La semana no pudo empezar con una buena noticia para Boca, tras el empate en la noche del domingo ante Sarmiento de Junín que había dejado la incertidumbre sobre la lesión que Eduardo Salvio había sufrido durante el partido. La llegada del diagnóstico tras los estudios realizados al futbolista confirmó la fea sensación que quedó tras verlo abandonar la cancha: desde el club xeneize informaron que se rompió los ligamentos cruzados de la rodilla izquierda, por lo que deberá ser operado y tendrá al menos unos seis meses de inactividad.

La noticia apareció en el medio de la planificación del entrenador Miguel Ángel Russo de su partido por la Copa Argentina, el miércoles ante el modesto Claypole (de la Primera C), opacado en sus pensamientos por la lesión del ex Lanús, a la que también se suma la de menor gravedad de Carlos Izquierdoz, y la ausencia de Carlos Tevez, todavía licenciado por la muerte de su padre.

"Eduardo Salvio: ruptura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda", dice el escueto parte médico que publicó el club, junto con una imagen del jugador bajando las escaleras rumbo a los vestuarios y el mensaje "Fuerza Toto". Sin fecha de cirugía aún, el futbolista será operado por tercera vez de una afección similar, ya que en 2013 y en 2015 había sufrido la rotura de los ligamentos de la rodilla derecha. La consecuencia inmediata le duele a cada hincha de Boca, que lo va a extrañar: Salvio se perderá el resto de la Copa de la Liga y la fase de grupos de la Libertadores.

El futbolista de 30 años concurrió el lunes bien temprano al Centro Médico Genea, situado frente al Parque Lezama, con dificultades para caminar y una férula en su pierna izquierda. Tras los estudios, se confirmó la gravedad de la lesión, que le demandará una recuperación superior a los seis meses, teniendo en cuenta la operación y la posterior rehabilitación. Salvio debió ser reemplazado a los 25 minutos del juego con Sarmiento evidentes gestos de dolor, tras lesionarse en un mal movimiento de la pierna de apoyo al intentar dar un pase a su compañero Edwin Cardona, en un ataque xeneize.

Luego de las noticias que llegaban de los estudios realizados a Salvio, la situación de Izquierdoz casi que parecía ser hasta favorable: el parte médico del defensor refiere una "lesión condral en la unión esterno-costal", lo que significa que sólo sufrió un fuerte golpe en las costillas pero no tiene ninguna fisura, como se especuló en un primer momento. En principio, se estima que el zaguero estará afuera de las canchas al menos dos semanas, por lo que prácticamente está descartado para el encuentro de la próxima semana ante Vélez, pero podría llegar al Superclásico ante River dentro de 12 días.


Dentro de la planificación del año que recién empieza, Russo cuenta con que Boca podrá incorporar un jugador en lugar de Salvio: tiene diez días para hacerlo, que se cuentan desde que presente la documentación médica en la AFA. Desde el consejo de fútbol que dirige Juan Román Riquelme, la idea es ver qué hay en el mercado argentino, ya que en este caso se puede incorporar cualquier futbolista (aunque haya firmado planilla en algunos de los tres partidos de la Copa de la Liga).

El regreso de Tevez, que este lunes tampoco fue a entrenarse al predio de Ezeiza, seguramente le saque una sonrisa a sus fanáticos y, en medio de esta seguidilla de lesiones, también al DT. Más allá de que se extraña su presencia en la cancha, tanto en el cuerpo técnico como en la secretaría de fútbol están tranquilos con la situación y piensan que el capitán tiene que tomarse su tiempo. De él depende cuando quiera volver.

La buena noticia del lunes, para Russo, fue que Marcos Rojo -la última incorporación de este semestre- y Agustín Almendra -se recupera de una lesión- hicieron fútbol durante 40 minutos con los jugadores que el domingo no sumaron minutos ante Sarmiento. El defensor, ante la ausencia de Izquierdoz, puede ser una variante en la zaga, pero el cuerpo técnico lo sigue llevando de a poco y piensa en convocarlo entre los concentrados para el partido con Vélez o para el Superclásico, ese que ya aparece en la mira de Russo, aunque con un horizonte algo más complicado de lo que hubiera querido imaginar.