El sol que abrasa                  7 puntos

Yang guang pu zhao; Taiwán, 2019.

Dirección: Chung Mong-hong.

Guion: Chung Mong-hong y Chang Yaosheng.

Duración: 156 minutos.

Intérpretes: Chen Yi-Wen, Samantha Ko, Wu Chien-Ho, Liu Kuan-Ting.

Estreno: en Netflix.

Elegida hace escasos días como representante de su país para la próxima entrega de los premios Oscar, A Sun, la película del taiwanés Chung Mong-hong, está disponible en la plataforma de la N roja bajo el título El sol que abrasa, aunque bien lejos de los algoritmos de portada y las recomendaciones para la región. El quinto largometraje del director de Soul y El cuarto retrato, estrenado mundialmente el año pasado en el Festival de Toronto, abreva en una tradición con raíces muy fuertes en la cinematografía de la isla asiática: el drama familiar e intergeneracional, que tuvo en algunas de las primeras obras de Hou Hsiao-hsien, allá por mediados de los años 80, algunos de sus títulos más insignes. Es, sin embargo, la creación de otro coterráneo la que parece haber influenciado en mayor medida a Chung: la épica intimista A Brighter Summer Day, obra maestra del cineasta Edward Yang.

A diferencia de lo que ocurría en esa película, producida en 1991, el acto de violencia que envuelve y marca a fuego a los protagonistas del film de Chung no ocurre sobre el final de la historia sino en el comienzo, durante la secuencia de títulos, cuando dos jóvenes ingresan a un restaurante con la intención de intimidar a uno de los comensales. El plano de un brazo sangrando a borbotones y una mano amputada flotando en un plato de sopa podrían hacer pensar en algún ejemplar hiper violento del cine asiático de género, pero a lo largo de sus más de dos horas y media de metraje El sol que abrasa recorre senderos narrativos muy diversos. Mientras A-Ho paga en prisión su pecado de juventud, la vida continúa para los padres y su hermano A-Hao, quien, a diferencia del mayor, es un alumno aplicado y un muchacho de una bondad casi infinita. Entre citas del escritor Sima Guang, paseos diurnos con una compañera de escuela y la ayuda que le brinda a la noviecita del presidiario –a quien A-Ho embarazó antes del comienzo del encierro– el adolescente anida en su interior ciertos anhelos y frustraciones que nunca deja traslucir en sus acciones.

El padre del clan continúa con las clases de manejo en la academia donde ha pasado gran parte de su vida, mientras intenta disuadir a un familiar de la víctima –sin demasiado éxito, a juzgar por una escena tan imprevista como escatológica –de que no es su responsabilidad resarcirlo económicamente. De esa forma, durante los primeros sesenta minutos, A Sun ofrece un delicado melodrama familiar aderezado con momentos de un humor particular, en ocasiones de tonalidades bastante oscuras. Luego llega la tragedia y un salto hacia adelante en el tiempo. Al salir de la cárcel, A-Ho toma dos determinaciones de enorme relevancia: iniciar una nueva vida alejada de las pandillas y el pequeño crimen e intentar una casi imposible reconciliación con su padre, quien parece poco dispuesto a cruzar palabra con la oveja negra de la familia.

Es entonces cuando el guion pega un nuevo volantazo y ofrece el regreso de todo aquello que se había dejado atrás, bajo la figura de una “mala influencia” que amenaza con desbaratar el frágil equilibrio de la familia, a esa altura sobreviviente de sacudones y golpes de toda índole. Con sus cambios de registro y coqueteo con diversos géneros, la película de Chung Mong-hong ofrece un relato con algo de frankensteniano, y no todas las escenas están a la altura de las ambiciones (un flashback esencial a las condiciones que convocan el desenlace se siente algo básico). Al mismo tiempo –y más allá de representar a una cinematografía poco reconocida por fuera del circuito de festivales–, la notable labor de todo el reparto y una confianza ciega en las bondades del melodrama como plataforma para describir los desgarros personales y filiales hacen de El sol que abrasa una propuesta atractiva y narrativamente potente que, por otro lado, nunca se abandona a los facilismos morales.