La actualización que el Frente de Todos propuso para el Impuesto a las Ganancias Cuarta Categoría, que eximirá de su pago a los salarios y jubilaciones de hasta 150.000 pesos, fue una nueva oportunidad para que los medios neoliberales volvieran a la carga contra este tributo, con el remanido cliché de que es otro de las cargas que el Estado arroja sobre los trabajadores o que “el salario no es ganancia”. 

Aún más, uno de ellos planteó la novedosa concepción de afirmar que el gobierno conservador del general José Félix Uriburu, quien introdujo el “Impuesto a los Réditos”, diseñó un impuesto con mayor progresividad, ya que al instaurarse en 1932 alcanzaba solo las ganancias de las empresas, mientras que fue Juan Domingo Perón quien, en 1974, le introdujo un carácter regresivo y antipopular, pues comenzó a gravar los salarios, modificando asimismo su denominación al actual “Impuesto a las Ganancias”.

Evasión

Lo cierto es que la medida tomada en la tercera presidencia peronista tenía un objetivo definido, como era evitar la evasión que efectuaban los grandes empresarios. 

Sucede que estos últimos salteaban el Impuesto a los Réditos con el simple mecanismo de asignarse artificiales salarios altos a sí mismos y otros familiares, los cuales hasta entonces no estaban gravados, para minimizar o anular las ganancias de sus empresas, en los inicios de lo que luego se dio en llamar contabilidad creativa.

Si bien en el inicial diseño peronista el impuesto era para grandes salarios, la inflación y una deficitaria actualización hizo que el mismo comenzara a ampliar su base imponible, aunque la gran modificación se produjo con reformas introducidas por José Luis Machinea, el primer ministro de Economía del gobierno de la Alianza UCR-Frepaso que buscaba reducir salarios o gravar a los mismos como forma de disminuir el déficit fiscal sin afectar a los grandes capitales.

Para ello, fue clave la baja en las deducciones que se podían realizar para reducir los pagos de este impuesto, pues existen una serie de erogaciones que son deducibles de los ingresos, al momento de calcular el monto a abonar por este tributo. Por caso, el estar casado, poseer hijos a cargo, un crédito hipotecario, e incluso donaciones pasando por el servicio de limpieza hogareña, son elementos que se pueden descontar de este tributo. 

Así, su célebre "tablita" reducía la proporción deducible de cada uno de esos factores en la medida que subían los ingresos totales con lo que salarios y jubilaciones medias comenzaron a ser alcanzados y a tributar más. 

Luego, la creciente inflación y la falta de actualización adecuada del mínimo no imponible, fue agravando paulatinamente la situación, más allá de que en la Argentina el Impuesto a las Ganancias sobre personas físicas sigue siendo mucho más suave del promedio de la OCDE –el club de los países ricos- que llega a un 24 por ciento de la recaudación, e incluso de América latina, que posee un 10 por ciento, pues en la actualidad representa el 7 por ciento de la recaudación tributaria de nuestro país, y quedará aún más lejos luego de la planificada modificación.

* Doctor en Economía (UNLAM).

** Magíster en Economía (Flacso).