Desde Brasilia

Sobre como sabotear la vacuna. Jair Bolsonaro anunció que no comprará los más de trescientos millones de jeringas necesarias para la campaña de inmunización masiva contra el coronavirus, la dolencia que costó la vida de más de 198 mil brasileños , según los datos de este miércoles, y podría superar las 200 mil muertes esta semana.

Alegó que los precios de las jeringas "se dispararon" recientemente debido a una maniobra de mercado para sacar ventaja del apuro del gobierno por comprar, por lo cual la nueva subasta fue suspendida con plazo indefinido: hasta que "los precios vuelvan a su normalidad". La postergación implica un nuevo retraso para el ya demorado inicio de la vacunación.

El concurso en cuestión se realizó a fines de diciembre, siendo que algunos gobernadores y especialistas habían recomendado al Ministerio de Salud que lo convoquen en julio o agosto para poder contar con un buen stock de jeringas y agujas antes de que las vacunas eventuales fueran aprobadas. Pero la convocatoria de los proveedores se demoró injustificadamente ( tal vez deliberadamente).

La falta de insumos es un problema "serio" consecuencia del "desinterés" del gobierno nacional, "hay muchos países vacunando, sólo Brasil no empezó, esto no tiene justificación", declaró el gobernador de Piauí, Wellington Dias, del Partido de los Trabajadores.

Las tratativas para la compra de jeringas fueron tan retardadas como las negociaciones con los laboratorios que producen el fármaco, algunos de cuyos ejecutivos declararon estar sorprendidas ante las exigencias presentadas por los brasileños (posiblemente para dilatar los acuerdos).

El mes pasado el presidente consideró injustificada la "prisa" de una parte de la población por la aprobación de una vacuna que podría causar efectos colaterales graves. Con su estilo jocoso pidió que las personas reflexionen antes de aplicarse un producto que puede convertirlas en "yacarés".

Y junto con otras menciones fantasiosas sobre las contraindicaciones de la vacuna citó una serie de virtudes poco menos que milagrosas de la hidroxicloroquina y un antiparasitario, pese que ambos no son recomendados por la Organización Mundial de la Salud.

Paralelamente, un ministerio clandestino que funcionaría en el Palacio del Planalto y a cargo del cual están decenas de blogueros y canales terraplanistas , divulgaron fake news sobre consecuencias irreversibles de los inmunizantes, y organizaron marchas contra la "Vachina", apodo dado a la vacuna china Coronavac, la más odiada por la ultraderecha. Esto debido a su origen ( también la llaman la vacuna del Partido Comunista Chino) y porque 11 millones de dosis de la misma fueron importados por el gobernador de San Pablo, Joao Doria, un exbolsonarista ahora convertido en enemigo del gobierno y potencial candidato presidencial en 2022.

Doria reiteró este miércoles que la Coronavac comenzará a aplicarse en su estado el 25 de enero, pero para que esto ocurra debería contar con ola autorización de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria, un organismo formalmente autonómo que en realidad obedece órdenes del gobierno nacional.

Mientras en San Pablo Doria defendía la vacunación en Brasilia Bolsonaro volvió a manipular datos al relativizar el atraso de Brasil frente a los países latinoamericanos y del resto del mundo que comenzaron a aplicar el medicamento.

Comentó que si bien 44 países están en plena vacunación "a muchos de ellos" el laboratorio Pfizer les entregó "apenas 10 mil dosis" dando lugar a la "falacia de los medios sobre que otros países están vacunando a toda su población".

Evitó mencionar que ningún gobierno prometió alcanzar a toda la población desde el primer día y para minimizar los datos dijo que China vacunó sólo al 0,31 % de sus habitantes y Rusia al 0,55 %, sin precisar que esto implica más cuartro millones de chinos y poco menos de 900 mil rusos.

En pie de guerra

Bolsonaro caracteriza a la vacunación como un combate inscripto en la guerra de amplio espectro contra los "globalistas", una categoría que abarca desde la izquierda, a la OMS y los enemigos de Occidente en general. Según este credo que tiene entre sus devotos al presidente y sus influyentes hijos, el saliente presidente norteamericano Donald Trump es el máximo defensor de los valores tradicionales amenazados por los los "globalistas".

Sin embargo, ni el propio Trump asumió una posición tan radical ante la vacuna como la adoptada por el Clan Bolsonaro, que parece librar una guerra contra la ciencia.

Para impedir que se apruebe la cuarentena contra contra la covid-19, obstruir el uso de barbijos y diferir al máximo la vacuna, el gobernante militarizó al Ministerio de Salud, desplazando a los cuadros de carrera y designando como ministro al general, Eduardo Pazuello, y como vice al coronel Elcio Franco Filho, ambos sin formación en medicina.

Antes de anunciar la postergación de la licitación de las vacunas Bolsonaro se reunió el martes con Pazuello, quien ha declarado que su función en la cartera es la de comportarse como un militar, obedecer órdenes de su superior sin cuestionarlas.

Luego de la reunión, al dejar el Ministerio de Salud, Bolsonaro fue abucheado por una ventiena de personas, y algunos le gritaron "asesino".

Sin embargo, la obediencia debida del general en ejercicio Pazuello y del coronel retirado Elcio Franco, no sería respaldada por una parte de la cúpula del Ejército, que mantiene su respaldo al gobierno, no hay dudas de ello,, pero sin hacerlo a libro cerrado.

Según el canal CNN-Brasil, habría sectores del generalato preocupados ante la ventaja obtenida por Argentina en la carrera de la vacuna, y estarían presionando para que el capitán-presidente se deje de dilaciones. Trascendidos similares fueron publicados en otros medios.