Los salvadoreños irán a las urnas para elegir una nueva composición de la Asamblea Legislativa y autoridades municipales, en comicios de los que participarán 10 partidos y coaliciones y que marcarán en buena medida el futuro del presidente Nayib Bukele, que aspira a que las urnas le den una mayoría que hasta ahora le fue esquiva en el legislativo.

Más de 5,8 millones de ciudadanos votarán a los 84 nuevos diputados de la Asamblea y a los miembros de los Concejos Municipales de los 262 municipios del país y, aunque el nombre de Bukele no figura en las papeletas electorales, la encuestas dicen que el mandatario podría lograr un bloque mayoritario en el Legislativo.

El Presidente lleva adelante una gestión marcada por dos rasgos salientes: su áspero enfrentamiento con el Congreso, que a menudo le frenó algunas iniciativas, y el uso cotidiano de la red social Twitter, convertido en su modo de comunicación permanente con el pueblo.

La disputa no solo es por la cantidad de curules sino porque el nuevo Congreso tendrá la estratégica tarea de designar a cinco nuevos magistrados de la Corte Suprema y a un fiscal general en 2021. Un eventual triunfo de Nuevas Ideas, la fuerza de Bukele, no solo sería un fuerte respaldo a su administración, sino que además marcaría un golpe para las fuerzas tradicionales, la centroderechista Alianza Nacionalista Republicana (ARENA) y el centroizquierdista Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN), nacidos tras el fin del conflicto interno, que tienen cerca del 70 por ciento de los escaños locales y de la Asamblea conjuntamente.

Tanto ARENA como el FMLN --del que Bukele formó parte hasta ser expulsado-- protagonizaron enfrentamientos con el Presidente, el último de ellos la presentación de una moción de censura contra el mandatario por su "incapacidad moral", una jugada arriesgada ante la alta popularidad del jefe de Estado.

Hace semanas el Tribunal Supremo Electoral prohibió a Bukele lanzar mensajes de apoyo a "partidos afines", un veto que además incluía la orden de dejar de emitir anuncios pagados por el Gobierno en los canales de televisión. De fondo de estos comicios sobrevuela las críticas a la situación que vive El Salvador, tanto en el ámbito político como en el de Derechos Humanos. La ONG Human Rights Watch acusó a Bukele de "socavar las bases democráticas del país y de desmantelar todos los controles institucionales al poder presidencial", así como de fomentar "la impunidad" como norma de su Gobierno.