El 15 de julio de 2010, a las cuatro y cinco de la mañana, luego de catorce horas de debate ininterrumpido, Argentina se transformó en el primer país de Latinoamérica en sancionar la Ley 26.618 de Matrimonio Igualitario

Quince años después, la entonces senadora y actual diputada de Unión por la Patria Blanca Osuna recordó los debates en el recinto y la discusión pública que atravesó a la sociedad: "Hizo una Argentina mejor", reflexionó en la 750

La votación tuvo como resultado treinta y tres votos a favor, veintisiete en contra y nueve abstenciones. La norma venía con un fuerte apoyo de Néstor Kirchner, quien ya había dejado la presidencia y era diputado por la Provincia de Buenos Aires y torció gran cantidad de voluntades en favor de la ley. 

"Las sociedades tienen que ir evolucionando, es decir hay que ir superando el oscurantismo con igualdad, con inclusión, que es lo que elimina las tensiones y permite que una sociedad se vaya realizando", decía Kirchner tras la aprobación. 

"Cuando llega al Senado con la media sanción, quienes se oponían lo hacían por argucias de dos tipos", recordó Osuna. "Que por historia, por tradición y por antecedente jurídico, no se podía aprobar la unión entre personas del mismo sexo. Y en segundo lugar, esgrimían razones de fe. En ambos casos fueron quedando en el camino por la fuerza de quienes reivindicaban y reclamaban para sí mismos y para toda la sociedad". 

A pesar de las manifestaciones de algunos sectores eclesiásticos de diversas religiones, como algunas expresiones de iglesias evangélicas y un sector de la Iglesia Católica, el apoyo aumentó progresivamente hasta transformarse en la opinión mayoritaria. "Había manifestaciones públicas, declaraciones condenatorias, definiciones amenazantes y de castigo moral, fue una etapa de la Argentina en la que veníamos de una sucesión de debates: la 125, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Eran normas que habilitaban para la Argentina una etapa que era mejor, distinta, más justa", opinó Osuna en En el ojo de la tormenta

La senadora dijo además que la sanción de la ley fue un cambio cultural importante que "todavía está abierto" y que mejoró la calidad de vida de muchas personas que se enfrentaban cotidianamente a actos de discriminación.

"En mi discurso tuve muy presente la situaciones de dolor que afectaban a personas que habitaban pueblos pequeños y padecían la discriminación de no constituirse como personas que podían elegir, enamorarse, pensar una familia, un proyecto vital y hasta la cosa más primaria que sería asumirse como personas de distinto sexo al biológico", planteó la legisladora nacional por Entre Ríos. 

Y concluyó: "Este aniversario es una fecha clave en un contexto político atroz que busca retroceder. Leyes así, que atraviesan no solamente los derechos humanos de las personas sino reivindicaciones básicas, requieren de un Estado presente, que vaya acompañando eso, y acompañar significa un aporte a la conciencia social de aceptación y un aprendizaje que hay que ir explicando".