El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este viernes que no asistirá el próximo 20 de enero a la toma de posesión de su sucesor, el demócrata Joe Biden.

"A todos los que me han preguntado, no iré a la toma de posesión el 20 de enero", dijo Trump en un lacónico tuit.

En otro mensaje anterior, el gobernante saliente había mandado un mensaje a sus seguidores: 

"Los 75.000.000 de grandes patriotas estadounidenses que votaron por mí, ESTADOS UNIDOS PRIMERO y HACER A ESTADOS UNIDOS GRANDE OTRA VEZ, tendrán una VOZ GIGANTE en el futuro".

"¡No se les faltará el respeto ni serán tratados injustamente de ningún modo, manera o forma!", agregó.

Trump no será el primer mandatario norteamericano que no asiste a la asunción de su sucesor. Hace 152 años Andrew Johnson se negó a participar de la ceremonia que dejaría en la presidencia a Ylysses Grant. Johnson y Grant se odiaban. Como dato color, Johnson pasó solo un mandato en la presidencia, igual que Trump. Anteriormente, tampoco John Adams asistió a la ceremonia de posesión de Thomas Jefferson.

El vocero del vicepresidente Mike Pence informó que éste aun no decidió si se va a hacer presente en el acto, pero informaciones previas hacen suponer que lo hará, aunque aun no ha sido invitado formalmente.

Los demócratas

El partido Demócrata no parece demasiado conmovidos por la novedad. Ninguno de sus principales dirigentes se apresuró a responder, y sus cabezas parlamentarias siguen insistiendo con la destitución de Trump. O sea que lo quieren aún más lejos de la ceremonia.

Para la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, Trump tiene que ser removido de su cargo “por incitar a la sedición” el miércoles. “Aunque queden 13 días solamente, cualquier día puede ser una película de terror para Estados Unidos”, sostuvo en una conferencia de prensa. A ella se sumó el líder de la bancada demócrata en el Senado, Charles Schumer. Ambos le pidieron al vicepresidente, Mike Pence, que aplique “inmediatamente” la Enmienda 25 de la Constitución. Pence ya dijo amablemente que no lo hará.

Según esa norma, un presidente puede ser removido cuando no está en condiciones de ejercer su cargo. Le corresponde al vicepresidente tomar esa decisión, apoyado por la mayoría del gabinete. Aunque algunos medios estadounidenses reportaron que hubo conversaciones entre funcionarios para aplicar esta medida después del asalto al Congreso, no se conoció ningún plan concreto para hacerlo.

“Si el vicepresidente y el gabinete no actúan, el Congreso se podría preparar para avanzar con un juicio político. Ese es el abrumador sentimiento de mi bloque”, dijo Pelosi. Durante el día, se conoció que un grupo de congresistas demócratas del ala más progresista ya empezaron a trabajar en ese pedido. “Los artículos para pedir el juicio político ya están en un borrador y están listos para ser presentados”, afirmó la representante Alexandria Ocasio-Cortez como advertencia en el caso de que no se aplique la Enmienda 25. Pero todo indica que no hay tiempo para algo semejante hasta el 20 de enero, día del traspaso.

Reconocimiento

Trump reconoció por primera vez este jueves explícitamente su derrota en las elecciones de noviembre y condenó el asalto perpetrado el miércoles por sus seguidores en el Congreso, un hecho del que ha sido responsabilizado por haberles arengado con sus denuncias de fraude electoral antes de que ocurriera.

En ese mensaje, Trump aseguró que aquellos de sus seguidores que cometieron crímenes en el asalto al Congreso, en el que hubo cinco muertos, incluido un policía, "pagarán por ello".

Trump se ha pasado los últimos dos meses, desde que se conocieron los resultados de las elecciones, denunciando irregularidades en las elecciones y un presunto fraude que no ha podido demostrar.