“La salida es colectiva”, plantean las editoras y editores de América Latina, que se unieron para contrarrestar los problemas de circulación y distribución de los libros en la región y crearon el Premio de No Ficción Latinoamérica Independiente, imaginado conjuntamente por el argentino Víctor Malumián (Ediciones Godot), el chileno Guido Arroyo (Editorial Alquimia), la colombiana Catalina González Restrepo (Luna Libros), la brasileña Rita Mattar (Fósforo), el boliviano Fernando Barrientos (El Cuervo) y los venezolanos Alberto Sáez, Rodnei Casares y Juan Mercerón (Libros del Fuego). Se sumaron también los sellos Elefanta (México) y El Fakir (Ecuador). Este premio a obra inédita promueve la publicación del texto ganador en español y en portugués por cada una de las ocho editoriales. El jurado está integrado por la escritora y actriz chilena Nona Fernández Silanes, la escritora mexicana Cristina Rivera Garza y la editora y periodista cultural venezolana Diajanida Hernández.

Malumián, director de Ediciones Godot junto a Hernán López Winne, y creador de la Feria de Editores (FED), que este año por la pandemia se realizó de manera virtual, hace tiempo que piensa en los problemas logísticos de los libros cuando intentan viajar por la región. “¿Qué pasaría si en lugar de enviar unas pocas centenas de ejemplares a cada país de Latinoamérica, el texto fuera publicado por una editorial local en cada territorio? No es lo mismo exportar libros a un país, que ser editora o editor en ese país. La diferencia está en recorrer librerías y compartir lecturas, charlar con la prensa, estar pendiente de la distribución; en pocas palabras, hacer todo lo posible para que ese libro llegue a manos de todos los lectores y lectoras posibles”, explica Malumián el sentido de impulsar el Premio de No ficción Latinoamérica Independiente.

“Pensar críticamente de forma original es hoy una tarea difícil. Reflexionar fuera de cualquier dogma, institución o tendencia anclada en los algoritmos de las redes sociales, se ha vuelto una tarea casi imposible para las y los pensadores iberoamericanos. Y pese a ello, o quizá por ello, el mundo estalla, en diversas zonas del globo, volviendo más urgente desplegar y difundir un pensamiento independiente, lúcido y revelador”, advierten los organizadores en la página web del premio. Malumián aclara que podrán presentarse hasta el 15 de febrero de 2021 textos que se muevan por los géneros de la investigación periodística, el ensayo, la crónica y los “híbridos de géneros”. No puede participar ninguna autora o autor que haya publicado en alguno de los sellos que organizan el premio. El editor de Godot agrega que están trabajando para encontrar otras editoriales cómplices en el resto de los países del continente y que buscan cerrar acuerdos con agencias literarias que ayuden a traducir el libro premiado a otros idiomas.

La salida es colectiva se ha convertido en nuestro mantra en estos meses de pandemia”, cuenta Catalina González Restrepo, editora de Luna Libros, editorial independiente colombiana, fundada en 2008 en Bogotá, que publica libros sobre América Latina, textos de humanidades –traducciones y textos escritos originalmente en español para el ámbito académico universitario de nuestro continente—, poesía, ensayo y narrativa. “Cuando Víctor (Malumián) me escribió al comienzo de la pandemia, todo era muy incierto; vivíamos un momento muy difícil porque estaban cerradas las librerías, y la invitación a este premio llegó como una apuesta hacia el futuro. Al principio quedé paralizada por lo que estaba pasando; pero fueron estos esfuerzos colectivos, estas alianzas, lo que me animaron a continuar y a pensar en un futuro posible, a pesar de las dificultades”, subraya la editora colombiana que edita un promedio de cuatro títulos al año y en su catálogo tiene a los argentinos María Teresa Andruetto (Por una literatura sin adjetivos) y Jorge Fondebrider (Historia de los hombres lobos).

“Las editoriales independientes debemos unirnos porque somos muy chicas y el mercado está dominado por los grandes grupos –precisa González Restrepo-. La circulación del libro en Latinoamérica es muy complicada; hay muchas barreras como el costo de los transportes y las barreras arancelarias que hacen muy difícil que los libros circulen libremente por nuestro continente. Esta es una manera muy efectiva de que el libro que premiemos esté en cada país como amadrinado o apadrinado por las editoriales independientes que se dedican a la no ficción. El premio es una manera de romper las fronteras”.