Cuenta el artista plástico Lisandro Arévalo, en un relato confirmado por una fuente local, que en la sala Teotihuacán del Museo de Antropología del Distrito Federal de la Ciudad de México "hay una escultura de un hombre murciélago que cuida el ingreso al inframundo". Desde el psicoanálisis del mito podemos decir con Joseph Campbell que esa imagen arquetípica en particular cumple la función de guardián del umbral, así como el perro que acompaña a las almas en su tránsito, según el Diccionario de símbolos de Cirlot, tiene la función de psicopompo. Arévalo abrió su inconsciente mitopoético al encontrarse con una lechucita Qom, una de esas que les niñes de la comunidad venden como artesanías y que son genuinas producciones de arte popular. Le puso un cuerpo humano de anchos hombros, parecido al rebis o andrógino de los emblemas de alquimia; agregó en esos hombros sin cabeza (el rostro queda subsumido en el cuerpo, como en las representaciones de los míticos titanes) un par de alas de murciélago que también podrían ser de dragón... "y ahí se configuró esta nueva figura, que es un poco la deidad principal de toda esta serie, es la que viene a organizar todo".

Lisandro Arévalo (Rosario, 1973) es Licenciado en Bellas Artes por la UNR. Su nueva muestra consta de una serie de pinturas en blanco sobre negro que empezaron siendo como pizarrones de una clase de misterios y se unieron para formar un retablo de cuatro metros de ancho, donde la figura antropozoomorfa está rodeada de animales y otros seres, y unos dibujos recientes en aguadas de tinta negra sobre papel blanco. La muestra se titula Dioses y puede verse en Gabelich Contemporáneo (Pasaje Corvalán 844, Rosario),una galería de arte en el barrio Refinería. Una sorpresa: en el techo de la galería, Arévalo pintó el hombre murciélago con el texto "Dioses / vuelvan a casa", mientras era filmado desde arriba con un dron, que termina girando hacia la costa; el video resultante, que combina la pintura con la invocación, se subirá en la Feria ArteBA.