La justicia de Los Ángeles ordenó la captura del cantante mexicano Luis Miguel tras no comparecer ayer en la audiencia por la querella que le entabló su ex manager, William Brockhaus. De esta forma, el artista quedó en desacato, según la jueza Virginia Phillips.

El origen del conflicto está en la deuda del cantante con Brockhaus (manager del artista entre 2013 y 2015). Éste le reclama algo más de un millón de dólares por incumplimiento de contrato. La sentencia favoreció al empresario el año pasado, pero aun no pudo cobrar.

El litigio le está trayendo varios dolores de cabeza al cantante, a quien la misma jueza le había embargado ya un Rolls Royce. 

No es el único conflicto judicial que afronta uno de los artistas más populares de América latina. Alejandro Fernández también lo querelló por la cancelación de una gira de 50 conciertos que brindarían juntos en Estados Unidos y en otros países del continente. Además, Warner Music lo llevó a los tribunales por no devolver un préstamo de 3,5 millones de dólares.