Un mes después de que el municipio determinara su clausura atendiendo a una denuncia por ruidos molestos, el Bar Olimpo anunció su cierre definitivo. A seis décadas de su fundación, el local de Corrientes y Mendoza dejará de funcionar y, de este modo, la ciudad vuelve a perder un espacio abierto a diversas expresiones artísticas. Mientras tanto, en el Concejo municipal aguarda su tratamiento el proyecto de Clubes Sociales y Culturales que, de ser aprobado, permitirá establecer un marco normativo que habilite al funcionamiento de ese tipo de proyectos y su normal convivencia con el entorno.

A pesar de las estrategias de recuperación impulsadas desde que el pasado 8 de marzo fueran notificados de la clausura y sanción económica por parte del municipio, los gestores del Olimpo recibieron un nuevo revés el pasado viernes, cuando recibieron un oficio judicial para su desalojo: la propietaria del inmueble determinó la venta del mismo, tentando así a la construcción de un nuevo edificio. Después de seis años de regentear el espacio, los gestores del Olimpo no pudieron con el poder de convicción de uno de sus principales detractores: "Estuvimos negociando hasta último momento con la propietaria para renovar. Había voluntad, pero el cura que impulsaba las denuncias habló con la dueña y le pidió expresamente que no nos renovara", explica Pablo Teglia, uno de los responsables de un proyecto que deberá buscar ahora nuevos horizontes.

"No bajaremos los brazos", garantiza el gestor cultural, y apunta: "En ningún momento nos rendimos ni lo vamos a hacer. En todo caso es una pérdida para el barrio, porque nosotros encontraremos un nuevo espacio. Lo lamento por todos los vecinos que nos querían, que adoraban nuestra programación. Tenemos que hacer un poco el duelo, es un lugar que habíamos adoptado como propio, lo habíamos mejorado muchísimo, con inversiones acústicas, con la renovación de la instalación eléctrica... Y quedan ahí los murales, los recuerdos, la historia de lo que se hizo en estos seis años".

Como una cruel ironía, la noticia del cierre del Olimpo se dio casi en simultáneo con la viralización de un video que registra la reunión que en la madrugada del jueves se llevó adelante a todo volumen en la sede partidaria del Pro, en San Lorenzo y Maipú, a pocos metros de El Diablito, otro de los espacios culturales que debieron sortear sanciones por denuncias de algunos vecinos. Los custodios de la moral y el silencio rompieron así con las mismas normas que impiden actualizar desde el Concejo.

"Si hubiese una normativa que proteja a los espacios culturales... pero tiene que haber mucha voluntad de hacerlo", lamenta Teglia, y concluye: "Creemos que tiene que cambiar la historia, porque es increíble que se esté perdiendo un lugar con 60 años de trayectoria artística en la ciudad, y que pase como si nada, como si hubiera cerrado un kioskito. Y no es un kioskito, es un lugar donde pasaron muchísimos artistas y por donde iban a pasar muchos más".