Alvar Mayor tiene, con justicia, el estatus de clásico de la historieta argentina. Es una de las colaboraciones más logradas entre Carlos Trillo y Enrique Breccia, con aventura, pero también con espesor ideológico y temático, y con un dibujo a la altura. Una coedición entre LocoRabia y 2D recopila ahora sus aventuras. Este primer tomo (“Las ciudades legendarias”) reúne los primeros 18 capítulos (sobre un total de 57), publicados originalmente en la revista Skorpio. En total más de 200 páginas en las que se ponen las piedras fundamentales que constituyen al personaje.

Alvar Mayor es hijo del cartógrafo de Pizarro y sirve como guía local para los muchos exploradores y colonos que, desde Europa, se vienen a “hacer la América” recién descubierta. Saqueadores, segundones con ganas de mandar en un cacho de tierra, cazadores de tesoros y a veces simples desesperados o dementes constituyen la mayoría de los circunstanciales patrones del protagonista. Y por algún motivo, a la mayoría de ellos los espera la condena. Trillo y Breccia hijo retratan la vida de frontera, donde suele llamarse “justicia” al hecho consumado y un arma bien empuñada tiene más fuerza de ley que cualquier orden real que pueda bajar de un barco. Lo interesante del asunto es que Trillo propone una serie de relatos en los que el héroe no castiga a los villanos de turno. Es su propia codicia la que los empuja por el barranco (o al río, o a los múltiples peligros de la selva). Pero, en general, Alvar lo único que hace es cumplirles el pedido y guiarlos, a expreso pedido de sus víctimas, hacia su perdición. En cierto modo, muchas veces es más espectador que protagonista de sus propias aventuras.

Trillo propone una América a medio camino entre el mito y la realidad, con algunas gotitas de realismo mágico, pero sobre todo consciente de cuán poderosos son los mitos para construir lo que llamamos “verdad”. Dice el curador y editor francés Thomas Dassance en el prólogo que el continente americano “no fue tanto descubierto, sino imaginado” y ahí radica la esencia del relato de Trillo y su compañero.

Esa línea difusa entre lo mítico y lo terrenal funciona perfectamente con el dibujo de Breccia, que es tan exuberante como las extensiones inexploradas del continente y preciso como las cuadrículas urbanas de las colonias españolas. Además de un protagonista icónico -hay pocas estampas más potentes en la historieta argentina que el sombrero ajado y la nariz aguileña de Alvar-, Breccia da con la fisonomía perfecta para muchos personajes secundarios. Así, mientras Alvar empieza con un aborigen prototípico por compañero de camino (un personaje que luego se deja, lamentablemente, de lado), luego suma a Lucía de Lerma, quien deviene su compañera y encarna a todas las morochas.

Tan explícito hace Trillo el estatuto mítico que propone para su personaje que incluso lo hace encontrarse con Homero. Es un modo de contar también la propia leyenda, de un continente que aún tenía mil posibilidades.

Lanzamientos

Las nuevas aventuras de Dugong y Manatí (Quique Alcatena / Comic.Ar Ediciones)

Los superhéroes más originales –e improbables- de Quique Alcatena tienen aquí su primera aventura concebida en el formato de novela gráfica, y la fórmula se adapta muy bien. Aventura con aroma a la “silver age”, con referencias a los Beates y un elenco de personajes marítimos encantadores (hasta los villanos son pintorescos), Alcatena demuestra que aún se puede hacer cómic de género sin cinismo ni vueltas de tuerca oscuras, con la cabeza y el corazón puestos en el disfrute y la maravilla.

El humano (Diego Agrimbau y Lucas Varela / Hotel de las Ideas)

En un futuro apocalíptico (otro más) un científico vuelve a la malograda Tierra para dar nuevo comienzo a la humanidad. Este nuevo encuentro de la dupla es un trabajo sin fisuras, pero también sin momentos excepcionales. Lo más destacable pasa por el trabajo de dibujo de Varela, que tiene pasajes muy buenos. Lo de Agrimbau es sólido –como guionista, nunca está debajo de eso-, pero no tiene los momentos brillantes de otros trabajos y las ideas que propone están muy cerca de los clásicos del género.

Los Angirú (Ernesto Parrilla e Ignacio Yunis / Rabdomantes)

“Angirú” en guaraní significa, “compañero del alma”. Es decir, la expresión más noble de “amigo”. Y la amistad de niñez es el centro de esta historieta corta para niños, que tiene por escenario el patio de una escuela y por protagonistas a chicos a quienes les cuesta integrarse y que sueñan con ganar un concurso como youtubers. Con moraleja, pero sin moralismo, Los angirú propone un reparto de personajes interesantes para continuar y es una buena adición a cualquier biblioteca infantil.

El cantar del Farsante y el Condenado (Juan Bertazzi y Hernán González / Buen Gusto Ediciones)

Ganadora de un premio del Fondo Nacional de las Artes, El cantar... podría definirse como un policial sobrenatural gauchesco. Un grupo de estancieros contratan a un hombre para que investigue la desaparición de unas chinitas y varios peones. Eso revela es trama tanto sobrenatural como de clase, anclada en la mitología de la pampa húmeda, con algunas aristas interesantes. El dibujo, muy clásico, cumple de sobra, aunque por momentos es demasiado evidente la referencia fotográfica.

Viñetas

Keanu Reeves, también best-seller

A falta de entradas de cine vendidas, ahora Keanu Reeves vende cómics. La estrella de Hollywood anunció el lanzamiento de Brzrkr (como co-guionista y creador) por el sello Boom! Studios y las órdenes de compra del primer número suponen una de las más altas de las últimas décadas para la industria: ya son más de 615.000 ejemplares “vendidos”. Se trata, además, del lanzamiento más exitoso a la fecha para la editorial. Según estima el sitio Bleeding Cool, además va camino a ser de lo más popular en el año, pues el lanzamiento de Star Wars #1, editado por Marvel Comics, “requirió” ser incluido como regalo en otros packs promocionales. Eso sí, tanto éxito le implica un contratiempo: llegará a las bateas una semana después de lo previsto. Esas imprentas echan humo.

Adiós a Clay Wilson

El historietista norteamericano Clay Wilson falleció el pasado 7 de febrero. Figura prominente del cómix underground de la década del ’60 en su país, integró publicaciones fundacionales del movimiento, como la revista Zap Comix, de Robert Crumb, donde publicaba páginas repletas de violencia, sexo explícito y figuras controvertidas para el imaginario estadounidense. Clay Wilson arrastraba problemas de vieja data, cuando en 2008 sufrió una lesión cerebral, y aunque se repuso lo suficiente como para volver al tablero de dibujo, nuevos desafíos de salud lo complicaron en 2012. Tenía 79 años.

Crece lo digital

Que la pandemia elevó abruptamente los consumos culturales virtuales no es ninguna novedad. Pero aparecen nuevos datos que evidencian el salto. Si ya la app coreana Webtoon, una de las más conocidas del circuito, había anunciado un “crecimiento dramático de usuarios e ingresos” en 2020, ahora se suma a la tendencia el anuncio de la –menos conocida en Argentina- Tapas, una start-up norteamericana para dispositivos móviles, que no sólo anunció cifras notables y develó planes para llevar parte de su producción al papel, con sellos tradicionales, como Scholastic. En 2020, Tapas multiplicó por cinco sus ingresos y le permitió alcanzar el tercer puesto en ingresos de las apps comiqueras de Android.