"Demostramos que con ingreso irrestricto, y con inclusión social, podemos estar en los primeros niveles del mundo en calidad académica." La Universidad de Buenos Aires inicia este viernes los festejos de su bicentenario y su rector, Alberto Barbieri, pronuncia la frase promediando esta entrevista con PáginaI12, centrada en la historia de la UBA. No es la frase que eligió la universidad para la conmemoración de su aniversario --"200 años formando futuro", es el lema--, pero de alguna manera sintetiza buena parte de las disputas y las transformaciones que atravesaron a la institución en su vida reciente, desde una enunciación que busca dejar de lado las tensiones y las diferencias internas: no es fácil encontrar, entre los 320 mil estudiantes y los 35 mil profesores de la UBA, voces que se pronuncien en contra del acceso abierto, la gratuidad, la libertad de cátedra, principios fundantes de la cultura universitaria en Argentina. Eso sí, casi todo lo demás está siempre en discusión. 

- ¿Qué dejó atrás la UBA en estos 200 años y hacia dónde va?

- La UBA nace con nuestro país, fue concebida por los hombres de Mayo y, debido a las guerras de la independencia, la creación recién se produjo en 1821. Se creó con el sentido de ayudar al desarrollo de la nueva nación que se estaba formando, para traer las ideas más modernas y capacitar a las clases dirigentes del futuro. Esa fue la impronta que siempre llevó adelante nuestra universidad. A lo largo de estos 200 años, la UBA fue transitando la historia de la Argentina, con su más y con sus menos, con momentos importantes y otros muy oscuros. El saldo es muy positivo. Si uno ve la historia en perspectiva, la universidad siempre estuvo adelante. Incluso en los momentos más difíciles. Esta universidad nos dio 16 presidentes de la Nación, cinco premios Nobel, nos dio científicos y académicos de primer nivel mundial, y siempre intentó, e intenta, estar a la altura de lo que el país necesita: por eso decimos que son 200 años formando futuro, ese es nuestro lema. Creemos que eso simboliza lo que es esta universidad enorme, diversa, en lo científico, en lo académico, en lo político y en lo cultural. La potencia de la UBA está en esa diversidad, en la discusión permanente de ideas para la formación de ciudadanos con los mejores conocimientos y también con espíritu crítico. La UBA es hoy una universidad pública, autónoma, laica, cogobernada y no arancelada gracias al esfuerzo de todo el pueblo argentino. Y está en manos de quienes transitamos sus aulas lograr que sea cada vez más inclusiva, con la mejor calidad académica, generando conocimiento y extendiendo ese conocimiento a los sectores más vulnerables de la sociedad. Esos son los grandes objetivos de la UBA.

- Los primeros cien años de la universidad parecen más ligados a un proyecto elitista, mientras que los segundos cien años muestran un proceso gradual de democratización e inclusión: la Reforma Universitaria en 1918, la gratuidad de los estudios en 1949, el ingreso irrestricto en 1983. ¿En qué estado está hoy ese devenir de la universidad?

- La universidad se fue adaptando a los tiempos. Nació en una sociedad más elitista que luego se fue democratizando. Los distintos movimientos nacionales tuvieron repercusión en la universidad, incluso nacieron en la universidad, porque la Reforma del 18 se produjo tanto en la Universidad de Córdoba como en la de Buenos Aires. La diferencia fue que los cambios acá fueron más simples, en Córdoba tuvieron que vencer resistencias de una sociedad más jerarquizada: un mes antes de que se firmara la Reforma en Córdoba, acá, sin tantas tomas y protestas, ya se había hecho la primera reforma universitaria. Otro hito, una bisagra en la historia universitaria en Argentina, se produce en 1949, cuando Perón establece el no arancelamiento de la universidad --no digo gratuidad, porque la universidad la paga toda la sociedad--. Y la UBA fue partícipe primordial, porque todos los ministros que firman el decreto-ley con Perón eran graduados y docentes de nuestra universidad, fueron los que le llevaron la idea al presidente. Es decir, personas formadas en la universidad ayudaron a reformar a la propia universidad para que futuras generaciones pudiéramos estudiar ahí. Lo digo así porque soy hijo de un trabajador del ferrocarril y de un ama de casa, me siento un hijo de 1949. Por eso creo que la universidad siempre está adelante de la sociedad. Formar futuro tiene que ver con esto.

