Pasaron cuatro meses desde el inicio de la pandemia para que los jugadores de la Selección Argentina de handball pudieran volver a los entrenamientos en el Cenard, a fines de julio. El principal objetivo: prepararse para el Mundial de Egipto 2021. Sebastián Simonet, el histórico central de Los Gladiadores que volvió a jugar en nuestro país en 2019 y entrenó en su casa durante la cuarentena, conversó con Página/12 sobre la previa, las expectativas del equipo y las propias para lo que será su octavo mundial. También habló sobre cómo seguirá este año, en el que le pondrá punto final a su carrera con la celeste y blanca.

-¿Cómo fue la vuelta a los entrenamientos?

-Fue hermoso después de meses de no haber tenido contacto con mis compañeros, ni con la pelota. Pasar de hacer la parte física en casa con bidones de agua, a volver a una pista de atletismo en el Cenard fue muy lindo. Por el protocolo, primero entrenábamos al aire libre, a los dos meses empezamos en la cancha, pero solo podíamos hacerlo de manera individual. A lo último, llegamos a hacer entrenamientos completos, pero sin poder jugar ningún partido.

-¿Y la preparación para el Mundial?

-Entiendo el momento que estamos atravesando, pero no fue la situación ideal para afrontar un torneo así. Me hubiera gustado haber tenido alguna concentración, o que se hubieran organizado partidos amistosos. Estar en un lugar diez días, entrenar con contacto completo y acceso a un gimnasio para hacer doble turno, hubiera sido ideal. Pero cuando proponíamos este tipo de cosas, nos explicaban todas las dificultades y uno entiende, pero las ganas de mejorar muchas veces pesan más. Igualmente, por las posibilidades que tuvimos, hicimos una gran preparación.

Entre el 27 de diciembre y el 7 de enero, Los Gladiadores participaron de dos torneos previos al debut, primero en Doha y luego en Moscú, en los que mostraron un gran rendimiento e incluso derrotaron a España por primera vez en la historia.

El Mundial contará con la participación de 32 selecciones divididas en ocho zonas de cuatro. De cada grupo clasifican las tres primeras, que se cruzarán con las tres primeras de otra de las zonas y formarán la Main Round. En el caso de Argentina, que forma parte del grupo D, lo haría con el C, formado por Croacia, Japón, Qatar y Angola. Los dos equipos que queden en primer y segundo lugar de esa zona de seis se clasifican directo a cuartos de final.

-Les toca Dinamarca, último campeón del mundo, Bahrein y Congo ¿Cómo ves el grupo?

-Dinamarca es muy fuerte. Una vez logramos sacarle un punto y desde ese entonces, siempre lo peleamos. Lo malo es que ya saben que podemos ganarles o estar ahí y salen a jugar a matar. Después hay dos equipos similares a nosotros, tendríamos que estar un poco más arriba que Congo y muy parejos con Bahrein, que hace menos de un año le ganó a Qatar en Asia. Es un equipo que hay que respetar, con el que lucharemos el segundo puesto. Si la lógica se da, tendríamos que estar entre los tres primeros. El grupo parece accesible, lo malo es que cada vez que nos ha tocado un grupo “bueno” no nos fue bien, pero creo que hemos aprendido de esos errores.

-¿Cuál es el objetivo principal?

-Intentaremos quedar segundos o primeros y meter buenos resultados para quedar lo más arriba posible en la ronda principal. Estar entre los 8 mejores equipos del mundo sería loquísimo, si se da, sería algo soñado. Los cruces del grupo no son imposibles, pero son muy difíciles. Uno se ilusiona viendo las cualidades del equipo y cómo se fue comportando estos últimos años. No nos vamos a achicar, pero tampoco vamos a pensar que porque somos Argentina ya le ganamos a Congo y a Bahrein. Con los pies sobre la tierra, a ser lo más competitivo posible y a dar todo hasta el último minuto del último partido.

-¿Cuál es la fortaleza del equipo?

-Hemos conseguido tener una gran defensa, muy cambiante y dinámica. Ahora es más sólida y le hemos agregado contraataque que nos costaba muchísimo. Lo bueno es que hay una linda cantidad de jugadores que están en un nivel altísimo, han recuperado la forma y están muy bien. Vamos a tener que aprovecharlos, abrirles espacio, generar juego para ellos y fomentar esas situaciones. Pudimos entender lo que Manolo (Cadenas) quería, lo que vio en nosotros y creo que hoy en día es el pilar del equipo.

-¿Tienen algún punto a mejorar?

-La definición muchas veces no fue nuestro fuerte. Cuando el arquero rival se agranda, se nos cierra el arco. Estar concentrados en ese último segundito de definición nos puede dar un plus. Ojalá que podamos mejorar eso. Uno ve a grandes arqueros como Landin de Dinamarca y sentís que no hay manera de hacerle un gol. Igualmente, estamos en un momento en que los jugadores importantes están con una madurez y un acople impresionante.

Simonet también confesó que, si los Juegos Olímpicos de Tokio se hubieran realizado en 2020, no estaría participando en Egipto: “Lo tomo como una oportunidad más para poder disfrutar conscientemente de que es mi último mundial, darlo todo y que se vea una versión muy buena de mí y no que estén pidiendo a gritos que me retire”.

-¿Te vas a retirar en Tokio?

-Sí, es mi sueño. Después de una carrera tan larga, linda y siempre intentando defender de la mejor manera esta camiseta, poder hacerlo por tercera vez consecutiva, con mis hermanos al lado, mis viejos en la tribuna y algún resultado histórico, sería la frutilla del postre. Pedir todo esto es abuso de mi parte, porque he vivido cosas hermosas en el deporte, pero estoy haciendo un gran esfuerzo, no es que lo pido y quiero entrar en la lista de regalo. Estoy haciendo todo para estar ahí y aportar mucho al equipo.

Con el futuro como ex jugador a la vuelta de la esquina, Simonet ya tiene claro lo que quiere: “Tengo ganas de ver qué pasa el día que no sea más jugador, quizás sigo en el club, pero no como profesional. Seguiré trabajando en la empresa familiar, ayudaré a quienes me ayudaron durante toda mi vida y me dedicaré a mi familia. Y de alguna manera siempre estaré presente dentro del handball”.