. Me enteré hace unos días por un tuit de Patricio Pron”, cuenta Enriquez, que recibió un mail a través del cual se enteró de que había ganado el Premio de la Crítica. “El tema de la minoría de mujeres en los premios está cambiando bastante en los últimos años, pero lentamente. Para mí es como una doble alegría: es una alegría personal y una alegría de intervención en el campo de las mujeres”, reconoce la ganadora, editora del suplemento Radar de Página/12 y directora de Letras del Fondo Nacional de las Artes. El camino de los premios empezó el 4 de noviembre de 2019 cuando se convirtió en la primera escritora argentina en ganar el Premio Herralde de Novela con Nuestra parte de noche. El 10 de julio de este año obtuvo el Premio Celsius a la mejor novela de Ciencia Ficción, Terror o Fantasía en español, otorgado por la Semana Negra de Gijón, por aunar “la virtudes de la mejor literatura gótica y terror contemporáneas con la evocación histórica de un período convulso de la historia moderna argentina”.

En las 667 páginas de Nuestra parte de noche se narra el viaje de Juan con su hijo Gaspar hacia las cataratas del Iguazú durante la dictadura cívico-militar. Los dos están obligados a sobrevivir a la muerte de Rosario, la madre de Gaspar, en un accidente no esclarecido. El padre, tironeado por la pérdida y aquejado por problemas de salud, teme que su hijo haya heredado sus cualidades como médium y sea usado por “la Orden”, una sociedad secreta que contacta con la Oscuridad para garantizar la inmortalidad a través de rituales atroces. Novela que se despliega en varios tiempos (en un arco que va de 1981 hasta 1997) y espacios geográficos (Misiones, Buenos Aires y Londres), la trama retrocede hasta el primer inglés de apellido Bradford que llegó a la Argentina, participó de la Campaña del Desierto y recibió tierras del gobierno como recompensa por sus acciones militares. “Todas las fortunas se construyen sobre el sufrimiento de los otros y la construcción de la nuestra, aunque tiene características únicas e insólitas, no es una excepción”, recuerda Rosario, antropóloga y madre de Gaspar.

Como sucedió también con el Premio Celsius, al Premio de la Crítica no se presentó Enriquez, sino que un jurado fue el que decidió postular la novela como una de las candidatas. La edición de este año debía haberse celebrado en abril en Málaga, pero el acto fue pospuesto por la pandemia de Covid-19. El presidente de la AECL, Ángel Basanta, se reunió virtualmente junto a veinte destacados críticos literarios que integraron el jurado de esta edición: Fernando Valls, Javier Goñi, Pilar Castro, Araceli Iravedra, José Jurado Morales, José Luis Martín Nogales, Selena Millares y Manuel Ángel Morales Escudero, entre otros. “Este año era de los buenos, había varios libros que se podrían haber llevado el premio, pero pesa la convicción de que este es el mejor”, dijo Basanta sobre Nuestra parte de noche, novela que en España va por su tercera edición y que ha sido traducida a 16 lenguas: inglés, portugués, italiano, francés, alemán, holandés, sueco, noruego, polaco y chino, entre otras.

¿Qué encuentran las lectoras y lectores en Nuestra parte de noche? “Lo que me dicen que encontraron en la novela es que se fascinaron con los personajes; también les gustó mucho la cuestión de que sea un libro político y al mismo tiempo un libro de género. No es una mezcla tan rara, pero es una mezcla que por fuera del género los lectores no están tan acostumbrados a leer. Como está publicada en Anagrama, captó lectores que no son necesariamente los lectores que este texto hubiese tenido en otro contexto”, explica Enriquez (Buenos Aires, 1973), autora de los libros de cuentos Los peligros de fumar en la cama y Las cosas que perdimos en el fuego; las novelas Bajar es lo peor, Cómo desaparecer completamente (reeditada en la colección “8M” de Página/12) y Este es el mar; y la biografía sobre Silvina Ocampo, La hermana menor. “También me dicen que la novela larga les permite sumergirse en un mundo angustiante que provoca una especie de alivio extraño –agrega Enriquez-. Tengo lectores amigos que la leen de día porque de noche les da miedo; otros me agradecen y me dicen: ‘me salvó la cuarentena’, y yo digo ¿cómo les puede salvar la cuarentena una cosa tan oscura? Pero hay algo de un mundo desatado y una imaginación puesta al servicio de hablar de cuestiones de la realidad que creo que es lo que enganchó”.