Un amigo argentino, sin vinculación con Paraguay, me dijo el otro día: “Ese país es otro mundo: manejan unos niveles de ‘te canto retruco’ increíbles”, usando como metáfora la técnica del juego de cartas. El comentario me pareció muy representativo de lo que muchas veces se piensa sobre ese país desde Argentina (mi “acá”). Paraguay parece estar siempre renovándonos la sorpresa, por lo variado y cambiante que puede ser su escenario político y social. A menudo se nos aparece como un caso “disonante” con el resto de la región, por las especificidades de su historia, pero sobre todo por la pronunciada e histórica ignorancia que tenemos sobre el país vecino.

Ese desconocimiento nos impide analizar las similitudes que tiene Paraguay con el resto de la región y a partir de allí, descubrir los elementos que sí son efectivamente su monopolio y que responden al entramado histórico, político, cultural y económico paraguayo. Al no saber mucho de Paraguay, sucede que todo impacta como raro o novedoso, lo que deriva en la exotización (“ese país raro en el que pasan cosas extrañas”) o la subestimación (“Paraguay es un país atrasado/inferior”).

A partir de estos problemas, en muchos casos se ha estudiado a Paraguay -desde Argentina- como una “extensión” de las grietas y clivajes sociopolíticos, culturales y económicos de los dos países vecinos, desde disputas historiográficas ajenas, desde el desinterés analítico, desde la ajenidad total, desde las prácticas subordinantes de nuestra academia local y también desde los prejuicios de nuestros medios, con excepción de aquellxs periodistas conocedorxs o curiosxs del tema.

Desde el Grupo de Estudios Sociales sobre Paraguay-GESP, del Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe de la Universidad de Buenos Aires, intentamos aminorar estos sesgos –aunque también los tengamos- que existen al abordar Paraguay desde Argentina e incentivar los estudios paraguayos a partir de un conocimiento profundo de ese país. Lo hacemos desde tres campos generales: 1) Historia y política 2) Población, migración y demografía 3) Arte, literatura y cultura.

El GESP nació en 2008 y desde ese momento desarrollamos nuestras tareas de investigación y difusión sin financiamiento específico alguno. Somos un grupo de personas con estudios, oficios y profesiones diferentes reunidas en torno a un interés en común: Paraguay.

Llevamos adelante un taller que reúne investigadorxs que tienen a Paraguay como eje analítico. Además, consolidamos una revista académica, círculos de debate, charlas, conferencias y ciclos de cine.

Partimos de una idea horizontal de trabajo, con cercanía a los movimientos populares y con un gran compromiso con la lucha por los derechos humanos a ambos lados de la frontera.

Ahora que ya les conté e invité al GESP, me puedo refugiar en “Mi Asunción Mental”, donde viajo en tiempos de pandemia para revertir la distancia intransitable entre el país que habito, Argentina, y el que me enseña tanto, Paraguay.