Juzgada desde el puro desconocimiento, en una visión siempre teñida por la miopía estigmatizante de los grandes medios de comunicación, la escena de la música electrónica parecería resumirse en dos fenómenos: las celebraciones masivas en grandes espacios y, en paralelo, el consumo desenfrenado de sustancias que llegan a las primeras planas con títulos de tragedia. Sin embargo, como ocurre con todo tipo de expresión artística y cultural, detrás de esa simplificación la escena también se construye con proyectos marcados por una búsqueda artística, con asociaciones que apuestan a la contracultura y la creación colaborativa. En el universo de la música electrónica rosarina, La Montaña Discos puede apuntarse como uno de esos espacios que aportan equilibrio y contenido a la escena.

Con Guillermo de Caminos como su primer impulsor, el proyecto de La Montaña comenzó a gestarse en torno a un espacio para ensayos. Primero, como sala apta para todo grupo; más tarde, con dos recintos adaptados específicamente para el quehacer de los disc jockeys, que encuentran allí un ambiente apropiado para testear sus sets. Ese proceso de especialización tuvo también como responsables a Alejandro Beresi y Fernando Mariño, que con su dúo Etaro habían editado una serie de discos a través del sello del influyente colectivo Planeta X. "Ese espacio se sostenía mediante fiestas y eventos, que fue donde empezamos tanto a producir discos como a pinchar música, a adquirir las herramientas autogestivas --recuerda Beresi--. Tenemos un poco el conocimiento allanado para poder hacer lo que estamos haciendo ahora. Lo que más rescato de Planeta son esos inicios y todo el trabajo fuerte que se hizo en cuanto a experimentación musical".

 

"En la cotidianeidad que se genera van surgiendo ideas, discos, conocimiento sobre programas, conocimientos musicales"

 

Para Mariño, el contexto creativo y colaborativo de PX fue clave no sólo para su desembarco en la electrónica, sino también para la construcción de un concepto de convivencia. "Una vez que nos articulamos acá en La Montaña, desde el 2009, siempre fue un espacio de encuentro. En la cotidianeidad que se genera van surgiendo ideas, discos, conocimiento sobre los programas, conocimientos musicales", apunta el músico, trazando así un paralelismo con aquella experiencia inspiradora. Para de Caminos, la convivencia de voluntades resulta también sustancial para el crecimiento artístico: "Se van sumando los conocimientos, los que vienen comparten ideas en vez de guardarse las cosas para sí mismos intentando hacer su camino", dice Beresi.

La voz plural con que el trío se refiere al proyecto La Montaña se completó recientemente luego de que Guillermo de Caminos le sugiriera a la dupla la posibilidad de sumarse como socios del proyecto. La sociedad pronto se amplió con la conformación del sello La Montaña Discos, al que se sumaría Mariano Marcial Pérez, Dj, productor y propietario de los sellos Micra y Get Slow, que volcó su experiencia en la edición de vinilos.

Desde esa plataforma de edición lanzaron sus primeros discos bajo el nombre de Unknown Artist from Rosario, seudónimo bajo el cual aportan sus obras distintos artistas aunados por una línea estética unificada. Desde su primera publicación, el modelo de trabajo se vinculó con el lanzamiento de ediciones limitadas, en un proyecto que busca perfeccionar la experiencia autogestiva de Planeta X, según apunta Beresi: "En una de las ferias de discos que organizamos en La Montaña vino a tocar el Dj Leonel Castillo y trajo unas ediciones de un disco del que hizo sólo 50 copias, bajo un alias, algo que es muy común en la electrónica. Los discos circularon, se vendieron, y vimos que era algo similar a lo que diez años atrás hacíamos con Planeta X pero con un sistema que no estaba tan afilado. Al mismo tiempo estábamos queriendo editar música, entonces decidimos retomar ese modo de hacer las cosas, con ediciones limitadas de discos para la venta y, con ese dinero, buscar que la rueda gire".

