“La única respuesta que recibimos hasta ahora fue la represión”, afirmó a Página/12 Carolina Cáceres, referente de la Asociación de Licenciados en Enfermería (ALE) y enfermera en el Hospital Tornú, en el marco del reclamo por el reconocimiento del rubro como parte del escalafón profesional que contempla la Ley 6035 que rige sobre los hospitales y centros de salud públicos de la Ciudad de Buenos Aires. “En cuanto a responsabilidades y tareas somos iguales a todos los profesionales, pero cuando se trata de la carrera laboral y las condiciones de trabajo, se nos excluye”, advirtió Cáceres. La movilización partió este miércoles desde el Hospital Sardá hasta la Casa de Gobierno porteño.

Sobre las baldosas de la vereda una cartulina lleva escrito: Virginia Virarica, Victor Galván, José Aguirre, Guillermo Roldán. Son los nombres de algunos de los enfermeros que murieron durante la pandemia, al contagiarse de coronavirus mientras concurrían a trabajar. Debajo, el cartel señala: “lo que mata es la precarización”. A un mes de la represión que sufrieron las enfermeras durante el reclamo frente a la Legislatura porteña, los y las trabajadoras de la salud sostienen su reclamo por la inclusión, tal como prevé el artículo 8 de la Ley 6035 para las "profesiones con título universitario", en el escalafón profesional de la carrera hospitalaria.

“Somos los que estamos el 85 por ciento del tiempo junto al paciente, con toda la responsabilidad sobre su vida y estamos preparados académica y científicamente para esa tarea de cuidado”, relató Patricia Benito, enfermera del Hospital Piñero. Para obtener la licenciatura, los enfermeros estudian en total entre 4 y 5 años, según la institución, más una residencia de 3 años para quienes pueden acceder a cursarla.

Mónica y Gustavo son enfermeros en el Cesac N° 18, en la villa 20 de Lugano. “En el barrio somos los primeros a los que recurre la gente. Antes del hospital, antes de los médicos, siempre estamos nosotros”, explicó Gustavo. Durante la pandemia, los profesionales de los Cesac fueron quienes se encargaron de ir casa por casa para chequear los contagios dentro de los barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires. “Hacemos el doble de trabajo, pero ganamos la mitad”, agregó Mónica.

En la movilización, que comenzó cerca de la una de la tarde frente al Hospital Materno Infantil Ramón Sarda, las banderas de los hospitales porteños -Argerich, Moyano, Pirovano, Gutiérrez, Rivadavia, Fernández-, las mismas que avanzaron el 1 de octubre por Avenida de Mayo, cortaron esta vez la avenida Regimiento de Patricios, alrededor del parque. “Me encanta mi profesión. Cada vez que un paciente se da de alta me siento muy orgullosa, pero no alcanza con la pasión y la voluntad, necesitamos un reconocimiento de verdad”, relató a este diario Lucinda Menéndez, enfermera perinatal del Hospital Sardá. Ella estudió 5 años para obtener la licenciatura y después siguió formándose con una maestría. Además de enfermera, es docente en la Universidad Nacional de Quilmes. “Nos suspendieron las vacaciones todo el año, nos es casi imposible acceder a licencias, y encima tenemos sueldos mínimos. Cuando anunciaron el bono, que es de la mitad del que recibieron los demás profesionales, yo pensé que era un chiste”, señaló la trabajadora.

Si bien este miércoles por la mañana el ministro de salud porteño, Fernán Quirós, señaló en conferencia de prensa que se encuentra “absolutamente abierto al diálogo sobre cuáles son las mejoras que los enfermeros merecen”, Cáceres aclaró que las referentes de ALE no han sido convocadas en ningún momento por la cartera de salud. Según el ministro, los enfermeros "tienen una carrera especial que tiene mucha similitud, en algunas cosas y en otras no, con la carrera de otros profesionales como son los médicos".

Tras instalar el escenario sobre la calle Uspallata, frente a la Casa de Gobierno de la Ciudad, empezó el acampe, que no tiene prevista una fecha de finalización. “No nos vamos a ir sin una respuesta”, señalaron los enfermeros y enfermeras. Sobre las rejas que marcan el límite del predio gubernamental, un imponente edificio vidriado de techo ondulado, quedaron colgadas las banderas de los distintos hospitales, y un cartel que señaba: “tu salud depende de la nuestra, ¿y la nuestra?”. 

En paralelo al reclamo en las calles, un amparo presentado en 2018 por la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) para declarar inconstitucionales los artículos 6 y 7 de la Ley 6035, que son los que detallan qué profesionales están contemplados en el escalafón profesional, está vigente en el Juzgado en lo Contencioso Administrativo y Tributario Nº 6, a cargo de Patricia López Vergara. Esta semana, la magistrada rechazó el recurso de apelación que el Gobierno de la Ciudad solicitó contra el amparo. 

“La licenciatura tiene que estar dentro de la carrera profesional, y los auxiliares tienen que tener un salario acorde. Nadie puede tener un salario de 30 mil pesos que es lo que cobramos ahora”, explicó Cáceres y advirtió que, quienes sí están considerados como profesionales según el artículo 6 de la Ley 6035, “cobran más del doble”. Al finalizar la tarde, fuentes del Gobierno de la Ciudad aseguraron a este diario que las autoridades de la Subsecretaría de Trabajo convocaron a referentes del reclamo a una reunión, sin embargo, las referentes de ALE afirmaron que no recibieron ninguna invitación.

Informe: Lorena Bermejo.