“Soy el único que se atrevió a ser diferente”, sentenció Phil Spector, en 2009, para el documental The Agony and the Ecstasy of Phil Spector. Tan brillante como delirante, el productor que se convirtió en todo un paradigma de la música pop, al punto de que impactó en su evolución, falleció el sábado por complicaciones de la covid-19. Así que finalmente descansa en paz. No se trata de una metáfora. A sus 81 años se encontraba padeciendo varios problemas de salud, mientras cumplía una condena de 19 años en la penitenciaría de Stockton (California). Aunque en el último tiempo lo adoptó el hospital de la prisión. Lo condenaron por quitarle la vida en 2003 a su amante de aquel entonces, Lara Clarkson, actriz de películas de serie B que fue hallada en el vestíbulo de su mansión con varios disparos en su cuerpo. Esta figura excéntrica de la industria musical siempre sostuvo que fue un “suicidio accidental”, de lo que da fe la producción especial de HBO Phil Spector (2013), donde Al Pacino lo encarna en el juicio por asesinato, llevado a cabo entre 2007 y 2009, que lo envió a la cárcel.

Previo a pasar sus días detrás de las rejas, se le conocía más por sus escándalos y su vida excéntrica que por su trabajo. De hecho, antes de ponerse manos a las obras con el álbum de su esposa Rachelle Short, Out Of My Chelle (2010), que terminó siendo el último que hizo, fue corproductor del segundo disco de la banda inglesa Starsailor, Silence is Easy, en 2003. Lo que fue toda una rareza porque no producía nada desde 1986, cuando Yoko Ono le encargó el álbum póstumo de John Lennon: Menlove Ave, que incluye dos canciones firmadas por él. Y es que además de productor, Phil Spector era compositor y músico. Nacido en Nueva York, en el seno de una familia judía que había emigrado de Ucrania (originalmente se apellidaba Specter, pero lo cambió a Spector), inició su carrera musical como parte del trío The Teddy Bears, donde era guitarrista y compositor. Su gran éxito fue “To Know Him Is to Love Him”, que en diciembre de 1958 alcanzó el primer lugar en las carteleras de los Estados Unidos. El título lo tomó del epitafio inscripto en la lápida de su padre, quien se suicidó en 1949.

Como era muy costoso para él ir a la facultad, su madre le enseñó francés para que se presentara en la prueba de intérprete de las Naciones Unidas, a la que por supuesto no fue. Pero Spector, que vivía entre Nueva York y Los Angeles, tenía otros planes. A pesar de que “To Know Him Is to Love Him” era una suerte de balada pop adolescente, llevaba implícito el ADN del hit. Esa alquimia la inyectó en su nueva composición: “Spanish Harlem”, canción interpretada por Ben E. King, en 1961, que se convirtió no sólo en uno de sus mayores sucesos, sino también en la carta de introducción de Spector en el soul y el R&B. Con apenas 19 años, ya era un niño prodigio de la industria musical al que Elvis Presley y Connie Francis lo convocaban para que fuera productor de algunos de sus singles. Paulatinamente comenzaba a mostrar ese don de genio que marcó a la música popular contemporánea (principalmente estadounidense) en la década del sesenta. Al punto de que, en 1965, Tom Wolfe lo denominó en una nota “el primer magnate de los adolescentes”.

Mientras consolidaba su éxito, Spector supo ver que el futuro económico estaba en hacerse parte de los derechos de las grabaciones, por lo que en muchos casos exigía ser coautor de las canciones. Su habilidad para los negocios era notable. A los 21 años había ganado su primer millón de dólares. Si en 1961 se unió a Lester Sill y a otros socios para crear la disquera Philles Records; al año siguiente compró todas las acciones. De los tres primeros artistas que firmó, The Ducanes, The Creations y The Crystals, el último tuvo en su single “Da Doo Ron Ron” el primer claro ejemplo de lo que acuñó como “Muro de sonido”. Se trata de una técnica de grabación, que él simplificaría como “una aproximación wagneriana al rock and roll” o “pequeñas sinfonías para niños”, basada en el registro de numerosos instrumentos tocados al unísono, para posteriormente editar la canción de manera conjunta. El resultado de ese experimento, que modernizó la técnica de producción, aún arraigada a los métodos de los 50, eran envolventes voces, pianos, instrumentos de cuerda, de viento y percusión.

Son muchos los músicos y productores que se han visto influenciados por el “Muro de sonido”. En la Argentina, el más conocido es Charly García, quien lo implementó en varias ocasiones, y le dedicó el tema “Spector” a su creador en su último disco de estudio, Random (2017). Sin embargo, 12 años antes de que Sui Generis se despidiera en el Luna Park, “Be My Baby” se convertía en el primer gran hit mundial bajo esta técnica. Brian Wilson (Beach Boys), otro de los discípulos de Spector en lo que a producción se refiere, llegó a decir que “ésa era la mejor canción pop grabada en la historia”. Sus intérpretes fueron las Ronettes, grupo de R&B, soul y pop del que Ronnie (una de sus tres cantantes) llegó a ser esposa de Spector. Un año más tarde, el compositor, músico y productor, que se había ganado a esas alturas la fama de insoportable perfeccionista, contrató a los Righteous Brothers, con los que hizo “You’ve Lost That Lovin’ Feelin’”, “Just Once in My Life”, “Unchained Melody” y “Ebb Tide”. En 1966 coescribió “River Deep – Mountain High”, de Ike y Tina Turner, para luego cerrar su empresa a causa de sus paranoias.

En 1970, Allen Klein, en aquel entonces mánager de los Beatles, lo invitó a Inglaterra. Cuando John Lennon estaba grabando su tema “Instant Karma!”, con George Harrison le propusieron que produjera las canciones de unas sesiones que habían abandonado. Entonces le dio forma a lo que más tarde fue Let It Be, cuyo acabado sorprendió tanto (salvo a Paul McCartney) que lo nombraron A&R de Apple Records, y estuvo vinculado a las carreras en solitario de Harrison (produjo All Things Must Pass) y Lennon (destaca Imagine), quien lo llegó a llamar el “mayor productor de discos de todos los tiempos”. Aunque como corolario de tamaña afirmación faltaban dos trabajos más: Death of a Ladies’ Man, de Leonard Cohen, que saca al cantautor canadiense de su minimalismo, y End of the Century, de los Ramones. La grabación de ese material fue muy frustrante para la banda punk, al igual que violenta. Una vez que Dee Dee Ramone quiso dejar las sesiones, luego de tenerlos tocando el mismo acorde varias horas, Spector sacó una pistola. Si bien todo genio tiene algo de psicópata, siempre hay un límite.