Marcos Actis siempre estuvo interesado en el espacio. Sin embargo, hace algunas décadas las alternativas universitarias para explorar este campo de la ciencia en el país eran muy pocas. A mediados de los años 80 descubrió que la carrera de Ingeniería Aeronáutica en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) era lo más cercano a estudiar lo aeroespacial que había en Argentina. Ahí empezó todo: con el título en mano, ya a principios de la década de los 90, comenzó a desarrollarse en su campo y se convirtió en uno de los fundadores del Grupo de Ensayos Mecánicos Aplicados (GEMA) en la UNLP.

Durante los 90, y con 30 años y monedas, se convirtió en el jefe más joven que había tenido el Departamento de Aeronáutica de esa universidad; y fue ahí cuando la Facultad de Ingeniería platense comenzó a trabajar con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE). Desde ese entonces, se involucró en el desarrollo de varios de los satélites nacionales puestos en órbita, incluso el SAOCOM 1B, que despegó el 30 de agosto desde Cabo Cañaveral. Actualmente, Actis es vicepresidente del Área Institucional y director del Centro Tecnológico Aeroespacial de la UNLP, además de flamante miembro del directorio de la CONAE.

En diálogo con el Suplemento Universidad, el destacado ingeniero repasó aspectos que hay que pulir para llegar a un desarrollo aeroespacial nacional pleno, y destacó la inversión y la formación de los estudiantes universitarios como los ejes para el despegue de este campo de la ciencia.

- ¿Qué es lo que se viene después del SAOCOM 1B?

-Siempre que se lanza el satélite ya se piensa en otras cosas. Cuando se construía el SAOCOM, el desarrollo permitió a INVAP fabricar los radares, que originalmente se iban a comprar afuera. Es importante que estos desarrollos no sean el motivo final de lo que va a ser, sino que en el camino generen más conocimiento. Creo que hoy se está pensando en un nuevo satélite que es el SABIA-Mar. Esperemos que, en un futuro, cuando se diseñe el nuevo plan espacial de Argentina, poder tener participación. En nuestro centro, gracias a todo esto, abrimos la carrera de Ingeniero Aeroespacial para que a los chicos no les pase lo mismo que a nosotros. Y estamos haciendo un proyecto de un lanzador liviano y de un satélite que lo lanzamos hace poco, un satélite universitario. Son proyectos que estamos haciendo para que nuestra gente no se desmotive y pueda aplicar todos los conocimientos que logramos en todos estos años.

- ¿Cuál es la importancia de la universidad pública en este proceso?

-Es extraordinaria, porque el hecho de que alumnos participen en proyectos no pasa en CONAE o INVAP. La universidad da la posibilidad de que los alumnos que estén aprendiendo tengan contacto con cosas reales. Cuando nos visitó en su momento el director de la NASA Daniel Goldin se sorprendió porque los alumnos estaban participando en el proyecto de un lanzador. Y eso lo permite la universidad pública, en otro lugar del mundo esto no tiene lugar.

- ¿Cómo se hace para que ese conocimiento se quede en Argentina y no haya fuga de cerebros?

-Que nuestro pueblo vote bien. Es una cuestión que no se entiende. Es muy difícil hacer entender que gobiernos como este apoyan a los desarrollos tecnológicos y no llaman gasto a la universidad. Nosotros no producimos dólares, cuando compramos algo afuera, hasta como un clavo, tenemos que usar dólares. En el mundo globalizado perdemos los nichos, por eso me puso mal la discontinuidad en el campo espacial de Argentina, porque es líder en Sudamérica. Me parece que Argentina debe ser líder en ciencia espacial y tener su lanzador, así va a tener sus propios satélites y va a poder poner en órbita otros de distintos países. Esas son inversiones que traerían dólares al país.

- ¿Qué piensa del convenio con SpaceX?

- Argentina es como todos, tenés que pedir una licitación internacional para poner un satélite en órbita. Es una cuestión de mercado. Al ARSAT lo colocó Arianne en Guayana Francesa. Ahora, los últimos dos satélites sí fueron por SpaceX.

- Pero SpaceX es la empresa de Elon Musk, ¿cree que eso atrae más atención los satélites argentinos lanzados por la compañía?

- SpaceX está lanzando permanentemente satélites. Es impresionante porque se han posicionado bien comercialmente. Pero SpaceX es SpaceX porque el gobierno invirtió millones y millones de dólares para llevar a los astronautas a la estación espacial, que antes tenían que hacerlo con Rusia. Es una empresa exitosa porque el Estado le inyecta millones. Nos quieren engañar con que el éxito fue sólo de Musk. En el mundo, los que desarrollan tecnología son los gobiernos. Es difícil que un privado tenga semejante inversión en el campo espacial.

Un lanzamiento histórico

- ¿Cómo fue el desarrollo del SAOCOM durante el gobierno de Mauricio Macri?

-Una lucha para cobrar los convenios. Fue darnos 20 mil vueltas para cobrar el trabajo que estábamos haciendo. Obviamente, las fases principales ya se habían hecho, quedaban muy pocas cosas. El satélite estaba construido en 2015, faltaba poco para lanzarse. Y luego se atrasó el proyecto. Por más recursos que le pongas, esto lleva su tiempo de desarrollo; no puede ir más rápido que lo que va el desarrollo científico. Hasta 2015 todos los recursos estaban, tanto para esto como el Lanzador Tronador, había una decisión muy firme por parte de Néstor Kirchner para realizar todo. Y en 2015 todo se convirtió en un aguante. El convenio continuo con la CONAE para trabajar el Tronador se nos cortó, dejando un montón de gente afuera.

- ¿Cómo se vivió el lanzamiento del satélite en este contexto?

-No es lo mismo estar en el lugar donde se lanza. Previamente podés ver el lanzador, ver todo lo que es el centro del lanzamiento y el control. Si bien contamos con una tecnología con la que podés ver todo online, no es la misma sensación que estar ahí y sentir el estruendo del vehículo cuando arranca.