El juicio de la obra vial en Santa Cruz sigue de naufragio en naufragio, con el agregado de que los que naufragan y hunden las acusaciones son los testigos convocados por la fiscalía. Los tres testigos que declararon este martes fueron tres goles en contra de la propia acusación. Y así viene sucediendo semana tras semana. Este martes, David Baamondez, Fernando Clavel y la ingeniera María Re demolieron las imputaciones. Explicaron, por ejemplo, que las redeterminaciones de precios de las obras por inflación se hacían por un decreto dictado por Eduardo Duhalde que aplicaba automáticamente una fórmula polinómica. El macrismo, cuando llegó al poder, no sólo mantuvo los criterios del decreto, sino que las hizo más favorables a las empresas constructoras y en contra del Estado. Mientras que antes se podía pedir un reajuste cuando el Indec sumaba más de 10 por ciento el índice de aumento de precios, con el macrismo el derecho al reajuste se permitió con aumentos de sólo el cinco por ciento. Eso disparó las redeterminaciones y los costos del estado.

En la audiencia de este martes, el empleado de carrera de Vialidad, Baamondez, contó que era uno de los encargados de las redeterminaciones de precios de las obras hasta diciembre de 2015. Cuando llegó la gestión macrista de Javier Iguacel lo empezaron a perseguir y lo pusieron en la operación de radio, que otrora se utilizaba para comunicarse con quienes estaban en las distintas obras. Sin embargo, la tecnología reemplazó las radios por los celulares y entonces aquello significó confinarlo en una habitación de dos metros por dos metros.

Pero más allá de la persecución política, lo significativo fue que Baamondez explicó cómo se hacían las redeterminaciones de los costos de las obras cuando el Indec señalaba aumentos de precios de más del diez por ciento. El ex empleado contó que no intervenían sólo funcionarios de Vialidad de Santa Cruz, sino auditores, inspectores, integrantes de Vialidad Nacional en Buenos Aires y de la Sindicatura General de la Nación.

En la época en que el titular de Vialidad fue Nelson Periotti sólo se hacían, en promedio, tres redeterminaciones por año, pero el volumen era enorme: se dedicaba a esos reajustes el 30 por ciento del presupuesto. Cuando llegó el macrismo, de la mano de Guillermo Dietrich e Iguacel, se cambió el decreto de Duhalde, el 1295, y se permitieron las redeterminaciones con sólo el cinco por ciento de aumento en los precios. O sea, un cambio a favor de las empresas constructoras. Eso llevó a que las redeterminaciones fueran casi permanentes, a veces diez por año y el gasto del estado se duplicó.

El segundo testigo, también de la fiscalía, fue Fernando Clavel, que igualmente se ocupaba de las redeterminaciones. Clavel contó exactamente lo mismo que Baamondez, o sea que el proceso no tenía margen de manipulación porque la fórmula polinómica salía directamente del decreto de Duhalde. Todos reflejaron el clima de terror que se vivió a partir de la irrupción de Iguacel, quien sin tener todavía la designación, llegó a Río Gallegos en un patrullero, acompañado de policías de civil. Baamondez incluso se quebró y lloró recordando el temor, la angustia ante los rumores que hicieron circular de que sería despedido de inmediato y se quedaba sin sustento para mantener a su familia.

Finalmente declaró María Re. La ingeniera demolió dos de las acusaciones planteadas por la fiscalía. La primera es la referida al atraso en las obras, supuestamente de Austral Construcciones, la empresa de Lázaro Báez. “No conozco obras, ni una sola, que no tenga atrasos, postergaciones, prórrogas. Pero eso ocurre con todas las empresas en todo el país y en especial en la Patagonia. Si a una máquina se le rompe un tornillo, un solo tornillo, no hay forma de reemplazo. Hay que buscarlo en Buenos Aires. Y la máquina queda parada. Pero, además, en esos años hubo huelgas de petroleros y otros conflictos laborales, que no dejaban trabajar a las empresas. No se podía llegar a las obras”. La ingeniera Re explicó que ella no supervisó ninguna obra de Austral, sino de otras empresas, pero que en todas pasaba lo mismo. En segundo lugar, la profesional demolió también la acusación de que Austral no tenía un director técnico en cada obra. “Ocurría con todas las empresas. No había ningún problema. Había un director técnico que era responsable de dos o tres obras. Era lo habitual”, dijo Re.

Al final, la ingeniera recreó el clima de terror. “2016 es un año que recordaré siempre. Me persiguieron y a todos nos pusieron un cartel que decía inútiles, ineficientes, corruptos. Ese año en el que llegó la intervención no me lo olvido más”, concluyó. 

El saldo, como en las jornadas anteriores, es que la fiscalía convoca testigos que van a respaldar las acusaciones y terminan respaldando todos y cada uno de los argumentos de las defensas.