El otro partido, el que no se ve, el que se define en los escritorios para que la mayor cantidad de espectadores posible consuma fútbol desde su casa, se trabó en el mediocampo. De un lado está el gobierno nacional y del otro las dos empresas dueñas de los derechos televisivos, con la AFA como actor de reparto. 

Se discute cuántos encuentros podrían pasarse por la TV pública, si es rentable el negocio para las compañías en esas condiciones, y el pedido de un aumento para el pack fútbol que el Estado rechaza. Se discute todo eso, pero se decide entre Buenos Aires y Atlanta, EE.UU, porque el presidente de Turner -una de las compañías, la más dura en las negociaciones- está en el exterior.

Disney tiene una posición más elástica pero a su vez concentra la mayoría de las señales deportivas. Está condicionada porque espera la aprobación de la Secretaría de Comercio Interior para su fusión con Fox. Hasta ahora solo hay un dictamen desfavorable de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) presentado el 5 de noviembre. 

Es mucho lo que podría perder. Incluidos los propios derechos si la obligan a desinvertir por su posición dominante. En lo que sí coinciden las distintas fuentes consultadas por Página/12 es en que hay una usina de operaciones mediáticas que trabaja a tiempo completo. Un indicio clave de lo mucho que está en juego.

La primera pregunta que surge de este conflicto de intereses es por qué el Estado interviene en un acuerdo entre privados: la AFA y las empresas de EE.UU que se adjudicaron los derechos. La decisión del gobierno está a mitad de camino entre el programa Fútbol para Todos, que permitía ver la lista completa de partidos sin costo alguno por TV, y el control irrestricto de la pantalla por Disney y Turner que determina ganadores y perdedores. Son quienes pueden pagar los 831 pesos del pack para seguir los partidos y quienes no.

El gobierno aspira a que cuatro partidos por fecha se pasen por la TV Pública. Si fuera posible viernes, sábado, domingo y lunes. El gigante del entretenimiento que compró a Fox se aviene a ceder un par de encuentros. Turner por ahora no.

Una fuente muy cercana a esta compañía dice con pedido de anonimato: "Si el gobierno se queda con dos o tres partidos es un paso atrás gigantesco, porque el negocio hasta ahora se estaba autosustentando sin plata del Estado. Por otro lado, los ratings no han sido tan altos y el techo de 2 millones, 2,2 millones de usuarios con el pack fútbol muy difícilmente pueda crecer por circunstancias que tienen que ver con el país, con la TV por cable que se ha estancado en todo el mundo y en la Argentina. Estamos ante un status quo donde la intromisión del gobierno es una baratija demagógica demasiado evidente, para que Turner y Disney terminen cediendo algunos partidos de Arsenal de Sarandí o de Defensa y Justicia, que miden 0,8 o 0,5 de rating, porque nosotros hacemos las mediciones. O sea, 30 mil hogares. La nada misma".

Los representantes del gobierno en las negociaciones son el ministro de Turismo, Matías Lammens, y el gerente de Asuntos Institucionales y Públicos de YPF Santiago Carreras. No la tienen fácil. Por la intransigencia de Turner y porque las dos compañías compiten por la hegemonía sobre los derechos del fútbol argentino. En la última reunión entre las partes no hubo acuerdo. Los representantes de las empresas se tiraron un lance. Sugirieron la idea de que se permita un incremento en el abono del cable superior al cinco por ciento, que se habilitó en enero pasado. “Ustedes quieren un aumento y nosotros no. No es opción”, les respondieron los funcionarios.

En este pedido se habrían involucrado los cableoperadores, con el grupo Clarín a la cabeza. Son la otra pata del negocio. Distribuyen el producto y no quieren ver afectada su tasa de ganancias. Turner tampoco. Disney pretende mantener su posición dominante en la Argentina como no lo logró en México, Brasil e incluso donde tiene su sede: Estados Unidos.

El periodista Diego Genoud en un artículo publicado en el DiarioAR reprodujo el 26 de enero una declaración del secretario de Medios, Francisco Meritello, sobre la posición de Turner: “Ellos de arranque quisieron quedarse con el 100 por ciento de los derechos del fútbol local, pero después tuvieron que retroceder porque el conflicto con Disney llegó a Estados Unidos. Me da la sensación de que Turner está atrás de que se concrete la desinversión de Disney y ellos se puedan quedar con parte de esa película”. Es lógico pensarlo entre dos competidores.

Para la fuente empresaria consultada por este diario la cesión de partidos “tendría cero impacto en audiencias. Sería una victoria pírrica”. No se entiende entonces por qué si ciertos encuentros son de bajo rating, Turner no está dispuesto a concederlos.

Las reuniones que se han venido realizando en las oficinas céntricas de la AFA tienen en su presidente, Claudio Tapia, casi un convidado de piedra. Aunque la asociación extendió el contrato de los derechos de TV con FSLA Holding LLC, empresa del grupo The Walt Disney Company Latin America (TWDC LA) hasta 2030 a cambio de 45 millones de dólares, la cuota de pantalla para la TV Pública es el principal problema. Las dos compañías juegan su propio partido y como son socias pero a su vez buscan sacarse ventajas una sobre otra, las negociaciones vienen demoradas.

Turner participa a través de un argentino que vive en Chile, Gustavo Minaker, responsable de la rama deportiva de la empresa en Latinoamérica. Pero no tiene poder de decisión. La última palabra es de Whit Richardson en Atlanta, la ciudad de Georgia donde se encuentra la sede central de la corporación de medios controlada por el gigante AT&T, competidor de Disney a nivel global y en Estados Unidos. Es el presidente desde el 1° de agosto del año pasado. La compañía aumentó su influencia desde que se alió con HBO Latin America Group. Pero en la Argentina es Disney el que pesa más. Diego Lerner y Guillermo Tabanera negocian en su nombre. El primero es un empresario muy cercano a Mauricio Macri.

Su talón de Aquiles es el dictamen de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia que rechazó su fusión con Fox en la Argentina. El organismo que conduce Rodrigo Luchinsky cuestionó la unión de las firmas The Walt Disney Company y Twenty-First Century Fox por “infringir el artículo 14 de la Ley 27.442 de Defensa de la Competencia”.

En el escrito de 35 páginas, en el punto 87 se lee: “…dado que las señales ESPN y FOX SPORTS son los competidores más cercanos en el mercado de señales deportivas, la operación de fusión elimina a un competidor relevante. Por consiguiente, la presente operación tendría como consecuencia el incremento sustancial de la concentración en el mercado de señales deportivas con un aumento significativo en el poder de mercado y de negociación de las empresas notificantes, con el consecuente impacto en los consumidores, que podrían ver incrementado el valor del abono de televisión paga”.

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