Desde Roma

La audiencia en el Tribunal del Vaticano que inauguró este miércoles oficialmente el proceso a dos sacerdotes acusados, uno de presuntos abusos sexuales y el otro de presunto encubrimiento, duró pocos minutos. Pero dio a conocer las motivaciones de las acusaciones contra los dos imputados que a muchos dejaron sin palabras.

Los hechos sometidos a proceso se desarrollaron en parte en el Preseminario Pio X, ubicado dentro de la Ciudad del Vaticano y muy cerca de la residencia de Santa Marta, donde vive el papa Francisco. El Preseminario San Pio X es una estructura religiosa que aloja a estudiantes de todo el mundo para ayudarlos a decidir si quieren o no ser sacerdotes. Mientras están en el Preseminario, los jóvenes tienen como tarea el hacer de monaguillos en las celebraciones que se hacen en la basílica de San Pedro. Por eso el Preseminario es también llamado “la escuela de los monaguillos del Papa”.

El sacerdote Gabriele Martinelli, nacido el 9 de agosto de 1992, está acusados de haber usado “violencia y amenazas”, abusando de su autoridad y aprovechando de sus relaciones en calidad de frecuentador anciano del Preseminario, de tutor y coordinador de las actividades de los seminaristas. Las violencias ocurrieron entre 2007 y 2012. En ese momento era un seminarista, ya que recién fue consagrado sacerdote en 2017.

Martinelli obligaba al muchacho que lo acusa, un año más joven que él y de quien se ha preferido no dar el nombre, a sufrir “relaciones carnales, actos de sodomía y masturbación”, en distintos momentos y lugares del estado de la Ciudad del Vaticano, dijo la acusación leída en el Tribunal.

El otro acusado es el sacerdote Enrico Radice, nacido en 1949, que en el período que se juzga era el rector del Preseminario, Radice está acusado de haber ayudado a Martinelli a eludir las investigaciones después de los delitos de violencia carnal y lujuria de los que era acusado.

El 3 de octubre de 2013, entre otras cosas, Radice envió una carta al obispo de Como (diócesis que de hecho es la encargada del Preseminario), Diego Attilio Coletti, en la cual contradecía la denuncia realizada por el muchacho abusado y donde habla de una suerte de indebida persecución. Meses después, al parecer, envió una falsa carta en nombre del obispo de Como, en papel de la diócesis, en la cual anunciaba la inminente ordenación sacerdotal de Martinelli. Pero la carta no fue nunca reconocida por el obispo.

En el 2018, en un interrogatorio con los fiscales vaticanos, Radice sostuvo “con certeza absoluta” que no conocía la existencia de actos homosexuales o de lujuria en el Preseminario del que era rector.

Los hechos salieron a la luz por denuncias hechas por algunos chicos que pasaron por el Preseminario y fueron publicadas por la prensa italiana. Y también en un libro del periodista experto en asuntos vaticanos, Gianluigi Nuzzi, titulado Pecado original. Al parecer se trataba de abusos nocturnos sucedidos antes de 2012, según sostiene uno de los testigos, el ex seminarista polaco Kamil Jarzembowski, que había entrado en el Preseminario en 2010 y denunció el hecho, incluso ante la justicia italiana, en 2017.

En la sala del Tribunal vaticano donde se realizó el miércoles la audiencia y dados los contagios de covid-19, que aumentan cada día en Italia y un poco también en el Vaticano (cuatro guardias suizos, la guardia del Papa, resultaron positivos al covid esta semana), todos usaban mascarillas y estaban muy distanciados. Había presentes sólo unas 13 personas, a las que se les había medido la temperatura antes de entrar. Entre ellas claro, los miembros del Tribunal, los acusados y sus dos abogadas --curiosamente, dos mujeres--, además de algún periodista.

La próxima audiencia del proceso fue postergada para el 27 de octubre a las 14 ( hora de Italia), según anunció el presidente del Tribunal, Giuseppe Pignatone, ex magistrado de la Justicia italiana que en 2019 fue nombrado presidente del Tribunal del Vaticano. La postergación es debida, indicó Pignatone, “a compromisos de este Tribunal con otra causa ya avanzada”. El 27 de octubre será eliminado el secreto sobre las pruebas existentes y se realizará el interrogatorio de los imputados, se precisó.