Sinónimos, del director israelí Nadav Lapid, es una de las películas más destacadas del año 2020. Premiado con el Oso de Oro en el Festival de Berlín, cuenta la llegada a París de Yoav (Tom Mercier), un joven israelí que siente un rechazo radical por su país y por el idioma hebreo. Al llegar a París, le roban y se encuentra completamente desnudo en un apartamento vacío. Es acogido por dos jóvenes franceses, Emile y Caroline (Quentin Dolmaire y Louise Chevillotte), que le regalan ropa y entre otras cosas un llamativo tapado amarillo. Empieza para él la búsqueda obstinada, violenta y poética de una nueva identidad. A medida que va avanzando en su tentativa de integración, descubre que el peso de la tradición está tan presente en el país soñado como en el odiado. Yoav está atrapado entre la masculinidad promovida por el nacionalismo y el ejército, y la búsqueda de una coreografía liberadora. Lo persigue la fatalidad de un mundo dividido en dos. Entre Israel y Francia, entre el hebreo y el francés, entre sexualidades, ya que Yoav ocupa el lugar del tercero en la pareja formada por Emile y Caroline. En medio de esas infinitas dualidades, Sinónimos narra la imposible trayectoria de un cuerpo masculino a través de la serie de posibles significados. 

A lo largo de la película ponés en escena a un cuerpo viril expuesto a una tentativa radical de desidentificación.

N.L: Creo que ese cuerpo es el resultado de una construcción. Cuando eres joven y creces con una especie de concepto estético y existencial, con una clara distinción entre lo que es bueno y lo que no lo es, terminas siendo moldeado por ello. Cuando de niño sabes, desde muy temprano, qué reflejo de ti mismo debería devolverte el espejo, es algo que está realmente arraigado dentro de tu cerebro. 

¿Puede Yoav liberarse de su cuerpo-soldado, de la masculinidad guerrera que encarna?

N.L: Tengo la impresión de que Yoav no puede deshacerse de sus músculos. Puede intentar borrar tres kilos de ideas, tirarlos por la borda y reemplazarlos con toda una nueva gama de valores, puede reemplazar su lengua por otra, pero siguen estando sus músculos y un ideal debelleza que finalmente predomina. En este sentido, la virilidad es una dictadura del cuerpo que posee el alma y conoce su camino.

También escenificás un desfasaje entre los guardias de seguridad de la embajada de Israel en París y los demás. El personaje del guardia Yaron, por ejemplo, parece estar siempre inmerso en una película de acción.

N.L: El personaje de Yaron se basa en alguien al que conocí cuando trabajaba en seguridad y que en París era una de las personas más ingenuas, amables y positivas. Y al mismo tiempo, no sabía nada de nada, todo lo que sabía era lo que se la había enseñado en Israel, en el ejército, y por lo tanto para él el mundo era un campo de batalla, y Europa un nido de avispas. Caminaba por el elegante barrio de Saint-Germain-des-Prés como un soldado que camina por la selva y que puede ser atacado en cualquier momento. Como si toda panadería pudiera ocultar una trampa. Estaba atrapado por la guerra como si estuviese en una especie de cruzada.

Este desfasaje está reforzado por una escena de combate entre dos hombres donde la violencia surge de manera tan insólita que parece realismo mágico.

N.L: Creo que lo fuerte de esta escena es la idea de que para algunas personas la guerra es algo fantástico u onírico, y para otras es la realidad misma, es del orden de lo posible. Si piensas en cómo está filmada esta escena de lucha, te das cuenta de que la cámara opta por mostrarla con mucha moderación. Como si la cámara no quisiera decir que es algo excepcional, porque también es algo muy normal y obvio. Así que es como si la cámara se negara a decidir si es locura o si es algo banal y cotidiano.

Hay algo erotizante en esa coreografía de los cuerpos, que hace tambalear las fortificaciones de la heterosexualidad.

