Sin recurrir al Consejo de Seguridad y con la sola orden de la Casa Blanca, la flota estadounidense en el Mediterráneo lanzó 59 misiles crucero a Siria contra bases aéreas del gobierno de Bashar Al Assad, a quien acusan del ataque con armas químicas del martes pasado. El bombardeo dejó una veintena de muertos y despertó las alertas de Rusia, que acusó a Washington de “atacar a un Estado soberano” y anunció que reforzará la defensa antiaérea de Damasco.

Las primeras evaluaciones del bombardeo indican que nueve civiles y una decena de soldados murieron en los pueblos sirios de Al Hamrat y Al Manzul, situados en los alrededores de la base área de Shayrat, blanco de los misiles Tomahawk. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), “los aviones, la pista, el depósito de combustible y las instalaciones de defensa aérea fueron pulverizados". Los daños "disminuyen la capacidad del gobierno sirio para llevar a cabo ataques", informó la agencia siria SANA.

El Kremlin salió a decir que el ataque causará daño a la lucha siria contra el Estado Islámico (EI). Dmitri Peskov, vocero del presidente ruso Vladimir Putin,  sostuvo que el bombardeo norteamericano no solo “fue un ataque a un país aliado” y que “los extremistas van a sacar partido de ello”. En este mismo sentido fue el primer pronunciamiento del gobierno siro, que calificó al ataque de “irresponsable e idiota”.

Por su parte, el canciller ruso, Serguei Lavrov, sostuvo que este hecho “recuerda a la situación en 2003”, cuando Estados Unidos encabezó una invasión a Irak “sin el consentimiento del Consejo de Seguridad" y con el argumento de que había armas químicas; algo que luego resultó ser falso.

No bien se concretó el ataque norteamericano a Siria, la OTAN salió a respaldar a Washington y acusó a Damasco de ser el autor del ataque químico en la localidad siria de Jan Shijún, en la provincia de Idleb, donde según la OMS murieron 84 personas y otras 546 fueron heridas. Unicef precisó que entre los fallecidos hubo 27 niños. El ejército sirio sigue negando "categóricamente haber usado cualquier sustancia química o tóxica".

Además, Rusia anunció que incrementará la efectividad de los sistemas antiaéreos sirios para proteger infraestructuras esenciales en el futuro cercano. El portavoz del ministerio ruso, Igor Konashenkov.

Hace poco más de un año, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Rusia, con aval de la ONU, acordaron intervenir en Siria debido a que la guerra civil desatada en 2005 entre el gobierno de Al Assad y los rebeldes abrieron paso a un aumento de la presencia del EI en todo el territorio. El pacto fue, entonces, que la coalición internacional concentraría su ayuda a la lucha contra el jihadismo extremo y no intervendría en el conflicto interno.

En este marco, los aliados fueron los primeros que salieron a respaldar el ataque ordenado por Trump. El Gobierno británico respaldó “plenamente” el bombardeo en Homs. "Fue una respuesta adecuada al acto barbárico del régimen sirio con armas químicos. El objetivo es disuadir de otros ataques” similares, se señala en un comunicado.

Europa también le hizo un guiño a Washington. La canciller alemana Angela Merkel expresó su “comprensión” por la respuesta al ataque con armas químicas y sostuvo que Al Assad es “el único responsable” de que se haya llegado a este punto. "Quien usa armas químicas sabe que incurre en crimen de guerra", dijo.

En el mismo sentido, el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, dijo que el bloque "entiende" el bombardeo como un paso necesario a evitar más ataques químicos. “El uso repetido de estas armas debe tener respuesta”, afirmó un comunicado de Bruselas.

El premier israelí Benjamin Netayahu dijo que su país “apoya plenamente la decisión de Trump”, a quien elogió por “enviar, tanto en palabras como en hechos, un mensaje fuerte y claro en el sentido de que no se va a tolerar el uso y la proliferación de armas químicas”.

Arabia Saudí, que apoya a los rebeldes sirios y disputa con Irán la influencia en la región, saludó el ataque aéreo como "una decisión valiente" de Washington. También, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan dijo que el ataque misilístico fue “una respuesta positiva a los crímenes de guerra del régimen de Al Assad" y volvió a pedir la caída de ese gobierno.

Irán, por el contrario, condenó el hecho en duros términos. Advirtió que "las reacciones unilaterales" son "peligrosas, dañinas y contrarias a la legislación internacional”, y sostuvo que esto “sólo beneficiará a los terroristas” y “deteriorará las perspectivas de cualquier solución política".

China, en tanto, instó a todas las partes a buscar una solución politica. "Exigimos a ambas partes a calmar y solucionar los problemas por la vía del diálogo y las medidas políticas", dijo un portavoz  del Ministerio de Asuntos Exteriores.

El estado en que quedó la base siria bombardeada por Estados Unidos.