Los incendios forestales avanzan en todo el país y en lo que va del año ya arrasaron más de 430 mil hectáreas en todo el país. De las nueve provincias con focos activos, las más afectadas al día de hoy son Córdoba y San Luis, adonde viajó este domingo el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié, para acompañar la llegada de dos aviones hidrantes y 76 brigadistas que se movilizaron desde distintos puntos del país. Además de señalar a la especulación inmobiliaria y a productores agropecuarios como responsables del fuego, los especialistas advierten sobre las consecuencias acumulativas del desastre ambiental. Sostienen que las sequías son producto de la deforestación de años anteriores y trazan un pronóstico desolador: los incendios provocarán nuevas sequías que a su vez realimentarán el ciclo de catástrofes naturales.

"Se habla de las sequías que posibilitan los incendios como si fueran un agente exógeno, como si no hubiera causas detrás de ellas. Cuando el año pasado en Brasil se incendió el Amazonas los especialistas ya decían que iba a haber consecuencias directas en toda la región y el aumento de sequías era una de ellas", aseguró en diálogo con Página 12 Guillermo Folguera, doctor en Ciencias Biológicas por la UBA e investigador del Conicet. Es que, para los especialistas, uno de los puntos más importantes a la hora de analizar las causas y consecuencias de los desastres ambientales se centra en comprender la conexión que existe entre los distintos fenómenos que ocurren a lo largo de los años en toda la región. 

"Hay una cuestión preocupante y es que cada presidente se ocupa de su país, cada gobernador de su provincia, cada intendente de su municipio, pero en términos ambientales todo está conectado: cuando se incendia el Amazonas impacta en Argentina", agregó Folguera. Por su parte, Roberto Bo, licenciado en Ciencias Biológicas por la UBA y director del Grupo de Investigación en Ecología de Humedales de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, explicó que "los efectos son acumulativos, la ocurrencia de un disturbio como la sequía potencia las posibilidades de que ocurra otro disturbio como el incendio. Con la sequía, por ejemplo, los árboles ya no tenían agua y ahora además los prenden fuego. No tenemos que potenciar los efectos negativos de la seca con malos manejos. En el Delta, si se observa cómo fueron apareciendo los focos queda claro que no fue la naturaleza".

Según el Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF), los incendios son producidos por intervenciones humanas en el 95 por ciento de los casos. En su visita a San Luis, el ministro Cabandié aseguró que "los Estados apagamos los incendios pero, como sucede muchas veces, luego se vuelven a encender. Ahí es la justicia la que tiene que actuar”. Además, el funcionario detalló que "hay distintas situaciones, a veces es lo ganadero, lo agrícola o lo inmobiliario, en la mayoría de los casos hay intencionalidad". En este sentido, el funcionario celebró el proyecto de ley presentado en el Cogreso por el diputado Máximo Kirchner que apunta a prohibir modificaciones en la utilización de los suelos en los bosques nativos afectados por incendios.  

A San Luis, donde se registran focos activos en Papagayo, El Morro y Carpintería, este domingo llegaron 76 brigadistas nacionales y 2 aviones hidrantes. Además de San Luis, hay otras ocho provincias con incendios: Córdoba, Jujuy, Catamarca, Misiones, Salta, Tucumán, Formosa y Chaco. En Córdoba, donde la situación es crítica desde hace más de una semana, hay focos en las serranías del noroeste provincial, entre el Valle de Punilla y Cruz del Eje, y también en los montes del sur en el departamento de Río Cuarto. Este domingo las condiciones climáticas fueron más favorables. Según un comunicado oficial del Gobierno de Córdoba, hubo un “alto porcentaje de humedad, cielo parcialmente nublado y un marcado descenso de la temperatura”.

El registro del SNMF indica que desde enero hasta el 15 de septiembre de este año, es decir, sin contar los grandes incendios de las últimas semanas, en Argentina se quemaron 434.975 hectáreas en 22 provincias. "En los últimos treinta años Argentina pasó a estar entre los diez países del mundo que más desforestó", señaló Folguera y agregó que "en términos ambientales nada bueno puede surgir de esto. La consecuencia más directa es la perdida de biodiversidad, pero también genera efectos a mediano y largo plazo". 

Para el especialista lo que se vive es un "espiral" de destrucción ambiental: "De golpe entramos en un espiral. La destrucción ambiental produce nuevos desgastes que lo único que hacen es intensificar los desastres. Ahora mismo hay un mapa de sequías que a su vez predice inundaciones en unos meses. En uno, dos, cinco años todo esto se intensificará". 

En este sentido, Folguera cree que habrá "un incremento productivista, algunos sectores ven estas cuestiones como oportunidades, es muy probable que los territorios quemados tomen forma de soja, vacas o negocios inmobiliarios". A su vez, el doctor en Ciencias Biológicas explicó que este proceso también repercutirá en los "procesos demográficos, hay políticas de despoblamiento porque cada vez es más difícil vivir en pequeños poblados".  

Del total de hectáreas quemadas a lo largo del año, la zona de las islas del Delta del Paraná fue las más afectada y solo en el territorio entrerriano se incendiaron 165.108 hectáreas. Según informó el Ministerio de Ambiente este domingo, ya no hay focos activos en las islas. Sin embargo, durante el año los incendios en esta zona se han apagado más de una vez y siempre se volvieron a encender. 

"En el Delta lo primero que necesitamos es que llueva y las perspectivas vienen mal, se está formando un ambiente más seco porque las perspectivas de recuperación de la cuenca del Paraná son lentas", explicó Bo, especialista en Ecología de Humedales, y agregó que "si viniera una creciente, el Paraná trae semillas y el sistema se recicla, pero si eso no pasa va a tardar mucho en recuperarse".

Además, el especialista detalló que "la magnitud y la duración de los fuegos hace que la situación sea muy problemática. Un pajonal quemado en el Delta se recupera en función de cuánto duró el fuego y cuán intenso fue. Si el fuego estuvo mucho tiempo y actuó constantemente se puede quemar la materia orgánica del suelo y la capacidad de recuperarse es menor. Este año las llamas llevan una duración enorme, hace diez meses que hay fuego en las islas y hay lugares que se quemaron más de una vez. Veo complicada la recuperación porque hay sectores en que se destruyó toda la capa orgánica".  

En cuanto a la situación de Córdoba, el especialista aseguró que "se quemaron áreas que antes no se quemaban y no es lo mismo recuperar un bosque que un pajonal". En este sentido, Bo explicó que, en los bosques con mucha biodiversidad, "cuando se quema aparecen arboles exóticos y volvés a tener un bosque pero distinto, con componentes que no son naturales ni originales" y añadió que "para ver el típico paisaje del bosquecito de Córdoba o recuperar un bosque ribereño en el Paraná van a pasar años". 

Informe: Santiago Brunetto