A la manera de un paisaje sonoro, íntimo y arraigado, en Suite del Agua Luis Caruana deja que la música derive. A la manera de un viaje personal, con el marco inevitable que estos días de encierro trajeron. Allí la paradoja linda, porque la música corre entre las aguas del Paraná y abre fronteras. Lo hace junto a la poesía de Teresa Parodi, cuya voz prologa cada una de las composiciones y logra que palabras y acordeón se confundan.

“Si hay un trabajo y una música en la que me dejé llevar es ésta. Es lo que me pasó. Más aún cuando yo vengo de otro lado y ahora estoy incursionando en esta música. Así que es puro sentimiento, antes que cabeza acá hay corazón y alma”, explica Luis Caruana a Rosario/12. En el texto que acompaña al disco se lee: “Jugar y sentirse niño y una melodía que brota inevitable, inexorable. A partir de ahí, es correntada. Una tras otra, obstinadas, van emergiendo; desordenadas, atávicas, caóticas. Escribirlas es casi como retener el agua en las manos o atesorar cantos de zorzales desvelados en la memoria”.

Cordobés oriundo de Isla Verde pero ligado musicalmente a Rosario, Caruana estudió Composición en la UNR y gran parte de su vida social y familiar tuvo y tiene asidero aquí. Ahora está en Buenos Aires y dirige desde 2012 la Orquesta Escuela de Tango del INSPT-UTN, con la que en 2019 editó Tango crudo. En 2011 publicó Abandoneado junto con su cuarteto, en una trayectoria que le llevó a visitar el mundo. En Suite del Agua se nota un sentir que estaba latente, donde si bien su bandoneón sigue presente, el protagonismo pasa ahora al acordeón.

“El proyecto comenzó en 2019 con la composición, y la ejecución se dio a partir de febrero de 2020, justo cuando terminaba de hablar con Teresa (Parodi) que me daba el ok para los textos y a unos días de comenzar la cuarentena, que fue el escenario de la casi totalidad de la grabación”, comenta el músico.

--¿Cómo fue el contacto con Teresa Parodi?

--Cuando terminé la partitura de los 8 números de la suite, en un momento me cae la idea de que necesitaba un texto, y pensé en lo lindo que sería contar con textos que prologaran cada número. Así fue que soñando en voz alta le dije a mi mujer: “¡Teresa Parodi!, ¡tiene que ser ella!”. Intentamos contactarla, y por medio de la hija le hicimos llegar la música. Mágicamente le encantó. Al poco tiempo me escribió diciendo que iba a escribir para cada número y que lo íbamos a trabajar juntos.

--De manera tal que sus poemas surgieron realmente a partir de la escucha musical.

--Así es. A partir de una maqueta que le envié, ella fue escribiendo los poemas, que no podrían haber estado mejor expresados. No se nota que primero estuvo la música y luego el texto, sino que pareciera que ambas cuestiones se hubiesen realizado a la vez.

--Imagino tu emoción al recibir estos poemas.

--Mucha emoción, también cruzada por la situación provocada por la pandemia, porque estábamos trabajando encerrados con esta cosa claustrofóbica, pero por otro lado se generaba una expansión, algo que habría una ventana. Ella me decía que no le importaba detenerse a trabajar en esto, porque el arte te da libertad, y de hecho nos hizo olvidar lo que estábamos pasando durante estos largos meses.

--Esa expansión me parece tiene que ver también con el carácter íntimo y abierto del disco.

--Es verdad que de lo que habla el disco es de lo expansivo, del río, la correntada, la bajante, del aire libre, y la música y el texto son intimistas. Es una propuesta de viaje, hacia donde cada uno quiera. Hay que cerrar los ojos y navegar. Creo que el disco está gustando porque llega, y eso es lo que me interesaba y lo que también me preguntaba: “¿llegará todo lo que uno puso en un papel, en casi dos años de trabajo?” Y la verdad es que va llegando, obviamente atravesado por esta situación, sin una presentación en vivo como uno quisiera. Pero la idea es difundirlo, cuando todo esté un poco más abierto lo presentaremos.

--Qué curioso, cómo laten ciertos sonidos y esperan. Lo digo porque la música del litoral no era parte de tu repertorio.

--Me dio para pensar mucho, en el sentido de cómo los músicos vivimos muchas veces en el prejuicio o el encasillamiento. En la carrera de Composición se estudia desde lo más “erudito”, luego fui bandoneonista de tango, tradicional y contemporáneo. Y hace dos o tres años comencé a incursionar en el mundo del acordeón, a raíz de estar en contacto con el delta. Eso me hizo dar un giro, a lo que se sumó la situación de la pandemia. Y empecé a revisar las cuestiones de los dogmas y de ciertos mandatos. Porque un músico es músico, dividirnos en músicos de tango, de folklore o música clásica, está bien y responde a especializaciones, pero también hay que animarse. ¡Ya estamos en 2021, al borde del apocalipsis! Hay que romper las barreras y creo que eso es algo que se está derribando. Un músico se tiene que animar un poco a todo, y romper el acartonamiento que hay.

Suite del Agua integra los talentos de Teresa Parodi (poemas y recitado), Ramiro Gallo (violines), Pablo Covacevich (guitarra), Maximiliano Waldman (cello), Enrique Puoci (contrabajo), Leandro Zandstra (viola) y Rodrigo González (percusión), junto a Luis Caruana en acordeón, bandoneón, composición y orquestación.