Entidades agropecuarias y bolsas de cereales se expresaron en contra del anuncio del Gobierno Nacional de aprobar comercialmente la tecnología HB4 para la producción y comercialización de trigo con mayor tolerancia a la sequía en todo el país.

En un comunicado firmado por la Federación Agraria, FAIM, Coningagro, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y la Bolsa de Comercio de Rosario, entre otras, afirman que esta aprobación puede ocasionar riesgos comerciales.

"El gran problema es que no hay un potencial mercado, hay que salir a buscarlo. Si se habilita la siembra en Argentina y aún no hay un mercado es muy posible que se contamine el tradicional y que luego perdamos los que ya tenemos ubicados", explicó a Página/12 Carlos Achetoni, presidente de la Federación Agraria. 

En el comunicado, aclaran que Brasil representa cerca del 45 por ciento del mercado, mientras que en 2015 era el 86 por ciento. Si bien es representativo, insisten con que no alcanzaría con que el país vecino apruebe la compra de este trigo transgénico.

"No tenemos dudas que el trigo HB4 no tiene riesgos ambientales ni de salud pública, y que el SENASA y la CONABIA han realizado sendos estudios técnicos que así lo confirman", explica el comunicado, aunque agrega: "El mercado argentino no tiene experiencia en consumir trigo transgénico, y ya existen pedidos de parte de empresas alimenticias nacionales e internacionales que operan en nuestro país, de comprar únicamente harina o trigo no transgénico. El uso comercial nacional del trigo HB4 impactará en los precios y abastecimiento de trigo en el país. El daño que se produciría al mercado de trigo argentino sería irreparable e irreversible, toda vez que la contaminación se propagará y la segmentación resulta inviable".

La introducción del gen HB4 en el trigo, que permite obtener semillas más tolerantes a la sequía, es el resultado de una colaboración público-privada de más de 15 años. Obtuvo recientemente la aprobación para su comercialización de la Dirección de mercados del Ministerio de Agricultura, aunque aún la debe aprobar Brasil como principal importador de trigo argentino. La decisión de la autoridad regulatoria se dio luego de varios años de estudios experimentales que llevaron a la conclusión científica de que la misma es inocua con respecto tanto a los riesgos inherentes al cultivo convencional como para la alimentación humana y animal. Para comenzar a comercializarse, se requiere la aprobación de Brasil, principal importador de trigo argentino. 

Las entidades agrarias instan al Ministerio de Agricultura a asumir las "responsabilidades de las consecuencias directas que pueden generar costos económicos y comerciales para todos los productores de trigo, así como para todos los eslabones de comercialización y transformación interna y de exportación".