Los diarios del 29 de noviembre del 2000 informaron sobre la votación del presupuesto en Diputados, reclamada por el gobierno, y la muerte del actor Alfonso de Grazia, pero la noticia central fue la de la consagración de Boca. “Un mundo feliz” títuló Página/12 y puso esta bajada: “En medio de la crisis los argentinos se tomaron un respiro. Miles y miles festejaron el triunfo de Boca por todo el país. Mientras las calles se teñían de azul y oro hasta Fernando De la Rúa opinó sobre el partido". En la mañana del día anterior, Boca había alcanzado en Tokio el triunfo más importante de su historia, un 2-1 contra el poderoso Real Madrid.

Boca había llegado esa final después de haber superado en la definición de la Libertadores a Palmeiras por penales en el Morumbí, y antes de eso, a River en el recordado partido del gol con muletas de Martín Palermo. El Madrid era el campeón de Europa luego de vapulear por 3-0 al Valencia. El DT era Vicente Del Bosque, luego entrenador de la selección campeona del Mundo en Sudáfrica. Manejaba un equipo fenomenal que había perdido a Fernando Redondo (se había ido poco tiempo antes), pero sí tenía a varios jugadores de renombre mundial: Iker Casillas, Fernando Hierro, Roberto Carlos, Raúl, Guti, Makelele y el portugués Luis Figo, el futbolista más caro del planeta en ese momento, entre otros. Boca, que ya no tenía a Walter Samuel y Rodolfo Arruabarrena, era punto en la consideración global, pero contaba con el apoyo de 15 mil hinchas que habían viajado especialmente, un entrenador muy motivador como Carlos Bianchi y el mejor director de orquesta de la historia del club, Juan Román Riquelme.


El equipo de Bianchi formó ese día con Córdoba; Ibarra, Bermúdez, Traverso, Matellán; Battaglia, Serna, Basualdo, Riquelme; Delgado, Palermo. Hasta último momento se pensaba que a Palermo lo iba a acompañar en el ataque su amigo Guillermo Barros Schelotto, pero Bianchi se inclinó por el Chelo Delgado, muy cercano a Riquelme, y los hechos hacen pensar que tomó la decisión correcta porque Delgado jugó un partidazo, fue protagonista de varias llegadas y metió un fenomenal pase de gol para Palermo cuando sólo se jugaban dos minutos.

Una divertida crónica de Página/12, sustentada en lugares comunes y frases hechas, da cuenta de los dos primeros goles:

Al que madruga Dios lo ayuda, dijo en chino básico el juez de línea que estaba del lado de Delgado y se quedó con la banderita baja cuando el Chelo encaró por la izquierda y se fue hasta el fondo y levantó la cabeza y metió el centro para que Palermo calentara el ambiente antes de los dos minutos. Casillas es chico, pero el agujero es grande, pensó el nueve de Boca y tocó con la zurda la pelota que le había caído mansita sobre el área chica, mientras los defensores miraban. A caballo regalado no se le miran los dientes. Uno a cero. Ya se sabe que el que pega primero pega dos veces y que en el área de Hierro la defensa es de palo y fue así, entonces que a los 6 minutos Riquelme, que es torazo en rodeo ajeno, le puso un pase de magia de cuarenta metros a Palermo y el Loco, que es Loco, pero no come vidrio, antes de entrar al área pequeña aprovechó el pique y le dio como un grande, al segundo palo, de zurda, con violencia, al costado de Casillas que se tiro medio raro, pero que igual no hubiera podido hacer nada aunque se tirara como dos Yashines. Golazo.”

Los españoles reaccionaron rápido descontaron a los 11m con una volea de Roberto Carlos y martillaron de ahí hasta el final pero no pudieron con la sólida defensa boquease y debieron padecer varios contraataques que pudieron alargar la cuenta".

Cuando terminó el partido se lo vio a Riquelme tironeando como un chico de la camiseta de Figo, para cambiarla porque se la había prometido a su padre. En otra de sus notas cuenta al respecto Página 12: “La anécdota que se vivió ayer en Estadio Nacional de Tokio sirve para pintarlo por completo. Riquelme vivió la final a su manera. Como si hubiese estado en un potrero en Don Torcuato, en el patio de su casa o en la Bombonera. El mayor mérito de Román es que jugó como siempre. En el repaso del partido se pueden contar tres, a lo sumo cuatro pelotas mal jugadas. El resto, magia pura. Así como en la Libertadores quedó para el recuerdo el caño a Yepes, ahora va a permanecer en la memoria la última pisada al camerunés Geremi. En un rincón de la cancha pegado a la raya le mostró la pelota dos veces, se la escondió otras tantas, amagó a salir para atrás y a la derecha, terminó escapando para adelante y la izquierda(…) .

A lo largo de los últimos años, mucho se dijo sobre que no corría, que jugaba de a ratos, que no aparecía en los partidos importantes, que... Si quedaba alguna duda, parece que el examen de ayer es incuestionable. Riquelme jugó el partido de su vida. No hacía falta que jugara tanto para demostrar su jerarquía. Pero qué suerte que lo hizo.”

Riquelme la rompió pero también brillaron el Patrón Bermúdez, que anuló a Raúl y ganó siempre de arriba; Palermo, por los dos goles y otras apariciones ofensivas; y Delgado, que desbordó cada vez que se lo propuso, en base a velocidad y habilidad y pudo haber metido un gol de cuento después de gambetear a cuatro rivales, pero Casillas salvó milagrosamente

Después de aquel partido Real Madrid jugó cinco finales y las ganó todas: 2002, 2014, 2016, 2017 y 2018. Boca, por su parte, perdió la del 2001 ante el Bayern, ganó la del 2003, por penales ante el Milan, y cayó 4-2 ante los italianos en 2007. Nunca más desde entonces un equipo argentino ganó esa Copa. Se festejó mucho aquella victoria contra los italianos del 2003, pero nunca como la de la mañana del 28 de noviembre del 2000. Se cumplen 20 años redondos de aquel día glorioso.