Los nueve demócratas que actúan como fiscales en el segundo juicio político a Donald Trump sostuvieron que el expresidente "renunció a su rol de comandante en jefe" para convertirse en el incitador de una peligrosa insurrección". Los representantes demócratas empezaron este miércoles su alegato formal contra el expresidente por su responsabilidad en el asalto al Capitolio del pasado seis de enero

El segundo día de impeachment contra Trump en el Senado empezó, al igual que el lunes, con un crudo video que incluyó imágenes de la turba asaltando las oficinas y el interior de las instalaciones del Congreso. Las chances de una condena parecen remotas, porque los demócratas deben convencer a 17 senadores republicanos de que el exmandatario es culpable del cargo de incitación a la insurrección. Para sumarle otro dolor de cabeza, una fiscal del estado de Georgia abrió una investigación penal por los intentos del exmandatario de interferir en el resultado de los comicios del tres de noviembre para revertir su derrota.


Trump primero "convenció a sus partidarios de que las elecciones fueron un robo" y después "renunció a su rol de comandante en jefe y se convirtió en el incitador de una peligrosa insurrección", sostuvo el legislador Jamie Raskin, la voz principal de los fiscales del proceso. "La evidencia va a demostrar que él sabía lo que iba a ocurrir y que no estaba para nada sorprendido por la violencia", prometió Raskin. "Él se regocijó en esto y no hizo nada para ayudarnos", afirmó el legislador.

El representante demócrata por Colorado, Joe Neguse, otro de los encargados de presentar las pruebas acusatorias contra Trump, presentó una recopilación de las tres frases que más repitió el expresidente durante los días previos al asalto al Capitolio, argumentando que dicha retórica movilizó a sus partidarios.

"Las palabras del presidente Trump, al igual que las acciones de la turba, fueron elegidas cuidadosamente. Esas palabras tenían un significado muy específico para esa multitud", explicó. "Escucharán una y otra vez tres cosas: la gran mentira, paren el robo y lucha como el diablo para frenar el fraude", enumeró. "Les pido respetuosamente que recuerden esas tres frases mientras consideran las evidencias", solicitó Neguse a los senadores.

La sesión del miércoles estuvo acompañada por varios videos y audios de lo ocurrido el seis de enero. Valiéndose uno de esos materiales la representante Stacy Plaskett mostró cómo los seguidores radicalizados de Trump pretendían "ejecutar" al exvicepresidente Mike Pence. "Los extremistas presuntamente se coordinaron y discutieron sobre cómo podrían perseguir al vicepresidente. Los periodistas en el Capitolio informaron que les escucharon decir que estaban buscando a Pence para ejecutarlo", dijo Plaskett mientras exhibía las imágenes.

La presentación de los cargos por parte de los delegados demócratas de la Cámara de Representantes seguirá este jueves, a diferencia del primer juicio político contra Trump del año pasado por las acusaciones de abuso de poder en el llamado "Ucraniagate", un proceso que se extendió por tres semanas.

Una vez que concluyan las presentaciones de los representantes demócratas será el turno de los abogados defensores de Trump, que tendrán el mismo tiempo para presentar sus argumentos. Los 100 senadores que actúan como jurado tienen hasta cuatro horas para realizar preguntas.

El martes los legisladores demócratas centraron su estrategia en recordar la magnitud de la violencia de los incidentes que dejaron un saldo de cinco muertos. Las imágenes exhibidas mostraron a la multitud entonando consignas a favor de Trump mientras ingresaban en el recinto interrumpiendo por primera vez en la historia de Estados Unidos el proceso de certificación de una elección. "Si eso no es un delito que merezca la destitución, entonces no sé qué podría serlo", aseguró Raskin.

El objetivo del proceso en el Senado es declarar culpable a Trump para luego inhabilitarlo políticamente. Pero esa chance parece poco probable si se analiza el resultado del voto del lunes para dirimir la constitucionalidad de la acusación, cuando sólo seis republicanos acompañaron a los demócratas. Si el exjefe de la Casa Blanca fuera condenado, además de poder dejarlo fuera de otra eventual candidatura, se quedaría sin la pensión de unos 221 mil dólares anuales.

Para los abogados que representan a Trump el juicio es "una instrumentalización política" que va a "desgarrar" a Estados Unidos. El magnate, quien está en Florida desde que dejó la Casa Blanca el 20 de enero, no se presentará a comparecer y hasta ahora guarda silencio sobre el proceso.

Trump es el primer presidente en la historia que enfrenta dos juicios políticos, y el primero en ser procesado después de haber dejado la Casa Blanca. Su equipo legal considera que un expresidente no puede ser procesado y desestimó el juicio como "absurdo" con el argumento, además, de que el discurso del entonces presidente el día de la toma del Capitolio está protegido constitucionalmente por el derecho a la libertad de expresión.

Los problemas para Trump no terminan con el impeachment. Una fiscal de Georgia anunció el inicio de una investigación sobre los esfuerzos del ahora exmandatario para revertir los resultados de las elecciones en ese estado del sur de Estados Unidos. "Esta investigación incluirá posibles violaciones a las leyes electorales de Georgia que prohíben pedir a los funcionarios locales y estatales que cometan fraude o falso testimonio, aunque no se limitará a ello", señaló Fani Willis, fiscal del condado de Fulton, en una carta divulgada por medios locales.

La misiva, que no menciona expresamente al expresidente, está dirigida al secretario de Estado de Georgia, el republicano Brad Raffensperger, quien fue objeto de varias presiones por parte de Trump. El exmandatario, que denunció sin pruebas un fraude en las elecciones de noviembre, le pidió a Raffensperger en una llamada telefónica del dos de enero, que se hizo pública al día siguiente, que "encontrara" los votos necesarios para alcanzar a Joe Biden en ese estado. "Solo quiero encontrar 11.780 votos", le dijo al funcionario de Georgia el entonces presidente, y lo amenazó con enfrentar cargos criminales.