“Volveremos y seremos millones”, dijo Evo Morales en pleno exilio en la Argentina, citando la profecía del caudillo aymara Katari, pero apuntando a un colectivo. La frase se convirtió en promesa que está empezando a cumplir. El mandatario derrocado dejará la Argentina tras econtrarse con el presidente Alberto Fernández en La Quiaca, donde también estará Alvaro García Linera. No lo hará solo: una caravana en la que ya se anuncia la participación de 800 autos lo seguirá, en un recorrido que incluirá paradas y actos en distintas localidades de Bolivia, atravesando tres estados, hasta llegar el próximo miércoles 11 de noviembre a la localidad de Chimoré. Desde allí, exactamente un año atrás, el presidente boliviano derrocado partía, tras un golpe de Estado y con su vida en peligro. "El 11 salí de Chimoré para salvar la vida y el 11 volveré con vida a Chimoré", sintetizó el expresidente la idea de este "regreso a la Patria", que tiene visos épicos.
Fernández viajará a Bolivia para participar de la toma de mando de Luis Arce, el próximo sábado. En La Paz mantendrá diferentes reuniones bilaterales por la tarde y al día siguiente se trasladará a La Quiaca, donde "despedirá" oficialmente a Morales y García Linera, quienes llegarán a la ciudad fronteriza con Bolivia por vía aérea. Se estima que arribarán a La Quiaca a las 10 de la mañana del lunes, desde Buenos Aires.
Habrá una recepción en el aeropuerto y un inmediato encuentro con Alberto Fernández, más ceremonias varias como la entrega del Doctorado Honoris Causa que la Universidad Nacional de Jujuy le otorga a Evo Morales y a Alvaro García Linera.
Será el encuentro de dos amigos, que se han reunido en ocasiones durante los días porteños de Morales en Buenos Aires, como cuando celebraron el triunfo del MAS. Morales suele repetir que Fernández "le salvó la vida". Fernández se preocupó por separar agendas con su presencia protocolar en Bolivia, como jefe de Estado, para poner luego en primer plano, pero en otro escenario, su vínculo de amistad con Evo.
Morales, por su parte, ya había anunciado hacía tiempo que no acudiría a la ceremonia de asunción de Arce: ese día "el protagonista es el compañero Lucho Arce", había explicado. Insistió en que no ocuparía un cargo público, que ni siquiera va a sugerir nombres de ministros. "Puedo compartir experiencias, pero a Lucho Arce yo le dije que no voy a ser parte (del Gobierno), que no me tomen en cuenta. No me corresponde", expresó.
“Luego de la posesión del nuevo Gobierno, con el equipo de confianza que elija el presidente, Luis Arce, nuestra tarea será apoyarlo con los movimientos sociales para enfrentar la crisis en Bolivia con el modelo económico, político y social que eligió el pueblo”, escribió en su cuenta de Twitter.
Villazón y después
El siguiente punto convocante será el complejo fronterizo, en el paso internacional que une La Quiaca con Villazón. En esa ciudad Evo Morales hará su primer acto, en un poliderpotivo, y allí arrancará la caravana que recorrerá más de 1100 kilómetros hasta llegar Chimoré, en el Trópico de Cochabamba. Será su "entrada" a Bolivia, y se prevé que allí ya lo estarán esperando miles de compatriotas para la bienvenida.
Los detalles de todo este recorrido se coordinan por estas horas contra reloj entre Presidencia, la provincia y la municipalidad, Migraciones, Gendarmería, la embajada. A los trámites legales y de ceremonial deben agregarse los sanitarios, con toda su dificultad y su correspondiente protocolo pandémico.
"Logramos que Evo entre a Bolivia por Jujuy, con todo lo que eso significa", se entusiasmaba el jueves la diputada jujeña Carolina Moisés, tras participar en Casa Rosada de la coordinación de la agenda presidencial en Jujuy, junto a funcionarios de la Presidencia de la Nación. "Es el símbolo de que ese puente no nos divide, nos une en las luchas de la independencia latinoamericana. Desde que juntos peleábamos por ese ideal, hasta la lucha por el regreso a la democracia, en un momento que para nosotros fue un golpe muy duro desde Jujuy", analiza.
Moisés repasa cómo vivieron las horas inmediatamente posteriores al golpe desde la cercana La Quiaca: "tras seguir la campaña muy de cerca, fue muy shockeante vivir la desesperación de esas 48 horas y esa misma madrugada, los exconsules tratando de pasar, los funcionarios de Evo perseguidos. Fue desesperante, no podíamos creer los niveles de violencia que se vivieron. Que Evo y García Linera decidan entrar a Bolivia ahora por ahí, para nosotros es una reivindicación", evalúa.
De caravana
En el trayecto hacia Chimoré, la caravana popular realizará distintas paradas "para compartir con el pueblo boliviano la recuperación de la democracia", anuncian los organizadores. El periplo del lunes 9 de noviembre abarcará Tupiza, Atocha y Uyuni. El martes 10, la caravana atravesará por municipios como Challapata y Sevaruyo. La ceremonia del regreso se extenderá así por tres departamentos (el equivalente a tres provincias argentinas): Potosí, Oruro y Cochabamba.
“Y a lo largo del camino va a ir saliendo la gente. Estoy seguro de que los bolivianos van a salir al camino, a flamear su wiphala, su bandera boliviana. No llega el líder de un partido, llega el líder los bolivianos, el líder internacional que ha representado a Bolivia más allá de Latinoamérica”, anuncia el presidente de la Federación de Asociaciones de Municipios de Bolivia (FAM), Alvaro Ruíz.
"Estamos trabajando para garantizar que todo este camino realmente se convierta en una fiesta. Hay gente que quiere salir, cantar una canción, bailar con el presidente, todo lo estamos organizando. El 9 de noviembre es una fiesta nacional, es cuando un líder internacional retorna a su tierra", promete.