“De ninguna manera. El rumor es falso. YPF es una empresa privada con 51 por ciento de participación estatal que tiene un rol estratégico en el desarrollo energético de Argentina y así seguirá siendo”, dijo el ministro de Economía, Martín Guzmán. De este modo, el funcionario desmintió el rumor de estatización del 49 por ciento de las acciones de la petrolera que cotizan en bolsa. Las versiones habían empezado a circular una vez que se confirmó la salida de Guillermo Nielsen de la presidencia de la empresa.

Los trascendidos tuvieron repercusión en el mercado local e internacional provocando una importante volatilidad en el precio de las acciones de YPF. El miércoles la compañía perdió en Nueva York un 6 por ciento y el jueves marcó una caída de 12 por ciento. Este viernes tras la desmentida del Guzmán y con precios de mercado muy por debajo del potencial de la compañía –utilizando de base cualquier análisis con datos duros del sector- hubo un fuerte rebote de la acción. YPF recuperó en Wall Street 11,3 por ciento y en la bolsa porteña marcó una suba de casi 9 por ciento.

Uno de los comentarios que comenzó a repetirse el miércoles por la mañana en las mesas de dinero de la city y que se replicó en el exterior es que si avanzaba la nacionalización completa del paquete accionario de la principal petrolera nacional iba camino a transformarse en “cómodas cuotas” en una nueva PDVSA.

Comparar a YPF con la petrolera venezolana no tiene fundamentos productivos pero los inversores se comportaron con criterios de manada disparando la venta de la acción. La caída de precio del jueves fue la más importante del año.

Entre los empresarios del sector energético no le dieron relevancia a los rumores de estatización al considerarlos “disparatados”. En el contexto de la economía argentina las prioridades de YPF son traer inversiones del exterior para potenciar la expansión de los proyectos productivos y “no poner plata propia”. Además resulta ilógica una decisión de este estilo en medio de la renegociación de deuda de la petrolera que se encuentra en marcha por 6 mil millones de dólares.

Distintos referentes del sector plantean que “todo pareció una maniobra especulativa de algunos sectores de las finanzas que buscaron hacer caer el precio de la acción para aprovechar a hacer algún negocio de arbitraje”. Si ese fue el caso hubo operadores que lograron efectivamente hacer una buena diferencia.

“Hubo una sobrerreacción entre el miércoles y jueves. No fue un problema de los fundamentos de la petrolera sino que se explica por elementos especulativos. Se difundieron rumores irracionales que dispararon la volatilidad”, dijo un operador que se especializa en energía y a estos precios recomienda comprar acciones de YPF.

“La acción está a menos de cuatro dólares. Es uno de los niveles más bajos desde que salió a la bolsa en el 1993. En la crisis del 2001 se había acercado a 10 dólares. Y la firma llegó a valer más de 50 en años en los que el petróleo cotizaba por encima de los 100 dólares el barril. A menos de 4 dólares la acción está regalada”, planteó el operador bursátil. Dijo otras dos palabras: comprar y paciencia.

Los rumores difundidos con la finalidad de hacer ganancias financieras de corto plazo se potenciaron a partir de la lectura política sobre el recambio del presidente de la compañía. La salida de Guillermo Nielsen dio lugar a interpretaciones rebuscadas sobre el futuro de la petrolera, asegurando que el ex funcionario era el garante de la seguridad jurídica del sector privado dentro de la compañía.

En algunas charlas informales entre analistas se llegó a decir que no podía descartarse que YPF cambie radicalmente de rumbo desconociendo sus deudas, ante la tensión con  grandes fondos como Blackrock para canjear obligaciones negociables logrando aliviar el perfil de vencimientos de la compañía. Se trata de una idea sin muchos fundamentos teniendo en cuenta el lineamiento que marcó el Gobierno al momento de reestructurar la deuda externa en forma exitosa con los grandes fondos de inversión internacionales.

Por su parte el reemplazo de Nielsen al frente de YPF será con un hombre con experiencia en el sector. El desembarco de Pablo González al frente de la petrolera resulta muy importante en un año en que la política energética será clave para generar bases de la recuperación económica. Con buena relación con el secretario de Energía, Darío Martínez, ahora la orientación política es homogénea para negociar tanto con las petroleras como con los gremios la estrategia sectorial.