Un Policía de la Ciudad fue detenido luego de atrincherarse en su casa de la localidad bonaerense de Ituzaingó. Tras ausentarse de sus tareas laborales durante dos días, un móvil fue a buscarlo a su residencia: Ricardo Acosta respondió a los tiros cuando los policías intentaban detenerlo

Acosta fue arrestado tras herir de un disparo en el abdomen a uno de los efectivos que participó del operativo y tomar como rehén a otro. El fiscal Patricio Ventricelli le solicitó al Juzgado de Garantías 2 que dicte su sobreseimiento y cierre la causa penal dado que dos psiquiatras determinaron que era la persona es "inimputable", aún sin explicar por qué -en caso de contar con esa patología- seguía perteneciendo a la fuerza de seguridad porteña.

El episodio ocurrió en la noche del lunes en una vivienda ubicada en Pintos al 900, en la zona oeste del Gran Buenos Aires, cuando dos agentes fueron a notificarlo para que se presentara a su puesto de trabajo en el Departamento de Operaciones Urbanas, ya que hacía dos días no tomaba servicio.

En ese momento, los efectivos escucharon desde el interior de la casa que Acosta gritaba y tenía el volumen de la música extremadamente alto. Los efectivos le pidieron que saliera de su vivienda, por lo que el policía comenzó a insultarlos y a amenazarlos con que los iba a matar.

Los investigadores indicaron que por el estado agresivo en el que se hallaba, se solicitó la presencia de refuerzos de la comisaría 1ra. de la zona, quienes llegaron a los pocos minutos. Ante el pedido de los efectivos, Acosta salió de la casa con un crucifijo y, cuando intentaron agarrarlo, logró zafarse y regresó a su domicilio.

Allí, según los pesquisas, disparó al menos 10 tiros, uno de los cuales impactó en el abdomen de uno de los policías que participaban del procedimiento, un subteniente que tenía puesto chaleco antibalas y fue trasladado al hospital de Haedo, donde se encuentra fuera de peligro.

En ese momento, otro efectivo quedó adentro del domicilio, donde fue tomado como rehén y amenazado de muerte por Acosta. Ante esta situación, el fiscal Ventricelli, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 2 Descentralizada de Ituzaingó, ordenó la intervención del Grupo Halcón de la policía bonaerense y la presencia de un mediador para tratar de que Acosta depusiera su actitud.

Finalmente, tras dos horas de negociaciones el efectivo de la Policía de la Ciudad quedó detenido y fue trasladado a la asesoría pericial donde el equipo de psicólogos y psiquiatras le realizaron estudios para saber si comprendió lo que sucedió. El resultado fue negativo: para los especialistas, Acosta no es consciente de sus actos.

En caso de avalar el sobreseimiento, el hombre quedará a disposición de un tribunal de familia que, según establece la Ley de Salud Mental, debe intervenir cuando algún inimputable comete un delito.