Cuando este jueves se cumpla el tumultuoso año transcurrido desde la asunción del Gobierno, el presidente Alberto Fernández podrá exhibir un número auspicioso, sin euforias: retiene una sólida imagen positiva del 55 por ciento pese a las enormes dificultades de 2020. El mandatario debió afrontar la catástrofe económica y el endeudamiento que dejó Mauricio Macri y, desde marzo, los efectos del coronavirus que cambió al mundo entero. Lo que prima en la sociedad es el acompañamiento al Gobierno, principalmente de sus votantes, que entienden la situación. La base de las opiniones positivas está en la gestión de salud: la mayoría considera que se gestionó bien la crisis de la pandemia y que se está manejando bien la compra de las vacunas. En cambio, las cosas están parejas entre opiniones positivas y negativas en otros aspectos como la seguridad, la economía, la falta de trabajo y la justicia.

Las conclusiones surgen de una amplia encuesta realizada por la consultora Aresco que lidera Federico Aurelio. En total, se entrevistaron 5.000 personas --un número muy alto-- de todo el país, respetando las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social. Las encuestas fueron telefónicas, por el sistema automático, lo que en general resulta desfavorable para el peronismo que tiene una gran parte de los adherentes en los sectores de menores recursos y por lo tanto carece de teléfono. De todas maneras, Aresco tiene enorme experiencia en estos trabajos y utiliza coeficientes de corrección.

“Los entrevistados son conscientes y perciben la situación negativa de la situación del país y un empeoramiento de casi todas las problemáticas --señala Federico Aurelio--. Sin embargo, se sostiene un acompañamiento a la gestión del gobierno nacional por parte de los votantes de Fernández-Fernández, o bien con saldo positivo, o bien equilibrado, tanto en su accionar en general como en la actuación de las distintas áreas de gobierno. Lo que se percibe es que los no-votantes de Fernández-Fernández, que acompañaban bien en los primeros meses de gobierno, han ido perdiendo la confianza”.

Como es evidente, el Gobierno tendrá que estar atento a todos estos números, pero también podría concluir que no son malos datos para un año en el que debió lidiar con una situación muy difícil. La lógica indica que las cosas tenderán a mejorar: “uno de los dos problemas graves del país y el mundo, el virus, parece encaminarse a una solución --afirma Aurelio--. La otra cuestión, la economía, también tiende a mejorar y los economistas coinciden en que la recuperación puede ser muy fuerte. De manera que no son números malos para nada los que tiene ahora el Gobierno, porque exhibe una fidelización de sus adherentes: casi la mitad de los ciudadanos, que en 2019 apoyó al Frente del Todos, sigue comprensivo y razona que el gobierno no es responsable de las dificultades, que no tuvo suficiente tiempo y otros razonamientos similares”.

Para Aurelio, que Alberto Fernández tenga un 55 por ciento de opiniones positivas es significativo, sobre todo si se compara con los mandatarios de casi toda América Latina. Sebastián Piñera, en Chile, no supera el 15 por ciento de opiniones positivas; la aprobación de Jair Bolsonaro está en el 40 por ciento; en Paraguay el 80 por ciento dice que no volvería a votar a Mario Abdo, mientras que Janine Añez en Bolivia y Martín Vizcarra en Perú, antes de dejar el poder, tenían niveles catastróficos de aprobación. En las encuestas conocidas, los presidentes que se sostienen por encima del 50 por ciento son el de México, Andrés Manuel López Obrador, el de Colombia, Iván Duque, y el que asumió más recientemente, el uruguayo Luis Lacalle Pou.

“Los que logra Alberto Fernández son valores importantes. Hay que ver cómo evoluciona la economía, cómo se recupera el trabajo, pero no es verdad que haya altos niveles de mal humor. Además, parecen números estabilizados desde septiembre. En ese momento, los no-votantes del Frente de Todos dejaron su apoyo al Gobierno, pero Fernández-Fernández retuvieron y siguen reteniendo su base. Atención que no es únicamente el núcleo duro. Hay un 33 por ciento que es ese núcleo duro, hay otro 33 por ciento que no va a apoyar nunca al peronismo y hay un 33 por ciento del cual la mitad comprende lo que hizo el Gobierno y lo evalúa bien. Yo creo que el Frente de Todos tiene que seguir trabajando en consolidar esa base solida que tiene”, redondea Aurelio.

Si se pregunta a los ciudadanos por el problema más importante del país, lo que aparece a la cabeza es la economía y el trabajo. Luego, con valores más bajos la corrupción, el mal funcionamiento de la justicia, la falta de unidad (o sea la grieta) y la inseguridad.

Lo que tiene una alta valoración es la gestión del Gobierno en materia de salud. “El 62 por ciento de los consultados opinan bien o muy bien de lo que se hizo frente al coronavirus. Pero aún más se destaca lo que se está haciendo respecto de la compra de vacunas. En este último punto las opiniones positivas redondean el 71 por ciento”, analiza Aurelio. El punto de partida indudable, confirmado por todas las encuestas, es que una enorme mayoría considera que la cuarentena inicial fue un gran acierto y que permitió rearmar el aparato de salud que venía muy destruido de la mano del gobierno de Cambiemos. En esos primeros meses de pandemia, de marzo a septiembre, se percibió como razonable lo hecho por Fernández-Fernández, que no sólo se basó en el asesoramiento de los científicos, sino que logró una alianza importante con los gobernadores, incluyendo los de Cambiemos. El dato sobre la aprobación de la gestión en salud no es menor: fue el tema más importante del año.

Los grandes medios, en alianza con Cambiemos, crean un clima de hostigamiento que no se verifica en la realidad desde el punto de vista de los porcentajes de aprobación que sigue reteniendo el gobierno. Y el dato auspicioso para la Casa Rosada es que, por lo general, a fin de año y en el verano tradicionalmente se crea un ambiente de cierto optimismo. A esto se suma se suma la perspectiva de la vacuna para superar la pandemia y la lógica indica --ya empezó a verificarse-- que la economía irá mejorando, algo casi matemático después del desastroso legado de Macri y los efectos del coronavirus. Por lo tanto, no es improbable que los números del gobierno, que no son para nada malos, tiendan a mejorar. A la vista está el año electoral.