“Algo que me sucede es que no tengo más un

                                             marco sólido para apoyarme sino que estoy permanentemente

                                         en un nivel de «incompletud», de fragilidad y de descubrimiento”.


                  “Me interesa crear un nuevo vocabulario que pueda abrir a pensar otras cosas

                                                         Llamo «producción inconsciente» no al inconsciente que

                                                                  está previo sino al que se produce en el momento”.

                                                                                                                                       Janine Puget.


“Amigarse con lo incierto”, escribió Janine en un breve trabajo el pasado abril pensando en la pandemia.

Siempre estaba en movimiento: conferencias, conversatorios, clases, análisis, escritos.

Siempre estaba en movimiento: conferencias, conversatorios, clases, análisis, escritos.

Muchos la vimos, la escuchamos e intercambiamos intensamente con ella este año gracias a la pandemia y al zoom, estaba todas las semanas en alguna actividad. No paraba, a veces estaba cansada, pero trabajar la hacía volar. Reuniones multitudinarias con muchos psicoanalistas de Latinoamérica que la admiraban, felices por el reencuentro, una puerta nueva que abrió la pandemia. Reencuentros impensados en febrero pasado que sólo se dan en los congresos internacionales y tenían un clima de salir al recreo en la primaria.

Su pasión era todo lo nuevo, lo inesperado, el presente visto como un futuro que siempre está llegando, insondable.

Cuando se la escuchaba se sentía como una aceleración porque se entusiasmaba hablando, se iba apasionado o enojando con intervenciones del tipo “eso ya lo dijo...” o “esto se parece a“, porque lo que la movía era el conflicto, la multiplicidad, las diferencias, la incertidumbre, lo nuevo y lo diferente.

Sus escritos eran a menudo desafiantes, escribió sobre distintos temas que no eran tomados, o eran evitados como el terrorismo de Estado, los mundos superpuestos de analista y analizando, el psicoanálisis que no considera las situaciones políticas, sociales, económicas. El psicoanálisis que no se renueva.

Con su amigo Isidoro Berenstein crearon el psicoanálisis vincular, que también se llama “vincular” en los países que no son de habla hispana, reconocimiento implícito a sus creadores.

Muchos son los deudos que deja Janine, muchos somos los que sentimos que aprendimos con ella y de ella, nos dejó una marca, dejó un antes y un después.

Tuvo una vida larga, creativa, intensa y murió unas horas después de haber expuesto en un congreso de psicoanálisis. Yo creo que ese fin, le hubiera gustado.

Diálogo con Janine en abril:

La verdad que estoy asombrada y conmovida... creo que lo importante es que no nos atengamos al ritual de los 15 minutos y que dialoguemos, que me interrumpas o más bien, dado que para mí un diálogo comporta la interferencia, responde a eso que a veces se oye... “me permitís que te interrumpa”... diálogo es interrumpir y que podamos entre todos aprender algo... en qué lío nos metimos o me metiste, pero te lo agradezco porque si eso moviliza a los analistas bienvenido sea.

Me estoy rompiendo el alma, metáfora no adecuada porque no sé si tengo alma ni si me estoy rompiendo, pero uno queda pegado a fórmulas antiguas. Estoy tratando de pensar cómo decir algo en un tiempo limitado que transmita mis ideas y abra a nuevas, beso.

Delia Torres Aryan es secretaria científica de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APdeBA).