Los empresarios del Instituto para el Desarrollo Empresarial (IDEA) destacan como uno de los balances positivos del Coloquio de este año la aceptación a participar de miembros del Frente de Todos: el presidente Alberto Fernández participó en la apertura y el ministro de Economía, Martín Guzmán, en el día de cierre. También desde el Gobierno creen que fue correcto mostrar una actitud de diálogo y erradicar el mito de que tienen una ideología “anti empresa”. De ambos lados coinciden en que hay que avanzar en acuerdos como una de las bases para la recuperación, aunque consideran que hay diferencias que son irreconciliables.

En off the record, el empresariado plantea que no tiene confianza en el Gobierno, y que una de las formas para recuperarla, es si observan acuerdos entre el sector público y el sector privado. “Queremos que haya diálogo conducente a la confianza… le agradecemos al presidente por habernos acompañado, para nosotros fue muy importante”, fue la frase que dijo Roberto Murchison para cerrar este coloquio, que por primera vez se realizó de manera virtual. De todas formas, en la encuesta de expectativa de ejecutivos que presentó el consultor Eduardo D´alessio, no figuraba el acuerdo social como una política que podría mejorar las expectativas.

Como balance, un integrante del Gobierno afirmó: “No resta participar, si esto se transforma en una constante, puede terminar sumando. Es una muestra más de que no somos cerrados, dialogamos, escuchamos y vamos a todos lados, de local y de visitante”. Además, agregó que desde la organización de IDEA se encontraron con “buenas intenciones”, pero que los mensajes subidos de tono que se escribieron en el muro durante los discursos de Fernández, Guzmán y Felipe Solá tienen una ideología antiperonista. “Ahora que son minoría quieren acordar, pero cuando el gobierno que apoyan gobernó, imponían todo”, opinó la fuente gubernamental.

Desde el oficialismo, marcaron que no tienen una actitud “anti empresa”, pero que tienen distintas opiniones, por ejemplo sobre la reforma laboral, en la que el Gobierno no avanzará, pero que el empresariado puso en primer puesto como condición para que mejoren las expectativas. Por otro lado, la misma fuente dijo que observó una contradicción en los discursos, donde se habló de un capitalismo más “solidario”, pero después “se muestran en contra de políticas a favor de la redistribución y rápidamente amenazan con frenar inversiones”. La iniciativa Seamos Uno, en donde el empresariado trabajó en la entrega de un millón de cajas solidarias, fue expuesta en un panel y recibió decenas de halagos.

En un almuerzo cerrado a la prensa que mantuvieron 100 empresarios con legisladores del oficialismo y la oposición, uno de los principales cuestionamientos fue sobre el futuro del aporte solidario. El empresariado lo considera confiscatorio debido a que ya existe el impuesto a los bienes personales y aseguran que “tienen que convencerse unos a otros para no irse a vivir a Uruguay”. Por el contrario, en un panel sobre cómo bajar la pobreza, los dos invitados a exponer (el activista social Pitu Salvatierra, que vive en Ciudad Oculta y el sociólogo Nahuel Sosa) se mostraron a favor del aporte.

Desde el empresariado también resaltan contradicciones en el Gobierno. “El problema no es el equipo económico, sino las contradicciones”, dijo a este diario un empresario del ámbito de la salud. “Hay cambios constantemente, cada resolución del Banco Central dice algo distinto”, manifestó un ejecutivo de una petrolera. “Queremos que el país exporte y cada vez le cargamos más impuestos”, sumó un empresario de importante estudio contable.

Pese a que la inversión se mantiene en mínimos históricos, los empresarios afirman que los recursos están. “La solución a la pobreza pasa por el empleo, y para eso tiene que haber inversión. Los recursos están, pero hay que crear confianza”, manifestó un ejecutivo. Ante la consulta de este diario, los empresarios plantearon que para recuperar la confianza esperan un acuerdo social, una renegociación con el FMI y bajar la brecha cambiaria. Consideran que la mejor medida es avanzar en un desdoblamiento del tipo de cambio, para poder importar al tipo de cambio oficial, y liquidar en el financiero.