Cuarenta y seis mujeres, ciento doce canciones y un fin: unirse desde la belleza y la magia del arte para “potenciar la fraternidad”. Así reza al menos el manifiesto que dio origen a Cantoras.ar, el colectivo que une a todas esas voces argentinas, con todas esas canciones. “Es un acto ético que lucha por la igualdad, la paz, la prosperidad, la justicia, el amor, el trabajo y la alegría; y por todas las urgencias del pueblo. Es un proyecto federal y revolucionario; histórico y único”, refuerza Ayelén Francou, escritora y cantora chaqueña a quien le tocó en suerte aportar tres canciones (“Flamenco del desespero”, “Es como un ángel de la guarda” y “Esto es el gran Resistencia”), y escribir el manifiesto. El colectivo femenino que germinó en este disco virtual –y en parte físico-- nació durante el momento más cerrado de la pandemia a instancias de la productora Alejandra Lazcoz, y de inmediato fue agrupando mujeres de buena voluntad que lo quisieran habitar.

Entre ellas, algunas de renombre como las Hermanas Simón, Mariana Baraj, e Irupé Tarragó Ros. Pero también otras que tal vez no tengan tales renombres, pero sí iguales intenciones. Entre ellas se inscribe también la santafesina Angeles Deló, que brindó su testimonio a PáginaI12. “Como proyecto federal, este disco busca mostrar al país que hay muchísimas cantoras no conocidas con algo que ofrecer… esto es contar la historia de cada una, con el paisaje y los sentimientos de cada una. Hoy ya no es novedad que la mujer pisa de otra manera en la vida general, tanto a nivel social como a nivel personal. Y creo que el momento fue justo como para empezar a pedir y hablar…. para que las mujeres cantoras alzaran la voz en este proyecto, de otro modo. Para mí es un disco Andrómeda, porque puede con todo”, clarifica Deló, la de “Flor de invierno” y “Chacarera de mis sueños”, sobre el material al que se puede acceder a través del sitio https://www.cantoras.ar.

“Las mujeres venimos hace muchos años reclamando igualdades; en el trato, en posibilidades laborales, etc. Y el ámbito del arte no es la excepción… por ello creemos que es el momento justo para reconocernos y unirnos. Creemos que en post pandemia este proyecto ya estará totalmente consolidado”, dice por su parte Marcia Muller, acordeonista, cantante y compositora litoraleña que se anotó con un agradable par mesopotámico (“Soy mujer” + “Septiembre del adiós”). El colectivo femenino y federal pretende crear alianzas entre ellas para generar posibilidades laborales en un contexto en que todo cambió con la velocidad de un rayo. Motorizar una red laboral interprovincial, al cabo, que dé con los objetivos centrales. “`Cantoras.ar es una forma material de dar movimiento a la música, ya que las artistas fuimos uno de los sectores más castigados”, suma Alejandra Melgarejo, voz del grupo Aurazul. “El hecho de no poder generar espectáculos nos dejó a cada una al costado del camino. Fue un año muy difícil, así que este maravilloso disco es la forma de reinventar la puesta en escena de la música en estos tiempos tan violentos, y de tantos cambios profundos”.

Las piezas que pueblan el trabajo incluye una variada paleta de géneros musicales, que va de la canción simple y llana, al tango, la balada, el chamamé, la fusión latinoamericana, el flamenco, el vallenato, y el rock. “La idea es producir música con conciencia de opresión de género y antipatriarcal”, señala la cantautora Silvia Palumbo, participe de la asociación que también va por un espectáculo itinerante, cuando se el Covid deje de ser una amenaza. “Es un disco destinado al fortalecimiento de lazos de género y a la visibilidad colectiva de nuestra voces”, significa Palumbo, ensimismada en el trabajo que cuenta además con el arte de tapa a cargo de Anne Demar, y un tótem diseñado por Luciana Zambrano, que simboliza la lucha de las cantoras. 

“Yo definiría lo que hacemos como un bello entramado de música, voces, pensamiento, identidad y vida que nos potencia en la fraternidad, en la construcción de un mundo mejor, más justo y con más oportunidades para todxs”, agrega Gloria de la Vega, cantora riojana y chayera con cinco discos en su haber, al momento que Francou –también directora regional del Consejo Federal del Folclore Argentino-- retoma la palabra: “Otra arista de este disco es que se trata de una muestra del poder de lo femenino que todo lo alimenta, lo ilumina y lo transforma… una llave para que las mujeres sintamos que tenemos el derecho de soñar y crear”, se entusiasma la chaqueña, dedicada también a un “incisivo reclamo” por los niños y ancianos que sufren la complejas vicisitudes del impenetrable chaqueño. “Cantoras.ar es la lucha por dejar de andar luchando por ser escuchadas”, insiste ella. “A lo largo de la historia, la mujer siempre se ha expresado desde lo privado: los diarios, las cartas, las charlas con otras mujeres, las nanas, los tejidos, las plegarias, las artesanías y las manualidades. Y las mujeres que se expresaban en lo público tenían que hacerlo bajo seudónimos; pero tanto si lograban escalar en la escena social desde su propia identidad o en secreto, esto significaba una excepción. Pero actualmente las mujeres le han puesto ovarios a su voz y no hay espacio público donde esta no ponga su marca. Por eso es nuestro deseo que la mujer, individual, con nombre y apellido, se sienta representada por este proyecto”, concluye.