N.L: Son varias cosas. Está relacionado con algo que sentís de manera muy intensa en el ejército. Por ejemplo, yo soy heterosexual y en el ejército se supone, de cara al público, que todo el mundo lo es. Pero sólo hay hombres. Imagínate ser heterosexual en un mundo donde sólo hay hombres. Entonces, en cierto modo, ¿qué significa ser hetero en este contexto y en un lugar donde todas las formas de excitación, excitación belicosa, excitación sexual, excitación emocional están muy presentes? El único ser a quien le podés transmitir algo, al que podés tocar, es un hombre. Y las mujeres, que en este contexto son casi inexistentes, son seres con los que quizás puedas tener sexo pero en otro mundo, no en este. Así que las únicas relaciones posibles son entre hombres.

El protagonista tiene sexo con una mujer a la que desea, Caroline y a la vez una relación de amistad amorosa con un varón, Emile, que parece más profunda.

N.L: Sí, es más profunda. Con Emile tiene ese lado de gemelos opuestos, gemelos que no se parecen. Y también forma parte de la libertad del personaje de Yoav el no respetar las fronteras entre homosexualidad y heterosexualidad, y toda frontera en general, es su libertad la que lo obliga a cruzarlas. 

Una libertad inquietante para Emile y Caroline, que salvaron a Yoav y lo ayudan a sobrevivir en París. Están confundidos porque no es el buen migrante agradecido queesperaban.

N.L: No es un “migrante agradecido” porque no está de acuerdo o no acepta limitarse al papel de un emigrante sumiso o incluso al rol de una especie de payaso-emigrante feliz, que hace reír atodo el mundo con su pequeño acento, con la forma en que utiliza la lengua, con sus anécdotas. Y ni siquiera es por elección, es que su existencia es demasiado intensa ytumultuosa como para ser enmarcada.

Yoav afirma querer ser francés y al mismo tiempo actúa de manera desafiante ante las normas de integración.

N.L: Quiere ser lo más francés posible, pero también ser el emperador de los franceses. Quiere ser Napoleón Bonaparte, ser el corso, el extranjero, que llega y escribe el código, un nuevo código. Y al ser así no puede conformarse con el encierro que le preparan en la sociedad francesa. 

Al mismo tiempo los que lo ayudan forman parte de la alta burguesía francesa, y esa ayuda tiene unos límites bastante sutiles, es de doble filo.

N.L: Para mí esto se refleja muy bien a través del abrigo amarillo que le regala Emile. Cuando Emile le regala toda esa ropa y ese dinero, especialmente el abrigo amarillo, le permite salir e integrarse en una sociedad. Pero también le adjudica una prenda que lo vuelve inasimilable, porque en todas partes lo distinguirán por ser una mancha amarilla en medio de las calles grises de la ciudad. Es como si el regalo siempre fuera muy ambiguo, es a la vez generoso y es un gesto que te estigmatiza.

Y hay como un paralelo mediado por la ficción entre Emile y Yoav. Emile intenta escribir literatura y Yoav le cuenta anécdotas que parecen de novela.

N.L: Quizás los textos de Emile tienen algo de canónico, se inscriben en una tradición, sonmateria de museo, mientras que en Yoav la literatura existe en el gesto. No sucede en laspáginas, sucede en la poesía del gesto mucho más que en la poesía de las palabras.

Y a la vez Yoav se niega a mirar la belleza de frente. Ante la catedral de Notre-Dame se rehusa a levantar los ojos para admirarla.

N.L: Yoav desafía la belleza de la ciudad, está en guerra con su belleza. Insiste en caminar por los lugares más hermosos de Paris, en los puentes del Sena, por ejemplo, pero sin levantar la cabeza. Creo que detecta algo mortificante en esa belleza. Esa belleza te deja inconsciente, te esteriliza, te vuelve estéril. Es un poco como el idioma hebreo que se niega a hablar, quiere mantenerse activo en este duelo contra la belleza. Hay que retarla, no basta con poner el pie donde es todo hermoso.

¿Por qué? ¿Qué hay detrás de este desafío o cual puede ser la victoria?

N.L: Creo que la victoria es cuando eres tú quien será el dueño de esa belleza al personalizarla. Hay algo tan impersonal en esa belleza. Notre-Dame es la misma para todos. Y mientras no rompas esa distancia condescendiente que la belleza tiene hacia ti, sólo podrás ser su esclavo.