5

 

El viejo Alfredo es mi carnicero preferido. Me ha confirmado que lo más importante a la hora de elegir una buena costilla de asado es creer en la palabra del que sabe del oficio y tener muy en cuenta un movimiento. “Ya vuelvo”, me dice ante mi sorpresa. Se dirige a la cámara frigorífica. Abre la pesada compuerta y se introduce como si ingresara en una capsula del tiempo. Es sábado a la mañana. Quedo en silencio ante la radio que, a todo volumen desde un rincón de la carnicería, vomita noticias de contagios y muertes por coronavirus. Alfredo reaparece con una tira de asado de bello color sangre. Alfredo se para frente a la máquina y corta con precisión de cirujano. El sonido es inigualable. Terminada la faena, me mira con orgullo. “Mirá”, me dice y expone la carne en el aire, como si fuera una obra de arte.

6

 

“Todas las mañana son iguales, lindas, novedosas, especiales”, cantaba Pappo. El vecino del tercer piso del edificio que tengo enfrente repite una ceremonia envidiable todas las mañanas. A la hora en que el sol se proyecta en su pequeño balcón, hace su aparición con una malla negra Adidas, está descalzo y el torso desnudo. Extiende con sus manos una colchoneta verde en el piso, que se encargará de alisar. Terminado el procedimiento, se acuesta y eleva las piernas para apoyarlas en la baranda de acero de su balcón. Nada interrumpe su posición, ni el sonido de la calle. El vecino de setenta años toma sol. Está esplendido y debería ser la envidia de la cuadra.

7

-¡Mami, no salgas a la calle!- le ruega su hijo por teléfono.

-Pero nene, hace siete meses que no salgo…

-Te entiendo, vas a cumplir 90 años, no podés…

-Quiero ir al banco a cobrar mi jubilación…

-No es necesario, mami. Mary se encarga de eso.

-Quiero contar mi platita.

-Mami…

-¿Y quién saca a Facu?

 

-Mami…

8

"En cada diploma hay sueños, mucho esfuerzo contenido que nos emociona siempre. Pero Yami me dijo que la UNR a ella la salvó. Se recibió el 3 de diciembre del 2019 en pleno tratamiento oncológico. Yami ya está bien y superó la enfermedad. Es la primera de su familia en recibir un título universitario. ‘La UNR me salvó. Cursar y rendir esas últimas tres materias me ayudó a llevar el tratamiento. La comprensión de los docentes fue increíble. Me siento muy agradecida’, dijo. Les confieso que no pude dejar de llorar. De pensar que esa historia es la que da sentido a todo; la que pone en su justo lugar cada cosa con su relevancia; la que vuelve a poner en evidencia el valor de la Universidad Pública, que siempre va mucho más allá que lo que dice un diploma" (Extraído del Facebook del rector Franco Bartolacci)