Mucho se ha publicado sobre la serie danesa Borgen, recientemente estrenada en Netflix Argentina. Bien recibida por el público y la crítica, esta serie de tres temporadas (y cuya cuarta llegará en 2022) se ocupa del sinuoso camino político de Birgitte Nyborg por liderar el Gobierno Parlamentario de Dinamarca, pero también se describe y problematiza el rol de los medios, de las organizaciones sociales y sindicales, de las tareas de cuidado, el aborto, el trabajo sexual y el difícil equilibrio entre la vida pública y la privada. 

“La serie muestra muy bien cómo los medios construyen opinión pública y son el escenario donde se discute la política y se ve además cómo los asesores en comunicación tienen una importancia primordial; esto de pensar cómo se comunica la política es central, pero también es importante verlo desde el lado de los medios: cómo se valoriza a los periodistas en torno a qué y cómo preguntar a un político, cómo incomodar”, dice Mariana Mandakovic, periodista, dirigenta de la Federación de Trabajadores y Trabajadoras de Prensa (Fatpren) y secretaria general del Círculo de la Prensa de Córdoba.

Poniendo el eje en que en Dinamarca todavía sostienen a la monarquía, Miriam Bregman, abogada y diputada porteña por el Frente de Izquierda, dijo: “el machismo atraviesa todos los poros de la sociedad y por supuesto la vida parlamentaria también. En nuestro caso, si obtenemos una banca, es parte de nuestra lucha más general por terminar con toda forma de explotación y opresión. Buscamos expresar las luchas de las mujeres contra la opresión patriarcal, por eso estamos desde un primer momento en la lucha porque se trate el proyecto de ley por el aborto legal y todas las demandas de las mujeres, como lo es hoy el reclamo por tierra y vivienda”.

“Es una excelente producción y tiene un guión muy cuidado, quienes somos militantes feministas nos hemos visto reflejadas en algunos pasajes de Borgen”, dice Claudia Baigorria, secretaria general adjunta de la CTA Autónoma y de la Conaduh (Federación de los docentes y las docentes universitarias). “Para todas nosotras sigue siendo más complicado llegar a los lugares de conducción porque en el caso de los varones, por más que tengan familias, las tareas de cuidados de hijes y familiares siempre han estado a cargo de las mujeres”, agrega la dirigenta.

Otra cuestión que marca Baigorria y puede verse en distintos episodios de Borgen es su compromiso de “no volver a naturalizar situaciones de micro-violencias o de discriminación a las mujeres y disidencias, como no festejar chistes machistas que con mucha frecuencia se hacían en nuestros ámbitos; el feminismo incomoda al patriarcado, y aparecen comentarios como ‘vos siempre empezás con lo de la violencia’. Para nosotras combatir la violencia es esencial para alcanzar una sociedad más justa e igualitaria”.

De Dinamarca al mundo

Las series danesas han sido tema de ocupación también para la academia nórdica, el proyecto de investigación “¿Qué hace que las series danesas viajen?” (What Makes Danish TV Series Travel? TV drama series as cultural export, transnational production and reception), dirigido por la doctora Anne Marit Waade de la Universidad de Aarhus, Dinamarca, tuvo por objetivo indagar en las series Borgen y los policiales Forbrydelsen y Bron / Broen y realizar un estudio tanto en el análisis en producción (exportación, coproducción y remakes) como en recepción (estudios de audiencias), a través de estudios empíricos en diferentes países como Australia, Brasil, Alemania, Japón, Estados Unidos, Turquía y Argentina. Interesaba indagar por qué estas series son atractivas en países tan diversos en términos políticos, económicos, culturales y geográficos. La pregunta que subyacía era cómo se valoraba e interpretaban estas series. En el caso de Argentina, el estudio se llevó adelante en 2016, momento en el que las series no tenían el grado de popularidad que han recibido a partir de su emisión por la plataforma de streaming de Netflix. Del estudio en Argentina se desprendió que los aspectos que más destacaron positivamente de Borgen eran la construcción de las mujeres protagonistas, representadas de una manera “muy realista”, la forma en que se cuentan las historias, con personajes que parecen muy reales sin los excesos de las series hollywoodenses, así como la manera de tejer alianzas y hacer política.

La socióloga María Alicia Gutiérrez, titular de la cátedra Principales Corrientes del Pensamiento Contemporáneo de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA e integrante de la Campaña Nacional por el Aborto Legal Seguro y Gratuito desde su nacimiento en 2005, señaló que “las ficciones son una herramienta de consumo masivo por lo cual si están desarrolladas desde la perspectiva de género, feministas, de derechos humanos, antidiscriminatorias, desde una concepción amplia del género que supone los derechos de las mujeres y disidencias sexo genéricas, por supuesto que creo que ayudan a la despenalización social del aborto y a sacar al aborto del espacio de la clandestinidad, de lo oscuro, de lo no nominado, de lo no hablado, de lo no dicho”. En Dinamarca, el aborto es legal desde los años ‘70. En Argentina, todavía está en debate: “la legalización y despenalización del aborto es absolutamente urgente por razones de salud pública, de justicia social, por deuda de la democracia con las mujeres y las personas gestantes y muchísimo más importante en plena pandemia porque en situaciones de mucha tensión del sistema de salud, la legalización haría que disminuyeran las situaciones que tienen que ver con las complicaciones por abortos clandestinos”, explica Gutiérrez.

Además de abordar el tema del aborto, en Borgen hay un capítulo dedicado al debate sobre el trabajo sexual. Brigitte Nyborg interpela: “¿No creen que las trabajadoras sexuales son quienes conocen mejor su oficio?”. Eugenia Aravena, fundadora de AMMAR Córdoba y punto focal por Argentina de Plaperts (Plataforma Latinoamericana de Personas Trabajadoras Sexuales), responde: “el trabajo sexual debe ser reconocido como un trabajo, es una práctica cotidiana de cientos de personas de diferentes identidades de géneros para poder comer, pagar el alquiler, los impuestos, los servicios y todo lo que el sistema mismo nos va obligando como a cualquier trabajador o trabajadora, como sería una cartonera y otros trabajos precarizados y que de alguna manera no cargan con el estigma, el prejuicio cultural y el tabú que tiene el trabajo sexual”. Y vuelve a preguntar: “¿por qué hay otras personas que hablan en nuestro nombre? ¿Por qué hay otras personas que creen saber lo que necesitamos para nuestras vidas sin conocernos y sin hablar ni acercarse al tema? ¿Por qué la sociedad no quiere hablar de este tema? ¿Qué es lo que queremos ocultar? Mientras tanto somos nosotras quienes quedamos en la desprotección de no tener un salario, una obra social, jubilación, de no poder acceder a planes de vivienda porque no tenemos salarios. La nebulosa les conviene a quienes se benefician de la explotación sexual y la trata de personas y al Estado que no se hace cargo de este tema”.

“¿Todavía tenemos que discutir si una mujer puede ser Primera Ministra?”, cuestiona la protagonista de Borgen en unos de los episodios. En palabras de Bregman: “utilizamos cada banca como un punto de apoyo para expresar el interés social y desarrollar la movilización de toda la clase trabajadora por terminar con la explotación capitalista, ya que no se trata sólo de conquistar derechos formales sino de la igualdad social real para todes”. Y Mandakovic agrega: “tenemos que estar en esos lugares, no los podemos ceder porque la oportunidad llega y ahí debemos estar para sentar esa presencia y no tenerle miedo al poder, tenemos que llegar a ocupar lugares de jerarquías”.