El establishment pone toda su enjundia en amplificar su “odio interesado” a CFK, para que este sentimiento se traslade a los sectores populares. Esta acción política de buscar desgastar vía simplificación emocional a quien lidera el campo nacional y popular es pura y desleal lucha política cuyo trasfondo es como se distribuye la riqueza y quien paga la crisis…

Ese odio visceral explícito de las elites a la ex presidenta tiene un inocultable sentido táctico en el medio de esta disputa por la renta, la derecha trata de mostrarle a Alberto lo bien que le puede ir si rompe con CFK y acepta un plan como por ejemplo el que está armando la Cadena Agroindustrial que comanda el ex CEO de Cargill Gustavo Idígoras. Pero no lo conseguirán, el presidente es un hombre extremadamente inteligente y leal. Alberto y Cristina son dos piezas distintas y complementarias de una alianza estratégica para defender los intereses nacionales. Esa unidad la debemos proteger como un auténtico tesoro popular. Fuera de ella no hay futuro para nadie, incluido ellos dos. Alberto es el presidente y CFK es el modelo, no hay modelo sin presidente ni presidente sin modelo. Si se rompe esa unidad lo lamentaremos todes por décadas, ya que es lo que nos garantizó el holgado triunfo electoral en primera vuelta. Esta vocación de unidad debe anteponer el frente-todismo- para usar una expresión que acuño el dip Eduardo Valdés – como la prioridad uno, con la vista puesta en las elecciones del 21, pero no implica ni requiere que no nos expresemos o quejemos con lo que vemos mal o no nos gusta. El presidente pidió en línea con Francisco que hagamos lío, que reclamemos ser escuchados en el sentido profundo que lo planteó el Mempo Giardinelli. El oído que reclamó no tiene que ver con el que ofreció como explicación el tactisimo de la corrección política, que siempre tiene una muletilla a mano para esquivarle al bulto de explicar lo que se reclama rectificar. Lo digo por aquello de que: “un presidente gobierna para todos y debe hablar con todos” …verdad de Perogrullo.

El odio programado de la derecha a CFK tiene sus explicaciones más que fundadas; ella les ganó con un libro, un video y un celular al que espiaban todo el tiempo… se valió solo de la memoria y el amor del pueblo. El Kirchenerismo jamás hizo votar una ley contra los intereses de los trabajadores y los salarios siempre le ganaron a la inflación. Cristina es sinónimo de ampliación de derechos en todos los campos: social, educativo, político, DDHH. Ella representó durante doce años la justicia social en su costado más profundo, para lo cual estatizó los fondos de pensión y creó la AUH, y como al pasar fijó el 6% del PBI como piso para la educación y entregó el gobierno con casi un 7% y además construyó 3000 escuelas y 16 universidades públicas. ¿Y la derecha pretende que el pueblo la odie? Pierden el tiempo. La quieren hacer odiar porque ellos odian al pueblo, no admiten que los hijos de los laburantes tengan compu y vayan a la universidad y que la moratoria previsional le dé un poco de justicia a todos los trabajadores, que los que la detestan dejaron en la calle y sin aportes. Por si fuera poco, repatrió mil científicos y puso satélites en órbita. Y todo lo hizo con responsabilidad fiscal y desendeudando al país.

CFK es como Evita, una anomalía en el sistema político argentino. Las clases dominantes no la vieron venir y cuando se dieron cuenta ya estaba enquistada en el corazón del pueblo y de allí es muy difícil extirparla. Su silencio es gobernabilidad y responsabilidad. Debemos militar para que haya Alberto y CFK para rato en la política argentina. Esa seguro es una pésima noticia para la derecha.