Una mujer de 49 años fue encontrada asfixiada este fin de semana en el interior de su casa del distrito bonaerense de Quilmes, al sudeste del conurbano bonaerense. Como principal sospechoso fue detenido su marido, quien quedó imputado por "homicidio calificado por mediar violencia de género agravado por el vínculo".

El cuerpo de Rosana Elena Rosales fue hallado por la efectivos de la comisaría 9na. de Quilmes a las 2 del domingo en la vivienda de General Acha al 4100, del Barrio Parque Calchaquí, que compartía con su esposo, de 49 años. Según fuentes de la investigación, fue él quien llamó al 911 para informar que había encontrado muerta a su mujer durante la noche, cuando fue a acostarse.

El sospechoso, revelaron las fuentes, dijo que notó que el cuerpo de su pareja estaba frío y luego se dio cuenta que la correa de una cartera rodeaba su cuello. De acuerdo con su relato, en ese momento habría intentado reanimarla sin éxito. "El hombre explicó que fue él quien le retiró el cordón del cuello para tomarle el pulso", detallaron los investigadores.

Aunque el sospechoso sostiene que se trató de un suicidio, la autopsia realizada en la Morgue Judicial de Ezpeleta determinó, en cambio, que Rosana murió como consecuencia de asfixia mecánica traumática. Además presentaba lesiones en las fosas nasales.

Si bien no está acreditado aún cómo la asfixiaron, ya que en el cadáver no se hallaron a simple vista signos de ahorcamiento como el surco o el "apergaminamiento" de la piel, los peritos creen que se hizo con una almohada, como la que se secuestró al costado de la cama en la que yacía el cuerpo.

Con los resultados preliminares de la autopsia, sumados a algunas inconsistencias en el relato del esposo de la víctima, el sospechoso quedó detenido y será indagado este martes. El hombre fue acusado de "homicidio calificado por mediar violencia de género agravado por el vínculo", que prevé una pena de prisión perpetua.

La fiscal del caso, Ximena Santoro, de la Unidad Funcional de Instrucción N°7 del Departamento Judicial de Quilmes, ordenó también el secuestro de los celulares de la víctima, del acusado y de las hijas de la pareja.

Según los investigadores, la Policía de la comisaría 9na de Quilmes ya había concurrido a la vivienda de Rosana en reiteradas oportunidades en los últimos cuatro años, ya que eran frecuentes los problemas domésticos en la familia, constituida por el matrimonio y cinco hijas, cuatro de las cuales residían allí.

De acuerdo con la versión policial, Rosales mantenía serios problemas de convivencia con sus hijas y cuando se originaba alguna pelea el ahora acusado intentaba mediar, ocasiones en las que la violencia solía aumentar. "Cuando él intervenía, la mujer aparentemente entendía que lo hacía a favor de las hijas", describió un vocero a Télam.