Mientras el país acomodaba de nuevo los melones en medio del Plan Austral, hace 35 años un club de barrio le ganaba la final al América de Cali y se quedaba con la Copa Libertadores, galardón codiciado por todos y obtenido por pocos. De hecho, por entonces sólo la habían ganado Independiente, Racing, Estudiantes de La Plata y Boca. El 24 de octubre de 1985 se sumó a esa insigne lista el modesto Argentinos Juniors, que dirigido por José Yudica escribió su página de gloria en el Defensores del Chaco, en el tercer partido definitorio ante los colombianos, que resultó 1-1 tras 90 minutos y otros 30 de alargue y culminó 5-4 a favor del Bicho en la serie desde los doce pasos. El héroe fue el arquero Enrique Vidallé, quien le detuvo el penal decisivo a Anthony de Avila. Y Mario "Panza" Videla, el encargado de desatar la locura en La Paternal.

El recorrido del plantel que accedió al trono de América comenzó en 1983 de la mano de Angel Labruna, el histórico ídolo de River que tenía una misión: ordenar un equipo que venía luchando por no descender tras la salida de Diego Maradona. Pero Labruna murió repentinamente y lo sucedió Roberto Saporiti, quien sacó campeón por primera vez a Argentinos Juniors en el Metropolitano 1984 y le dio un boleto para participar del máximo torneo continental. 

Al año siguiente, ya con Yudica al mando -y con un verdadero estandarte en el medio como Sergio "Checho" Batista- conquistó el Campeonato Nacional. Incluso con semejante envión anímico, ni el hincha más optimista del club de La Paternal podía prever que se avecinaba un hito sin precedentes. 

Argentinos participó en el Grupo 1 junto a su vecino Ferro y los brasileños Fluminense y Vasco da Gama. Tras una igualdad en puntos entre ambos equipos locales, el Bicho se impuso 3-1 en un partido desempate en cancha de Vélez y pasó a la siguiente fase. "Me acuerdo de que íbamos perdiendo por un gol de Garré", memoró Carlos Mayor al sitio oficial de Conmebol, para añadir: "Pero después tiré un centro y el Bichi Borghi metió el empate", se ufanó el zaguero que entonces tenía 19 años y era el más chico del plantel.

En semifinales esperaban Independiente -vigente campeón de América y del Mundo- y Blooming de Bolivia. No obstante, Argentinos superó invicto esa fase tras una definición infartante: a dos minutos del final, el Rojo contó con un penal que pateó Claudio Marangoni y que Vidallé -como preparando el terreno para lo que vendría luego- logró contener. La cuestión fue que el Bicho ganó 2-1 (Castro y Videla de penal, descontó Percudani) y se preparaba para disputar su primera final internacional.

América de Cali, campeón colombiano que por entonces lideraba el delantero Ricardo Gareca y tenía en el arco a Julio César Falcioni, era el rival a batir. Luego de la ajustada victoria 1-0 en el Monumental de Núñez (gol de Commisso), el mismo resultado se dio en Cali, pero a favor de los cafeteros (con un tanto de Willington Ortiz). El partido decisivo tenía que jugarse en una sede neutral. Y fue designado el Defensores del Chaco.

"No teníamos cancha propia y eso hizo que el equipo se acostumbrara a jugar de la misma manera en cualquier estadio. Jugábamos igual de visitante que de local. Nadie se esperaba que Argentinos estuviera al nivel de los mejores equipos. Fueron cuatro años y medio que disfruté muchísimo", asumió Jorge Olguín, experimentado ex defensor de San Lorenzo que también integró el seleccionado argentino campeón del mundo en 1978 y hasta colgó los botines jugando para el Bicho. 

Vidallé; Villalba, Pavoni, Pellegrini, Domenech; Olguín, Batista; Renato Corsi (el primer estadounidense en jugar en la Primera de Argentina), Videla, Borghi y Commisso fue el once titular que hacía palpitar a los vecinos de La Paternal. Dirigidos por Gabriel Ochoa Uribe, América de Cali se plantó con Falcioni; Valencia, Soto, Viáfara, Chaparro; González Aquino, Sarmiento y el paraguayo Cabañas; Ortiz, Battaglia y Gareca.

Tras 120 minutos agotadores en Asunción, el tercer cara a cara terminó igualado 1-1, con tantos del Nene Commisso y del Flaco Gareca. Comenzaba entonces la dramática definición por penales. Para los colombianos convirtieron Gareca, Cabañas, el ingresado Herrera y Soto. Para los de Yudica marcaron Olguín, Batista, Pavoni y Borghi. 

La cosa estaba 4-4 y llegó el turno de De Avila, que había ingresado tres minutos antes de cumplirse los 90 reglamentarios. Pero el enorme Quique Vidallé atajó el remate y le dio un pase-gol-consagración al Panza Videla, que con su habitual tranquilidad no falló. Entonces toda La Paternal gritaba de júbilo y festejaba la hazaña de gritar campeón de la Copa Libertadores. Ese mismo plantel que temía descender de categoría, se abrazaba en Paraguay luego de convertirse en el mejor equipo de América. Desde entonces, en aquel inolvidable 24 de octubre se instituyó el Día del Hincha de Argentinos Juniors.

A fines de ese mismo año, el glorioso Bicho protagonizaría una recordada final de la Copa Intercontinental en Tokio ante la poderosa Juventus del francés Michel Platini. Argentinos estuvo dos veces arriba en el marcador, sin embargo la Vecchia Signora logró empatar y luego ganó en los penales. Pero ésa es otra nota.