Emiliano Felice, el secretario de Turismo de Villa Gesell, dice que la segunda quincena de enero no tiene “nada que envidiarle a la del año pasado”. Y aunque para muchos sea difícil de creer, no lo dice el funcionario del 2020: lo dice, contra todas las proyecciones que se trazaban en la previa, el mismo funcionario que vive la temporada que ofrece este 2021 con los condicionamientos inéditos de la pandemia del coronavirus.

El referente gesellino reconoce que la postal con la que cierra el mes, que supo dejar una ocupación promedio del 90% en Mar de las Pampas, Las Gaviotas y Mar Azul, supera las expectativas oficiales, y más aún si se considera que la oferta casi no se alteró con relación al último verano, lo que permitió garantizar a las localidades del sur unas 7 mil plazas hoteleras. "Entre nosotros nos consultamos a ver quién tiene lugar para ofrecerle a los que quieren venir. Vino muchísima gente; somos una de las playas ‘boom’ del verano", ratifica Franco Lanzillotta, quien está al frente de la Asociación de Emprendedores Turísticos de Las Gaviotas.

El aluvión de visitas que acusan estos destinos expone otro de los cambios de hábitos que impuso la presencia de la covid-19 en el país. Frente al temor por aglomeraciones y contagios, los veraneantes --y sobre todo, las familias-- apostaron por lugares que antes podían ser considerados una "segunda opción" y relegó del mapa a los balnearios más tradicionales, como Mar del Plata y Pinamar, donde la hotelería y otros rubros todavía sufren el magro rendimiento económico de la temporada. “Acá no vino la juventud que quiere la noche sino la familia que busca tranquilidad. Y por eso disfrutan tanto”, razona el empresario.

"Se sabía que la gente iba a buscar lugares más retirados y naturales, que garanticen el distanciamiento social, y lo que sucede es que estos tres destinos brindan la oferta justa para dar una sensación de tranquilidad al vacacionar en un contexto tan particular", coincide el secretario Felice, quien también anticipa a Página/12 que espera finalizar enero con un arribo acumulado de 200 mil personas.

Y dentro de esta lógica turística, Gesell no es un caso aislado: desde mediados de enero, y con el respaldo del buen clima, también repuntó el movimiento en aquellas localidades que comparten los requisitos que hoy parecen indispensables: contar con menos densidad poblacional y más médanos. "Cuando la Provincia desactivó esta idea de que se iba a cerrar todo, la cosa cambió. Lo contraproducente de esa medida al final tuvo un efecto positivo y entendemos que fuimos unos de los destinos más beneficiados", reconoce Pedro Marinovic, quien preside la Asociación Hotelera Empresaria y Gastronómica del distrito.

El referente del sector precisa que en el último fin de semana la ocupación en Cariló fue de casi el 85% de ocupación mientras que en Valeria del Mar y Ostende alcanzó el 70%. El empresario señala al clima como uno de los principales condicionantes para el turismo y frente al contexto de crisis tampoco se atreve a dar proyecciones sobre el trabajo que habrá en lo que queda del verano. “Cuando la gente sabe que va a estar feo, las reservas se empiezan a caer porque piden cambiar los días y no vienen”, explica, y agrega: “Como está todo tan cambiante, el presagio de febrero es una gran incógnita”.

Pero la “revelación” de la temporada está en el Partido De la Costa, municipio que, según datos del Gobierno nacional, desplazó a Mar del Plata y se convirtió en la principal plaza turística. Sus 14 localidades aglutinan una oferta diversa que suele tener una clientela “fija” hace años, pero con el marco de la pandemia quedó claro que miles de familias nuevas optaron por descubrirlas. “Lo que pasa es que el sistema de alojamiento que tenemos es súper acorde a la situación que vivimos para evitar el contacto entre personas que no son del mismo entorno”, destaca Daniela Mamed, una empresaria de Santa Teresita.

La mujer que es responsable de Pranamar, Apart del bosque, un reconocido complejo de aparts instalado en una zona boscosa de la ciudad, asegura que en enero mantiene una ocupación plena y el mismo rendimiento económico del año pasado. “En realidad fue diciembre lo que nos sorprendió para bien. Ahí tuvimos una muy buena temporada que es algo que no suele suceder por el fin de las clases y porque a veces la gente se toma tarde las vacaciones. Pero esta vez vimos que había mucha necesidad de salir después de estar un año encerrados”, afirma.

Y a unos 20 kilómetros de distancia, Natalia Gallo, concesionaria de San Bernardo, comenta que algunos balnearios trabajaron a pleno a partir de la segunda quincena de enero mientras que en otros casos el ritmo de trabajo fue al 40%. “Hay que tener en cuenta que tenemos la mitad de carpas con respecto al año pasado porque decidimos garantizar el distanciamiento. Yo sé que los clientes no me alquilan si les pongo una carpa al lado de la otra”, aclara.

La empresaria señala que la gastronomía trabajó al 50% y resalta los cuidados que toman los turista. “La gente se está cuidando mucho y nosotros también, por eso cumplimos con cada medida a pesar de que pueda tener algún impacto en lo económico. Sabemos que esta temporada es para estar presente y que es impensado ganar dinero. Lo que buscamos es pagar sueldos y gastos”, justifica la integrante de la subcomisión de 18 concesionarios de la Asociación de Hoteles, Restaurantes y Balnearios (Ahrba) de la zona sur.

En Mar de las Pampas, el sector privado manifiesta la misma postura de conciencia y atribuye el “éxito” de la temporada a los protocolos estrictos que se consensuaron con las autoridades gesellinas a lo largo del 2020. “Mar de las Pampas tiene hoy una ocupación casi a pleno y esto era casi impensado unos meses atrás. Eso quiere decir que los turistas saben que los estamos cuidando, que cada establecimiento exhibe su andamiaje de cuidados y por eso nos eligen”, considera Pedro Coperchini, creador y titular de la Fundación Mar de las Pampas en Concierto.

“Principalmente vienen familias y en todos los casos vemos que se cuidan muchísimo; ya están con barbijo cuando se bajan del auto. Gracias a Dios podemos seguir transitando este período de incertidumbre, porque la incertidumbre sigue estando, y para febrero esperamos una ocupación menor pero que igual es pareja, del orden del 80%. Es muy importante todo esto que nos está ocurriendo”, agrega el referente empresario, ante la consulta de este medio.

Por su parte, Mamet revela que tampoco “tiene disponibilidad” para febrero dentro de su complejo de aparts en Santa Taresita, por lo que renueva las altas expectativas para lo que viene. “Yo creo que esto funciona porque se aplica un protocolo muy cómodo y la gente se adapta súper bien. Acá cada uno tiene su parrilla, su cocina, están todos alejados y no hay una circulación común, algo que quizás es más complicado de llevar a cabo en la hotelería”, compara la empresaria.

El mapa epidemiológico de cada distrito

Villa Gesell tiene 238 casos activos de covid-19 por esta fecha. El municipio de Gustavo Barrera acumula 925 contagios desde el inicio de la pandemia, tuvo 661 personas recuperadas y sufrió 13 fallecimientos.

Pinamar, en tanto, se encuentra con 441 bajo tratamiento por la enfermedad. Desde marzo, la comuna que lidera Martín Yeza contabiliza 3180 infectados, de los cuales 2347 se han recuperado y otros 37 murieron.

Y el Partido de la Costa tiene 195 personas con covid-19 activo, mientras mantiene a unas 500 personas aisladas en forma preventiva. A lo largo de la pandemia, el distrito que conduce Cristian Cardozo reportó 1551 recuperados y 36 decesos por coronavirus.