 

"Nuestra búsqueda es más contracultural, la situación ideal no es la discoteca, es algo que sea alternativo al mainstream"

 

El catálogo creciente de La Montaña evidencia que la rueda está en movimiento, alimentando así a una escena que crece desde los márgenes de las expresiones masivas. "Son dos cosas que no tienen mucho que ver --aclara Mariano Pérez--. Una pasa por un lado más comercial, los grandes eventos. La Montaña en cambio es un espacio cultural, donde pasan un montón de cosas. Nosotros buscamos que sea un lugar de reunión, donde los chicos que van a ensayar pasen un rato con nosotros, que intercambien información. Siento que en la ciudad falta un lugar de encuentro, un club, donde se pueda ir a escuchar música, a hablar de música, a grabar sesiones. Un lugar cómodo y relajado para que los que están atrás de esta cultura tengan un lugar para compartir cosas, ideas, proyectos".

"Creo que hay una movida mainstream, importante, que se fue alimentando de esa parte más cultural de la electrónica --agrega de Caminos--. Creo que Rosario es la que mejor posicionada está respecto a la cultura de la música electrónica. Los lugares mainstream son más frívolos, donde la gente no está tan interesada en el arte sino en que el Dj haga un gol... Pero gracias a la movida underground se fueron sumando artistas, Dj's o productores, con una búsqueda más artística. Se mezcla la música, el arte, con el entretenimiento, que en ocasiones opaca lo artístico. Nosotros intentamos que la parte artística sea la principal y que el entretenimiento sea consecuencia de lo que estás recibiendo como arte".

En ese marco, Mariño reconoce que existen ciertas limitaciones que colocan a la electrónica en un contexto de nocturnidad difícil de alterar. "Creo que, justamente, la batalla que tenemos que lograr dar es eliminar esa cuestión de que la electrónica es solamente éso que pasa en los boliches, con todos los pibes y las pibas ultraproducidos, consumiento cosas, algunos hasta matarse... son cosas que no nos gustan. Tiene un poco que ver con que nunca vas a poder ver un Dj tocando una tarde en el Parque Urquiza. Está circunscripto a la noche, y la noche tiene sus cosas".

El carácter mainstream rompe además con el surgimiento mismo de un género que, según explica Beresi, "tiene orígenes muy marginales, de gente gay, negra, latina, que se juntaba en ambientes clandestinos". "Personalmente, anhelo que sea un espacio de liberación contracultural, no algo aggiornado a todo el sistema --remarca--. Hoy vas a un boliche y te tiene que revisar un policía. Es inaudito que en tu búsqueda de liberación cultural, del baile como algo espiritual, te tenga que revisar un policía. Nuestra búsqueda en ese sentido es más contracultural, la situación ideal no es el momento de discoteca comercial, sino algo que sea alternativo al mainstream".

‑ ¿Cuáles son los mecanismos para visibilizar ese movimiento contracultural? Y, por otra parte, ¿cómo es posible sostener una propuesta alternativa al mainstream en una ciudad donde es difícil sostener espacios culturales?

A.B.: Con autogestión, con muchísimo esfuerzo. Nosotros estamos dentro de lo alternativo, como lo fue en su momento Planeta X. De todos modos, somos underground pero lo que hacemos sigue teniendo que ver con el ocio, la diversión, que funciona en el boliche. No es difícil hacer un producto divertido y que la gente lo consuma, tenemos eso a favor: al hacer música bailable hay un consumo.

F.M.: En este espacio, La Montaña, hay un flujo de ideas constantes, que es a lo que dedicamos gran parte de nuestra energía, pero después tenemos el trabajo, el oficio de disc jockey, en situaciones tanto mainstream, en el boliche, como en otras alternativas. Y a través de la música tratamos de generar un clima, una vibración acorde a nuestros sentimientos. Ese es el punto de inflexión desde donde podemos posicionarnos dentro de lo comercial. Abordamos el boliche, o lo que tenga que ser, con una sensibilidad que es propia del contexto que le damos en nuestra vida, con la alegría que nos genera hacer lo que hacemos.