Un colectivero de 36 años fue condenado a 4 años y diez meses de prisión por abusar de una pasajera, en enero pasado. La sentencia se conoció ayer, tras un juicio abreviado, en el que el imputado reconoció su accionar. "Lo que pasó fue un infierno", describió la fiscal Nora Marull cuando lo imputó a principio de año. En una audiencia realizada por videoconferencia, el juez Florentino Malaponte avaló el acuerdo condenatorio contra Norberto Gabriel Molina por los delitos de "abuso sexual con acceso carnal en grado de tentativa y abuso sexual gravemente ultrajante".

La noche del 15 de enero de 2020, poco antes de las 22, la joven de 19 años subió al interno de la línea 132, en Battle Ordoñez y Ovidio Lagos, donde comenzaba el recorrido. El colectivero le aconsejó que se sentara en el primer asiento, porque atrás estaban "robando mucho". En plena marcha, al llegar al puente de Lagos y Circunvalación, el conductor apagó las luces del interior de la unidad, detuvo su marcha, trabó las puertas y comenzó a forcejear con la víctima, en un intento de abusar de ella, aprovechando que era la única pasajera. En ese momento, no logró su cometido; pero en calle Dorrego, antes de llegar a Virasoro, volvió a atacar, tras estacionar el coche, mientras la chica se resistía. Tras ello, Molina amedrentó a la víctima y continuó su recorrido impidiéndole el descenso mientras iban subiendo otros pasajeros. Al llegar con la unidad a zona de San Luis y Maipú la joven logró bajarse el colectivo y escapar.

En su momento, Marull señaló las circunstancias en las que ocurrió el hecho. “La chica no tiene celular. Se subió al colectivo y esperó al chofer. Pudo observar cuando salió del bar de la estación de servicio con un café en la mano, vio cómo estaba vestido, dio una descripción detallada”, sostuvo sobre lo que antecedió al viaje del horror.