- Este proceso de democratización de la universidad tuvo que enfrentar ataques de las dictaduras y todavía tiene que enfrentar embates del neoliberalismo, que a nivel global promueve un proceso de mercantilización de la educación.

- Cada vez que hubo una dictadura la UBA fue un lugar en donde se ensañaron muy particularmente, sobre todo en la Noche de los Bastones Largos y en la dictadura de 1976, con muchísimos desaparecidos que eran estudiantes, docentes, no docentes y graduados de nuestra universidad. Pero incluso en esos momentos oscuros, aun con las limitaciones a la libertad, aun desde la clandestinidad, los que se quedaron en la universidad seguían pensando y trabajando para que, cuando retornara la democracia, la universidad resurgiera con más fuerza. Después, ya en democracia, la UBA siempre salió a la calle cuando tuvo que defender los principios básicos de la universidad. Recuerdo las manifestaciones durante el gobierno de Menem en rechazo a la Ley de Educación Superior, el banderazo en rechazo al recorte presupuestario que quiso hacer López Murphy. Ahí participábamos de un extremo ideológico al otro, no estábamos todos de acuerdo en cómo solucionar el problema, pero sí estábamos de acuerdo en que no podíamos permitir que se restringieran valores básicos de la universidad, la autonomía universitaria, la generación de conocimiento, nuestra relación con la sociedad y el sector productivo. La UBA siempre estuvo a la vanguardia en la defensa de estas cuestiones. Y demostramos que con ingreso irrestricto, y con inclusión social, podemos estar en los primeros niveles del mundo en calidad académica.

- En los últimos años reapareció la tensión entre la autonomía universitaria y el rol de la universidad pública dentro de un proyecto de nación. ¿Qué papel cree que ha jugado la UBA?

- No hay ejemplo de desarrollo de un país que se sostenga en el tiempo donde la universidad no sea un elemento clave. En ese sentido, nosotros bregamos por participar en forma centralizada --por ejemplo, ahora hemos sido convocados al Consejo Económico y Social y estamos participando activamente-- y también descentralizada, a través de nuestros institutos, nuestras carreras, nuestros docentes e investigadores. A donde nos llamen, ahí estaremos.

- ¿Cuál es hoy el lugar de la UBA en el sistema universitario? Con la creación de nuevas universidades, ¿perdió cierta centralidad?

- No lo veo así, dicho de esa manera parecería que hay una competencia entre las universidades públicas y, en realidad, creemos que tenemos que complementarnos y ayudarnos. Históricamente, las universidades más tradicionales --Córdoba al principio, después la UBA, La Plata, el Litoral-- fueron abasteciendo con sus docentes e investigadores al sistema universitario, a medida que este fue creciendo. Nuestra universidad en ese sentido siempre fue preponderante por su tamaño y capacidad, seguimos siendo la universidad de mayor peso, la que más investigación y más doctores genera, pero también la que más interactúa con las demás universidades. La UBA sigue siendo la principal universidad que irradia docentes e investigadores al resto del sistema y lo hacemos con mucho orgullo, creemos que hay que apuntalar al desarrollo de todo el país, en conjunto con todas las universidades.

- Uno de los grandes cambios de las últimas décadas se relaciona con la feminización de la comunidad universitaria...

- Este es otro ejemplo de cuestiones en que la universidad va por delante de la sociedad. Fuimos una de las primeras instituciones en aplicar el protocolo para violencia de género y, como es de público conocimiento, tenemos todos los cursos de actualización en políticas de género, violencia de género, Ley Micaela. En lo institucional, por primera vez este año vamos a votar la renovación de todos los claustros con listas en las que el 50 por ciento de los candidatos van a ser mujeres. Ya se estaba dando una participación cada vez mayor de las mujeres, pero resolvimos hacer una política de discriminación positiva. Seguramente, en la próxima asamblea universitaria va a haber más mujeres que hombres. Puede parecer algo disruptivo hacia afuera, pero hacia adentro lo tomamos como algo natural, en la práctica esto ya estaba, lo que hicimos fue formalizarlo.

- De todos modos, sigue habiendo una baja representación relativa de la mujer en cargos jerárquicos. ¿Puede llegar a haber por primera vez una mujer como rectora de la UBA?

- Tuvimos varias vicerrectoras, decanas, vicedecanas… La cada vez mayor participación de la mujer va a llevar a que en algún momento tengamos una rectora, más pronto que tarde.